T2, el gigante egoísta
Biólogo
La larga evaluación de impacto ambiental del T2, que comenzó el año 2014, ha evidenciado lo perjudicial de este proyecto para Valparaíso. Ya no sólo se trata de los graves impactos a los ecosistemas terrestres, o del entierro definitivo del acceso al mar para sus habitantes, o de los daños irreparables a la condición de patrimonio mundial. A esta nefasta situación se añade el riesgo irreversible a la salud de sus habitantes.
Desde el 2016 tenemos conocimiento de que el proyecto empeora la calidad del aire producto de sus emisiones atmosféricas, tanto a nivel de construcción como de operación. Hoy, con la adenda complementaria 2 quedó definitivamente ratificado que el T2 aportará 104 tons/año de material particulado, cantidad equivalente a lo que genera la fundición de Codelco Ventanas a Quintero. El componente de "riesgo a la salud de la población" no estuvo en conocimiento de la comunidad porteña, ya que la empresa informó que sólo emitiría 5 tons/año de material particulado en su etapa de operación. Es decir, 20 veces menos de lo informado actualmente.
Lo anterior deja de manifiesto un gran vacío respecto de los análisis de impacto real y sostenido que este proyecto puede generar para Valparaíso y su población. Lo que no se ha hecho, o no se ha querido hacer, es una evaluación que dimensione el aporte que generará el aumento de la actividad marítima global en las emisiones de uno de los contaminantes más perjudiciales, responsable de la muerte de 3.700 chilenos cada año (Informe del estado del Medio Ambiente MMA 2016), debido a que incrementa la mortalidad de pacientes con enfermedades pulmonares y cardiovasculares, así como la probabilidad de infartos cardiacos y de cáncer respiratorio, riesgos que no han sido evaluados en los análisis de los interesados.
La empresa portuaria continúa dando señales de estar aislada de Valparaíso, queriendo instalar un límite fronterizo entre la ciudad y el borde costero, con un proyecto fuertemente cuestionado por diversas organizaciones, instituciones y gremios a nivel local, nacional e internacional, tanto por su impacto a la condición de sitio de patrimonio mundial de la ciudad como al desarrollo de las economías locales vinculadas al ámbito portuario.
Como si a Valparaíso no le bastara con los incendios, derrumbes y pobreza, hoy se suma un proyecto que, aunque declare ser un aporte al desarrollo y a oportunidades de trabajo, será también el responsable del deterioro de su salud de los porteños.
Salvador Donghi