Las ciudades chilenas crecieron por muchos años sin una política nacional de desarrollo. Muchos creemos que esta carencia es la causa de gran parte de los problemas que observamos hoy en nuestras ciudades. Pero el año 2012 se inició un proceso de reflexión con la finalidad de elaborar una nueva Política Nacional de Desarrollo Urbano. El resultado de este trabajo fue su promulgación el 2014, transformándose en una carta de navegación que define los principales desafíos y prioridades para transformar las ciudades. Para ayudar a su implementación se creó el Consejo Nacional de Desarrollo Urbano, instancia que integran actores de la sociedad civil, quienes comparten la tarea de custodiar los principios de la nueva política.
En su última sesión plenaria, y primera de 2019, del Consejo Nacional de Desarrollo Urbano, sus integrantes aprobaron de forma unánime la creación de los Consejos Regionales de Desarrollo Urbano.
Este es un paso que busca alojar en cada región la discusión sobre los desafíos de las distintas ciudades y lograr así una mayor sensibilidad de las políticas públicas respecto de las singularidades de cada urbe en Chile. Cada región es un pequeño universo con características e identidad propia que las definen y hacen única. Pensar con una visión santiaguina los problemas de las ciudades puede sólo exportar a las regiones los problemas de nuestra capital. Algo que queremos evitar a toda costa.
La mayoría de los chilenos -incluyéndome- vivimos fuera de la capital, por lo que descentralizar la discusión sobre el desarrollo urbano sólo puede ser posible en la medida que ésta se produzca en el lugar adecuado, y ese lugar no puede ser otro que las propias ciudades donde ocurren los fenómenos a discutir.
La Política Nacional de Desarrollo Urbano vigente desde el 2014, es explícita en señalar la importancia de estas instancias, por lo que es tarea del Consejo Nacional lograr su implementación en todas las regiones. Se suma a esto la Ley de Fortalecimiento de la Regionalización que, entre muchas otras cosas, permitirá la transferencia de competencias, en materia urbana, a los gobiernos regionales. Esto presenta una oportunidad inmejorable para construir una mayor y mejor gobernanza local, además de una articulación entre los actores públicos y la sociedad civil que beneficie a los territorios.
La experiencia nacional e internacional ha demostrado que la única forma de abordar adecuadamente los múltiples desafíos de las ciudades, es sumando a los actores locales, trabajando en forma conjunta y sobre la base de la confianza, la participación y el conocimiento colaborativo y multidisciplinario.
El Consejo Nacional de Desarrollo Urbano ve esta iniciativa como una gran oportunidad de descentralización e invita desde ya a todos los actores regionales a sumar esfuerzos y crear convergencia para poner en marcha los Consejos Regionales de Desarrollo Urbanos.
Sergio Baeriswyl
Presidente del Consejo Nacional de Desarrollo Urbano