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ENTREVISTA. Ricardo Israel, analista internacional:

"A Trump hay que tomarlo en serio porque está cumpliendo lo que anunció"

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Paola Passig

"A Donald Trump hay que tenerle miedo, pero tampoco tanto", sostiene el analista internacional, Ricardo Israel, al evaluar el comportamiento del Presidente norteamericano en las pocas semanas que lleva en la Casa Blanca.

Y es que si bien reconoce que su discurso ha sido duro, sexista y xenófobo, y que está cumpliendo cada uno de los anuncios que hizo en la campaña, en EE.UU. existe la capacidad de contrarrestarlo.

-¿Por qué?

-Por los "checks and balances", o sea los frenos y contrapesos del sistema norteamericano. El mejor ejemplo lo tenemos en lo que le pasó a Obama que no pudo cumplir, ni para bien ni para mal, con los cambios que se esperaba, ni siquiera el más simbólico como fue el cierre de Guantánamo. Entonces, muchas de las cosas que hemos visto en estos días también se dieron con Obama, como es gobernar por decreto, lo que se llama "executive order". Y a Obama le pasó algo muy similar a lo que le ocurrió a Trump con un juez de Texas, pero esa vez con un juez de Seattle, referido a los "dreamers", o sea los niños que llegaron ilegalmente muy pequeños a EE.UU., y a quienes se les quería dar permiso de trabajo, estudios, salud. O sea, sacarlos de la clandestinidad. Y ese proyecto se lo pararon a Obama.

-¿Cómo se entiende el estilo Trump?

-La que mejor leyó el escenario electoral fue una periodista que no era muy conocida, pero que después del triunfo sí se hizo conocida, y que sostuvo que "los partidarios de Trump lo tomaban en serio, pero no literalmente y que los adversarios de Trump no lo tomaban en serio pero sí tomaban literalmente todo lo que decía". Entonces ahora habría que decir que hay que tomarlo literalmente y también en serio porque está cumpliendo todo lo que dijo a través de las órdenes ejecutivas.

-¿Lo podrá hacer?

-Lo que pasa es que en EE.UU. la división de poderes es en serio. La Corte Suprema desde los inicios del siglo XIX determina en sus decisiones el mismo valor de una ley. Es un referente obligatorio para toda decisión, para el Gobierno, el Parlamento y para todo el sistema de corte. Y ha habido temas candentes en lo político que han sido definidos por la Corte Suprema, como lo fueron el aborto y la integración racial. Además, el Congreso nortamericano es en serio, no como el nuestro. El Presidente no tiene iniciativa de ley, no marca las urgencias y no maneja las platas. En Chile es todo lo contrario. Entonces no basta con la decisión del rey, del Presidente o de la autoridad, porque mover un imperio es como mover un trasatlántico y se mueve lentamente.

-¿Existe un riesgo?

-Ante solíamos decir que EE.UU. era como la Pepsi y la Coca Cola, y que no pasaba nada. Hoy existe una protesta social muy intensa, está reaccionando el mundo político, el mundo judicial y vemos a un EE.UU. completamente polarizado y dividido. Sin embargo, estos pesos y contrapesos que tiene el sistema hacen que muchas de las medidas que ha anunciado deban pasar por el Congreso, donde los senadores son increíblemente independientes y vimos en la campaña cómo los senadores republicanos pensaban lo opuesto a Trump. Lo que va a ser decisivo en su relación con los republicanos, que tienen mayoría, es que EE.UU. está en campaña permanente, porque dentro de dos años habrá elección de toda la Cámara de Diputados, de muchas gobernaciones y de un tercio de los senadores. Entonces, depende de cómo le esté yendo, como le ocurre a la Nueva Mayoría en Chile, el apoyo o el rechazo que va a tener. Pero hay muchas cosas en que los republicanos piensan lo contrario porque son partidarios del libre comercio, no son partidarios de aumentar el déficit fiscal y menos de construir un muro, que por lo demás lo inició Clinton.

-¿Ellos serán gravitantes?

-Lo realmente decisivo serán las decisiones que va a tomar la justicia, y cuando esto se transforme o no en una ley. Esta es una pelea que recién está empezando como recién está empezando la oposición en las calles.

-Trump apeló de la decisión del juez de Seattle que bloqueó su orden ejecutiva contra la inmigración. ¿Cómo ve este escenario?

-Esta apelación va a terminar tarde o temprano en la Corte Suprema y ese va a ser un pronunciamiento definitivo. Ahora en este momento en la Corte Suprema hay un empate y para que sea aprobado en el Congreso se requieren tres quintos, y necesitan los votos demócratas.

-¿Entonces no va a poder cumplir sus promesas?

-No las va a poder cumplir. El problema es que gran parte de sus promesas son incumplibles, como eso de devolver los empleos industriales bien pagados y como ni siquiera EE.UU. se puede bajar de la globalización y esos empleos no se perdieron por culpa de México, sino que porque en la industria automotriz están siendo reemplazados por la robotización. Entonces va a tratar de cumplir las promesas pero no le será fácil porque no basta con la decisión del Presidente, ya que todos los recursos tienen que tarde o temprano pasar por el Parlamento y todas las decisiones pueden llegar constitucionalmente a la Corte Suprema.

-¿Y cuál es el efecto del retiro de EE.UU. del TPP?

-Ya se retiró para todos los efectos prácticos, que es algo que sí puede hacer el Presidente porque no es ley, no hay nada que cambiar. Entonces un escenario es que los países que ya estaban de acuerdo sigan adelante, y lo otro es que esto sea una gran oportunidad para China. La elite global anda buscando alguien que los represente y se está dando el curioso hecho de que un país que es comunista está encabezando las fuerzas partidarias del libre comercio.

-¿Qué EE.UU. se retire no tiene ningún impacto para Chile?

-En este minuto no, por el Tratado de Libre Comercio que tenemos, como tampoco el tema de las visas. Puede tener un efecto indirecto si afecta a México y si afecta a China. Pero como lo han dicho los propios industriales, hacer los teléfonos en EE.UU. costaría el doble.

-¿Hay que tomarlo o no en serio?

-Sí. Hay que tomarlo en serio. El hombre va a intentar cumplir, el hombre no es controlable pero está dentro de un sistema y es un sistema que no es cambiable por la sola voluntad de una persona; un sistema que le da mucho poder al Congreso y a la Corte Suprema. Además es un hombre que tiene una relación compleja con sus partidarios.

"Antes decíamos que EE.UU. era como la Pepsi y la Coca Cola, y que no pasaba nada. Ahora hay protesta social, está reaccionando el mundo político, el judicial y vemos a un EE.UU. polarizado y dividido". "En este minuto no (afectará a Chile) por el Tratado de Libre Comercio que tenemos. Tampoco en el tema de las visas. Puede tener un efecto indirecto si afecta a México y si afecta a China"."