En los últimos años, la humanidad ha experimentado un crecimiento urbano sin precedente. En la actualidad, cerca de 4 mil millones de personas, es decir, más del 50% de la población, vive en ciudades y se proyecta que para los próximos 12 años este número aumente en un 20%.
Es por esto que nos encontramos en el momento de replantearnos la planificación de las ciudades y de ser extremadamente cuidadosos en cuanto al impacto que las industrias y proyectos inmobiliarios tienen en ellas. A esto se le agrega el cambio climático, especialmente en Chile, que se encuentra entre las 10 naciones más vulnerables del mundo en este ámbito.
Según un informe entregado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), seis ciudades chilenas se encuentran dentro del top 20 de las más contaminadas de América. Coyhaique lidera dicho ranking en el continente, en el puesto número 139 de las 4.375 ciudades de 108 países evaluadas. Esto revela la necesidad que tiene el país de generar el cambio hacia ciudades más sostenibles.
Ya son muchos los países que están reformulando su forma de planificación, teniendo en cuenta el alarmante escenario medioambiental a nivel global. Recientemente, 19 ciudades importantes, que pertenecen al Grupo de Liderazgo Climático conocido como el C40, firmaron una declaración en que se comprometen a tener edificios de "energía cero". Para 2030, todos los nuevos edificios construidos cubrirán sus necesidades energéticas con fuentes renovables y, por lo tanto, no tendrán emisión de dióxido de carbono.
Las medidas relacionadas con la eficiencia energética son primordiales. Los edificios situados en zonas urbanas son una de las fuentes "más importantes" de emanación de gas y generan, en promedio, más de la mitad de las emisiones de una ciudad. En urbes como París y Londres ese porcentaje se eleva a más del 70%. Además, estos constituyen una fuente más de contaminación.
Según la OMS, son más de siete millones de personas las que mueren prematuramente todos los años por la contaminación del aire y en la vivienda. La misión es más que clara: de aquí al 2030 debemos lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean limpios, inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles. En Chile debemos prestar especial atención a la calidad del aire ya la gestión de los desechos, así como proporcionar acceso universal a zonas verdes y espacios públicos seguros, inclusivos y accesibles, en particular para las mujeres y los niños, las personas de edad y las personas con discapacidad.
América Latina, que cuenta con ciudades altamente contaminadas y que ha vivido graves emergencias ambientales, debe apuntar hacia una actitud más comprometida frente a la sostenibilidad de sus ciudades, de acuerdo con los ODS 11 (Objetivos de Desarrollo Sostenible que refieren a las ciudades), y hacer los cambios necesarios para ser más resilientes y así evitar que las ciudades colapsen y que los daños hacia el planeta y sus habitantes se vuelvan irreversible e inmanejables. Las ciudades y la forma de vida en ellas son determinantes para una mejor calidad de vida, para la salud, el bienestar y la paz social.
Margarita Ducci*