En declaraciones a El Mercurio de Valparaíso, el presidente de la Comisión de Desarrollo del Consejo Regional y público aspirante al cargo de alcalde de Valparaíso, Jaime Perry, planteó un escenario comercial de corte casi apocalíptico para la zona, cuestionando directamente las proyecciones hechas por el intendente Jorge Martínez Durán, quien tras su reunión del fin de semana en La Moneda fijó como meta el primer semestre de este año (siendo precisos, quedan poco más de cien días) para revertir la tendencia negativa en inversión y desempleo que tiene a nuestra Región como la única con retroceso económico en 2018 (-0,4%, de acuerdo con el Inacer consolidado del 20 de febrero pasado).
Su visión, por cierto respetable, se fundamenta en la supuesta falta de capacidad, de interés e incluso abundancia de ribetes ideológicos que tendrían las actuales autoridades regionales y municipales, más preocupadas de "entregar subsidios, aportes estatales, aumentos de presupuesto regional, la permanencia en sus cargos y la inmortalidad como funcionarios públicos", que de estimular la inversión privada.
Agrega Perry, con pesimismo y -repetimos- en su cargo de presidente de la Comisión de Desarrollo Regional, que "le pongo la firma: no vamos a ver variación positiva en los índices, las inversiones anunciadas no se van a concretar, la región entrará en una franca decadencia y al corto plazo habrá que enfrentar medidas de emergencia para traer inversión".
En resumen, Valparaíso las tendría negras, dice Perry, por: a) la falta de certeza jurídica; b) las eternas trabas a grandes proyectos como el recientemente caído Terminal 2; y c) autoridades que "generan desconfianza", disparando directamente contra el alcalde Jorge Sharp, a quien acusa de "no tener visión de desarrollo" y de querer "instalar una pobreza con la cual se debe entender bastante mejor".
Podrían interpretarse, en vistas de su recientemente anunciada candidatura a la alcaldía porteña, la que incluso cuenta con el apoyo de Acción Republicana y José Antonio Kast, que las palabras del ingeniero comercial, excapitán de fragata de la Armada y exdirector financiero de Santa Isabel podrían tener una intención político-electoral. Empero, queda la triste sensación de que más allá -mucho más allá- de todos los anticuerpos que pueda generar el consejero regional entre los empresarios y políticos locales, no se vislumbran, y mucho menos se ven, "brotes verdes" que permitan ilusionarse con un ligero cambio de tendencia en la larga caída regional.
Al final de cuentas, como bien decía Huidobro, quizás nuestra narrativa porteña se restrinja sólo a eso: a caer, en infancia, vejez, lágrimas y risas; en música sobre el universo, de la cabeza a los pies, de los pies a la cabeza, del mar a la fuente y al último abismo de silencio. Finalmente, como el barco que se hunde apagando sus luces (¡qué metáfora más oportuna!), al fondo de nosotros mismos, lo más bajo que se pueda caer.
Sólo nos estaría faltando ir vestidos de tirolés.