Tejedoras chilenas rescatan lana MÁS antiguA del mundo
INDUSTRIA. La hebra de oveja merino posee una gran suavidad, además de ser térmica, antibacterial y protectora contra los rayos UV.
La oveja merino, originaria de España, es una de las razas más antiguas del mundo y su lana una de las más preciadas, pero descuidada por la producción industrial. Por esta razón, un grupo de tejedoras y productores de ovino de la Región de O'Higgins comenzó a rescatarla del olvido.
"Lo que más me gusta de esta lana es su suavidad, y que se logra una prenda liviana y calentita. De hecho, acá no se conocía mucho, porque ha habido muchas mezclas entre las ovejas, además la gente se dedica a criarlas para carne", dijo la artesana Margarita Beas, quien se dedica a este oficio desde niña.
Las comunas de Chimbarongo, San Fernando, Placilla, Lolol, Pumanque, Paredones, Santa Cruz, Las Cabras, La Estrella, Litueche y Chépica, concentran el rebaño más grande de esta especie de oveja en el país, sumando alrededor de 25 mil cabezas.
Beas, quien trabaja en el tejido desde hace más de veinte años, es apoyada por el Centro Ovisnova, de la Universidad Santo Tomás y el gobierno regional para dar valor a la producción de lana merino.
"Con este proyecto queremos rescatar el patrimonio de ovejas merino que existe en la región. La idea es mejorar la calidad de su lana y ponerla al servicio del trabajo de las artesanas del territorio", señaló la directora de Ovisnova, Marcela Gómez.
La fineza de sus hebras es una de las principales propiedades que ofrece la lana merino, por lo que es utilizada en prendas de vestir delicadas, por su gran suavidad; y también deportivas, producto de su capacidad térmica, la ausencia de malos olores -es antibacterial -y su efecto protector de los rayos UV.
Los productores también afirmaron que es una tela renovable, reciclable y biodegradable, lo cual la convierte en un material noble muy apetecido en el mercado.
"Las tejedoras hacen cosas maravillosas, cosas patrimoniales. Han heredado esta cultura de sus madres, de sus abuelas, pero creo que la gente no tiene la claridad del valor que esto tiene. Es un trabajo hecho a mano, hecho realmente con técnicas que son ancestrales", remarcó Gómez.
Textiles
Los investigadores se preocuparon de realizar una simbiosis entre la calidad y el diseño, para impregnar a la lana merino un sello de calidad, con trazos únicos, y en una variedad de productos.
La diseñadora especializada en conservación de textilería, Alejandra Fuenzalida, explicó que en el proyecto se desarrollaron objetos como pieceras, bajadas de cama, cojines, cortinas y vestuario.
"Ahí entra el rol principal de la lana merino, porque su foco son los productos que están en contacto con la piel", precisó Fuenzalida.
Esta iniciativa busca, además, incentivar a las mismas artesanas a darle un valor agregado a las lanas, ya que actualmente esta fibra sólo se trabaja de manera industrial, por medio de ovejeros que la venden a empresas intermediarias, que producen ropa y tejidos fuera de Chile.