Paolo Navia S.

Hasta el Club House Restaurant, ubicado en el sector del muelle Barón, llegaron durante la mañana de ayer 22 alcaldes de los partidos Unión Democrática Independiente (UDI) y Renovación Nacional (RN), además de un puñado de independientes, para lanzar el nuevo referente opositor denominado "Alcaldes por Chile".

Con el lema "más que una ciudad, un país", los jefes comunales encabezados por Jorge Castro (UDI) de Valparaíso y José Miguel Arellano (RN) de Padre Hurtado, buscan desmarcarse de la visión política tradicional chilena y, principalmente, del descrédito que actualmente golpea a los partidos políticos a nivel nacional, referente que tiene como norte las elecciones municipales del próximo año.

"Todos los alcaldes pueden estar en este referente, no es condición que renunciemos a nuestras militancias, tampoco estamos optando por usar ningún instrumento que vaya a seducir a un electorado distinto, solamente estamos diciendo que los alcaldes unidos van a trabajar para la verdadera descentralización y para pasar a ser verdaderos gobiernos locales", declaró enfáticamente Jorge Castro.

La máxima autoridad municipal porteña agregó que "nos debemos al país y vamos a trabajar para procurar que "Alcaldes por Chile" no sea solo un referente que quede firmado, sino que se preocupe por su inclusión en las elecciones municipales del 2016".

En cuanto a los partidos políticos, Castro sostuvo que no van a trabajar bajo su alero, pues "somos un referente que lo hemos constituido con todos los alcaldes, sin importar militancia y lo que estamos haciendo es procurar tener todo lo administrativo para colaborar con nuestros colegas y así conseguir nuestro objetivo".

Críticas al gobierno

Por su parte, el alcalde de Lo Barnechea, Felipe Guevara (RN), resaltó la importancia que tendrá este nuevo referente en las elecciones municipales y también en las presidenciales.

"Si no logramos vigorizar al electorado, es muy difícil que ganemos las elecciones municipales y prácticamente imposible que ganemos las presidenciales. Por eso es importante este referente, para que podamos recuperar el gobierno en el 2017, pues lo que está en juego aquí es el futuro de Chile", expresó la autoridad.

Aprovechando la cita, el jefe comunal de Lo Barnechea criticó duramente a la Nueva Mayoría, enfatizando que durante el actual periodo "el país no ha crecido, no ha generado más empleo y no le ha puesto un freno a la delincuencia, que es lo que quiere la gente".

Por su parte, José Miguel Arellano, alcalde de Padre Hurtado, sostuvo que son los gobiernos comunales los que cada día reciben los problemas de la gente, criticando el rol que tiene el gobierno central para poder resolverlos.

"Este centralismo que se ha llevado en Chile durante tantos años no va bien, y creemos que de una vez por todas tenemos que fortalecer a los gobiernos locales", finalizó Arellano.

La decisión del intendente Gabriel Aldoney de ratificar a todo su gabinete, echando por tierra los esperados cambios, parece una réplica de la indefinición que ha caracterizado a algunas áreas del gobierno de la Presidenta Bachelet. Así como en Educación, las decisiones se anuncian y se "des" anuncian, en política regional parece estar pasando algo similar.

La generación de expectativas -los clásicos 100 días para...- pierden efecto cuando son bypaseados de manera habitual. En esa línea, el anuncio del intendente sobre posibles modificaciones en las seremías generó una percepción de autocrítica potente frente a lo que había sido el gobierno regional anterior. Mayor fuerza tomó la tesis cuando fue ratificada por dirigentes políticos de su coalición, como el propio alcalde de Quilpué, Mauricio Viñambres. Pero no alcanzó a pasar un mes, antes de que se deshiciera el pequeño trecho recorrido.

Primero se dijo que los cambios se anunciarían antes del 18 de septiembre. Luego, se extendió hasta fines de mes (cualquier semejanza con los anuncios sobre el gabinete parece que en esta ocasión no son mera coincidencia) y finalmente el humo blanco salió ayer. Pero no fue tan blanco como se esperaba.

Las expectativas sembradas eran altas, pues se esperaba un gobierno regional fuerte, como lo es Aldoney y su historia. Se esperaba un segundo tiempo, un golpe de brújula que modificara el horizonte. Pero la indefinición -que terminó en nada- hace presagiar que quizás, sólo quizás, este itinerario confuso puede repetirse en otras materias relevantes.

Lamentablemente, esto hace que la "rumorología política" haga aparición en escena, nuevamente. ¿Qué fuerza innombrable frenó los cambios, que en algún momento parecían a firme? ¿Qué pasará con otras decisiones relevantes de la región, como las que tienen que ver con las inversiones y el desarrollo? ¿Quién tomará las decisiones? ¿El intendente? ¿La Moneda? ¿Los parlamentarios?

Así, la indefinición termina generando más preguntas que respuestas. ¿Realmente el intendente quería cambiar a algunas autoridades? ¿Estuvo en sus pensamientos remover a un seremi de Transportes cuestionado y que sufre las calles de Santiago mientras toma decisiones para Valparaíso o Los Andes? ¿Los dirigentes ahora tendrán que ir a negociar a los ministerios, en la capital, para poder influir en las decisiones sobre la región? ¿O como, dicen las malas lenguas, son los parlamentarios oficialistas los que terminan dirimiendo quiénes entran y salen en el gobierno regional?

Cabe la posibilidad también -nuevamente acudimos a la rumorología, qué más nos queda- de que Gabriel Aldoney haya tomado esta decisión para ganar una pulseada que comenzó en el preciso momento en que las cabezas de los partidos regionales empezaron a pedir la salida de algunos secretarios ministeriales, de lo cual la prensa se hizo eco, algo así como una demostración de fuerza política y para dejar en claro que -como a la Presidenta- a él no lo pautean los medios.

Por lo pronto, la mirada se posa sobre sus tres flamantes asesores anunciados ayer (¿seremis in pectore?) que llevarán las riendas de los tres ejes de su hoja de ruta regional: conectividad, escasez hídrica y la nueva gobernanza para Quintero y Puchuncaví

Sin embargo, no queda del todo claro si es el intendente quien gana esta pulseada o, más bien, la región la que la pierde.

Al final del día, la duda es si la decisión de mantener el statu quo fue una opción genuina, pauteada desde La Moneda, "cocinada" por los parlamentarios, o, sencillamente, un desesperado intento por ganar tiempo .

Analista política, directora Escuela de

Periodismo Universidad Adolfo Ibáñez

Karen Trajtemberg