Brecha salarial por género
La última encuesta Casen muestra una diferencia de casi un 30% entre los sueldos de hombres y mujeres en la región. La convicción cultural respecto a la menor eficacia del género femenino en el mundo laboral debe desaparecer.
La discriminación por género adquiere un carácter cuantificable cuando se analizan los datos de la encuesta Casen en materia laboral. Según el estudio realizado por el Estado, en la Región de Valparaíso existe cerca de un 30% de diferencia en los sueldos de hombres y mujeres. Los datos sorprenden por su magnitud: mientras la remuneración mensual masculina es en promedio de $ 477.000, la femenina alcanza a los $ 340.00. La indignante brecha asciende a $ 137.000 ante similar trabajo.
La muestra comprueba claramente lo que se percibe en el ambiente: no se ha avanzado lo suficiente en términos concretos para evitar que el género de una persona condicione aspectos tan relevantes para su vida, como por ejemplo su sueldo.
El triste fenómeno tiene otro tipo de implicancias, debido a que se comprobó además que el 40% de los jefes de hogar en nuestro país son mujeres. Todo su grupo familiar, entonces, se ve afectado por la desigualdad que genera la sociedad al no igualar el pago a trabajadores y trabajadoras.
Una fina ironía se produce al constatar, en la misma encuesta Casen, que a nivel regional son las mujeres quienes se capacitan más en sus ámbitos laborales, con un 15,7% versus un 15,3% de los hombres. El género femenino está más preocupado de hacer mejor su trabajo y, sin embargo, gana menos por su esfuerzo. A todas luces un contrasentido.
Otro aspecto pendiente es igualar la tasa de ocupación por sexo, puesto que mientras la masculina alcanza a un 63,1%, la femenina es sólo del 40,3%.
La reforma laboral permite, mediante la negociación colectiva con los empleadores, corregir la discriminación. La equidad de género puede ser resguardada accediendo al monto de las remuneraciones de los asociados a un sindicato, exigiendo que en un mismo cargo no se haga una diferencia de sueldo de acuerdo al sexo del trabajador. Además, se puede poner a una mujer en la comisión negociadora -si es que no hubiera una en la mesa de los agremiados- para resguardar el cumplimiento de la normativa.
Sin duda, es un avance, pero no todo puede ser corregido mediante leyes. La convicción cultural respecto a la menor eficacia del género femenino en el mundo laboral debe desaparecer. Primero, porque la discriminación no se puede aceptar, y segundo, porque no es cierto: mujeres y hombres cumplen por igual.