En una decisión que merece ser imitada no sólo en Valparaíso, sino que en todo el país, los organizadores del Carnaval Mil Tambores anuncian un compromiso con la ciudad: reciclar los plásticos que dejan en las calles los participantes en la actividad de tres días que se iniciará el 29 de este mes.
Así, tras el estruendo de los tambores -que no es del agrado de todos- y a los coloridos desfiles que pasarán por las calles de la ciudad, habrá una huella positiva de respeto a Valparaíso, sus habitantes y su maltratada condición patrimonial.
Mil Tambores, como otras concentraciones masivas de público, suman al jolgorio del encuentro cantidades de desperdicios que contribuyen al lamentable sello de desaseo que ostenta Valparaíso. Pero en un alto porcentaje de esos desperdicios hay elementos potencialmente reciclables de plástico, vidrio o metal.
En esa dirección, señala Karen Jorquera, productora ejecutiva del evento, "estamos trabajando en un plan de reciclaje con tres organizaciones en la campaña Amamos Valparaíso, donde estamos concientizando a las personas para hacerse parte en el cuidado y respeto por la ciudad".
Insistiendo en ello, Nélida Pozo, directora regional del Consejo de la Cultura y las Artes, destaca que Mil Tambores "ha puesto este año el énfasis en crear conciencia de respeto a la ciudad".
Y ese es el punto clave, respeto a la ciudad, actitud que debe ser una conciencia colectiva que refiere al aseo, a terminar con los rayados de espacios públicos y privados, al cuidado del mobiliario urbano, de los medios de transporte y a todos los componentes que forman parte del patrimonio común de la sociedad.
Y entramos en el recurrido y proclamado tema ambiental, que en estos días ha estremecido los muros de La Moneda, pero que es una materia en la que todos tenemos una cuota de responsabilidad que asumir como parte de nuestras actividades, tanto en el hogar como en el trabajo y la diversión.
Mil Tambores es una oportunidad para que colectivamente se demuestre un efectivo respeto y compromiso por el medioambiente con una tarea de reciclaje, sistematizada, con la participación de organizaciones especializadas, cuyo resultado, según se anuncia, será la fabricación de mobiliario urbano destinado a un espacio que lleva el nombre de Violeta Parra a quien, justamente, está dedicado este año el carnaval.
Este mismo ánimo debe estar también en otras externalidades que no tienen directa relación con el evento, pero que se ven durante esos días, como es el exceso en el consumo de alcohol en las calles, posibles destrozos en la ciudad o daños a ésta.