Polémica por uso de parque A. Barrios
El Instituto Nacional de Deportes, propietario de los campos deportivos, entró en conflicto con clubes playanchinos.
Alejo Barrios Contreras, alcalde de Valparaíso entre 1888 y 1891, fue quien le dio un carácter deportivo al antiguo Campo de Marte de Playa Ancha, explanada que había sido donada al Estado por Guillermo González de Hontaneda en las primeras décadas del siglo XIX.
En agradecimiento a la gestión del impulsor de la actividad física en aquellos terrenos, el 19 de febrero de 1932 los clubes de fútbol que ocupaban las canchas del parque se agruparon para fundar la Asociación Alejo Barrios.
Ochenta y cinco años han pasado desde el nacimiento de la organización, que hoy se ufana de agrupar a más de siete mil jugadores que cada fin de semana le dan vida a uno de los campos deportivos más importantes de la región.
Grandes valores del fútbol nacional se formaron en estas canchas de tierra playanchinas. Desde Conrado Welch Shepperd, del Deportivo Playa Ancha, hasta David Pizarro Cortés, de Caupolicán.
El gran peso específico del Alejo Barrios no se puede desconocer. Y por eso el conflicto que hoy vive la asociación con el Instituto Nacional del Deporte, propietario de estos campos deportivos, resuena con fuerza en el mundo del fútbol. Y no sólo en el amateurismo.
Desde que el municipio porteño se vio obligado a venderle al Estado el polo deportivo de Playa Ancha (que incluía las canchas de tierra, el estadio y el velódromo) debido a las deudas que generó la gestión alcaldicia de Hernán Pinto, los clubes que utilizaban el parque debieron cumplir con ciertas condiciones básicas para ir renovando su convenio con el Instituto Nacional del Deporte. Sin embargo, una serie de incumplimientos en estas normas mínimas ocasionaron un quiebre con el dueño de los terrenos.
En medio de esta disputa, se reflotaron rumores respecto a una supuesta intención del Fisco de venderle las canchas a una cadena de supermercados. Eso es falso.
Lo que no es falso es que muchas veces los dirigentes del fútbol amateur no cuentan con las herramientas ni la preparación para ir mejorando su gestión como administradores de sus instituciones y de la infraestructura estatal que se les entrega a través de convenios.
Por eso es importante que la resolución del conflicto entre el fútbol amateur y el Estado permita no sólo que siga viva una tradición centenaria en las canchas playanchinas, sino que también signifique un remezón para quienes mantienen vigente esta liga. No pueden pretender un trato preferente si su gestión es deficiente.