Ambulantes, la punta del iceberg
Duras afirmaciones del comercio establecido ante persistencia de ventas ilegales en las calles de Viña del Mar. La acción policial es compleja, pues hay un riesgo objetivo para los funcionarios cuando actúan contra los ambulantes y muchas veces rechazo del público que ve con simpatía ese comercio.
Definitivamente, la ordenanza municipal destinada a reprimir el comercio informal en Viña del Mar ha fracasado. Esa es la conclusión que dejan las declaraciones del presidente de la Cámara de Comercio y Turismo de la comuna, Rodrigo Rozas. ¿Exageración? Los hechos parecen dar la razón al dirigente, pues la presencia de vendedores ilegales en pleno centro de la ciudad es un hecho permanente que se acentúa en temporada de verano.
La ordenanza contemplaba, entre otros aspectos, una multa de hasta 5 UTM (Unidades Tributarias Mensuales), unos 235 mil pesos, a quienes adquirieren productos a los ambulantes y, lógicamente, a los vendedores.
Al parecer, de acuerdo a Rozas, la normativa no se hace cumplir, pues "los ambulantes tienen todas las garantías. Carabineros tiene la facultad de multar y no lo hace; tal vez quiere legitimar el emprendimiento informal y la delincuencia; la oferta callejera de hoy no se condice con la cantidad de multas, que han sido mínimas".
Graves imputaciones que reflejan la impotencia del comercio establecido, que debe enfrentar en sus puertas una competencia sostenida y amenazante que viola normas de calidad, de propiedad intelectual, tributarias, laborales y sanitarias. A veces, la abigarrada presencia de los comerciantes ilegales cubre hecho delictuales, tanto en el terreno mismo como en el origen de las mercaderías en venta, que pueden ser robadas o de contrabando.
Desde otro punto de vista, hay que considerar que la acción policial, criticada por el dirigente, es muy compleja, pues hay un riesgo objetivo para los funcionarios cuando actúan contra los ambulantes y muchas veces rechazo del público que ve con simpatía ese comercio informal.
Por otro lado, la actividad misma de los ambulantes da cuenta de una faceta más del trabajo "por cuenta propia", resultado de la falta de empleos formales, fruto muchas veces del cierre o disminución del comercio establecido que, justamente, genera empleos formales.
Hay que señalar también que el problema es general y se presenta en todo el país, pero esta realidad no pueden ser pretexto para rendirse ante el comercio ilegal. Más allá de la sanción directa, es necesario investigar a fondo el origen de las mercaderías que se venden en las calles. Los volúmenes de productos en venta son muy grandes, la cual supone transporte y almacenamiento. No se pueden olvidar tampoco los asaltos a camiones cargados con mercaderías, productos que, de un modo u otro, terminan en la venta al detalle.
El comercio ambulante ilegal es la punta del iceberg, lo que exige mirar más allá de esa superficie que es la venta callejera.