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España: Rajoy no intervendrá Cataluña si Puigdemont llama a elecciones locales

CONFLICTO. Esto siempre y cuando el anuncio a votaciones no incluya una declaración de independencia de la región.
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El Gobierno de España está dispuesto a frenar la aplicación de medidas en contra del Ejecutivo regional de Cataluña si su presidente, Carles Puigdemont, convoca elecciones anticipadas y renuncia a declarar la independencia.

Según la agencia de noticias EFE, para "fuentes del Gobierno español" la opción de convocar elecciones es el único camino para que Cataluña vuelva a la legalidad, pero dependería de cómo se hiciera. En ese sentido, Madrid distingue entre anunciar elecciones anticipadas sin más o que ésta conlleve la confirmación de la declaración de independencia.

Puigdemont, que "en principio" no contemplaría esa opción, tiene de plazo hasta hoy para responder al requerimiento del Gobierno sobre si declaró o no la independencia de la región el 10 de octubre en el Parlamento catalán.

Si no contesta, lo hace de forma ambigua o certifica que declaró la independencia, el Ejecutivo de Mariano Rajoy propondría las medidas que tendría que aprobar el Senado en desarrollo del artículo 155, el cual le permitiría al Gobierno central asumir directamente las funciones de las autoridades regionales.

Como no existe una ley electoral catalana propia, el llamado a comicios autonómicos se rige por la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (Loreg) española, por lo que tendría que cumplir con las normas fijadas en ella. Si Puigdemont decidiera llamar a elecciones, en aplicación de los plazos de la Loreg y si quiere que sean este año y antes de Navidad, tendría que hacerlo como máximo el miércoles 25 de octubre, porque son necesarios 54 días desde que se convocan hasta que se celebran. Si eso ocurriera, los comicios en Cataluña se celebrarían el 17 de diciembre.

Xi se encumbra entre próceres del PC y promete "una nueva era" china

SOCIALISMO. Ayer se realizó la apertura del XIX Congreso del partido único. Allí, el Mandatario destacó los avances de su régimen en materias como PIB y corrupción.
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Desde ayer, luego de su discurso que marcó la apertura del XIX Congreso del Partido Comunista de China (PCCh), Xi Jinping, el Presidente del país asiático, se inscribió entre los grandes próceres socialistas luego de prometer "una nueva era" y una China "erguida entre todas las naciones" en 2050.

El triunfalista mensaje de Xi, quien condicionó este auspicioso futuro a la continuación del régimen que lidera y sus políticas, fue escuchado por cerca de 2.300 delegados del PCCh. Fue uno de los discursos más largos que se recuerdan en el Gran Palacio del Pueblo, de tres horas y media, en el que repasó su labor desde el anterior congreso de 2012, cuando fue elegido secretario general para poco después llegar a la presidencia.

Y es que la influencia de Xi es tal, que su nombre podría ser inscrito en la carta del partido, honor reservado hasta entonces a Mao Tse-Tung, fundador de la República popular, y a Deng Xiaoping, artífice de las reformas que propulsaron a China al rango de segunda potencia económica mundial.

El discurso

"Todos los camaradas del partido (...) debemos pensar en los eventuales peligros en tiempos de paz y atrevernos a hacer cambios", destacó Xi al comienzo de su discurso. Subrayó también los logros de sus cinco años en el poder, una época "con un entorno exterior caracterizado por una economía mundial sin fuerzas para recuperarse", en la que China, sin embargo, se consolidó como segunda potencia económica y aumentó su PIB desde los ocho hasta los 12 billones de dólares.

El Mandatario valoró los avances chinos en la carrera espacial, la celebración de varias cumbres que aumentaron el prestigio internacional del país (G20, Foro Asia Pacífico, BRICS) y el haber sacado de la pobreza a más de 60 millones de personas. También afirmó que "se frenó resueltamente a las fuerzas secesionistas que persiguen la independencia de Taiwán".

No podía faltar la mención a la lucha contra la corrupción, gran bandera de su Gobierno, y en ese sentido subrayó que el PCCh luchó decididamente contra los "hábitos malsanos" de sus altos cargos y cumplió su "papel de afilada espada", en campañas que han castigado a 1,4 millones de funcionarios corruptos.

También recordó la historia del PCCh, que se acerca a su centenario (fue fundado en 1921) y rememoró que "combatió 28 años bañado en sangre" para lograr "la transformación más amplia y profunda desde que comenzó la historia de la nación china".

Optimismo

El máximo líder chino mostró su optimismo para asegurar que el país "está cerca de culminar la gran revitalización de la nación", prometiendo "una nueva era". Aunque, dijo, para ello debe "oponerse resueltamente a toda acción que divida nuestra patria" y "eliminar de su sano cuerpo todos los virus corrosivos".

Xi fijó numerosos objetivos futuros para continuar la apertura económica, entre ellos el de "hacer que el mercado juegue un papel decisivo en la distribución de los recursos" y participar en el proceso de globalización económica.

Anunció además que China ya está a punto de lograr la "sociedad moderadamente próspera", que fue el gran objetivo del anterior secretario general y presidente, Hu Jintao.

Xi afirmó que tras ello llegarán dos etapas: una entre 2020 y 2035, en la que el país "ocupará un lugar en las primeras filas de los países innovadores", y otra hasta 2050 en la que la nación china "se erguirá entre todas las naciones del mundo".

Una china abierta

Prometió una China abierta a la economía mundial, ya que "el enclaustramiento conduce al atraso", y afirmó que el país debe mantener su régimen, "una dictadura democrática popular", ya que no consideró recomendable "trasplantar mecánicamente las modalidades de los sistemas políticos extranjeros".

"Construiremos una China de paz" y un país que "jamás aspirará a la hegemonía ni practicará la expansión", cerró.

"Todos los camaradas del partido debemos pensar en los eventuales peligros en tiempos de paz y atrevernos a hacer cambios"

Xi Jinping, Presidente de China"