Algo huele mal en Dinamarca
El enredo suscitado tras las quejas del Instituto Gaudí debe ser aclarado cuanto antes.
Siendo sinceros, no pocos eran los que comentaban en privado la dudosa calidad de la exposición sobre el arquitecto catalán Antoni Gaudí, traída por el Colegio de Arquitectos local al Parque Cultural de Valparaíso, y por estos días sumida en un escándalo por el supuesto no pago por parte de la productora intermediaria a The Gaudí Research Institute, hecho que también se dejó caer como furioso rumor el último viernes.
Básicamente, el curador y comisario de la muestra, miembro fundador del citado instituto, Pere Figuerola -quien estuvo en Chile a cargo de la exhibición- se quejó con el presidente de los Arquitectos, Claudio Carrasco, y el presidente del directorio del PCdV, Roberto Barría, por el no pago de derechos desde el mes de marzo por parte de la productora Pol Leku S.L., representada por el español Ángel Domínguez.
Ante la nula respuesta tanto del CAV como del PCdV, Figuerola pidió el viernes pasado la intermediación del alcalde Sharp, quien -ante la gravedad de la acusación, que involucra dineros públicos y privados, además de poner en juego la imagen de Valparaíso- informó de ello al intendente Jorge Martínez y a la ministra de las Culturas y las Artes, Consuelo Valdés, ambos patrocinadores del proyecto.
El texto clave, que confunde aún más los argumentos del CAV, que hablan de una "exposición exitosa" y de un "conflicto entre dos organismos privados en suelo español", es la carta enviada por Carrasco al propio Domínguez el 14 de abril. En ésta, el chileno manifiesta su "disconformidad en relación con la calidad de los elementos y piezas que conforman la muestra", esquematizando varios puntos a resolver, que incluyen desde un ciclo de cine catalán y cobros por objetos que no llegaron a Chile, hasta 300 regalos para los invitados que nunca fueron habidos. Carrasco fue también tajante en dudar sobre la legitimidad de las facturas y comprobantes, lo cual "podría significar eventualmente una grave irregularidad, toda vez que involucra la veracidad y legitimidad de los actos administrativos que nos ha hecho llegar (...) y nos lleva inevitablemente a dudar de la documentación recibida".
Pol Leku S.L. descartó irregularidades, anunció medidas legales en contra del comisario y asegura tener la certificación correspondiente por parte del Ministerio de Cultura español.
Dudas, más allá del enredo: ¿Por qué nadie habló antes, una vez conocidas las quejas de Figuerola en el mes de marzo? ¿Por qué el presidente del directorio del PCdV no levantó la alerta? ¿Cómo es posible que no exista una explicación clara sobre el destino de los dineros? ¿Qué empresa se animará a poner plata en cultura después de este episodio?
Lastimoso es que uno de los proyectos más grandes y onerosos en la Región de Valparaíso desde la entrada en vigencia de la Ley de Donaciones Culturales ($ 300 millones aprox.) se vea manchado. Siendo justos, y respetando la legítima presunción de inocencia de todos los involucrados, al menos se configura un cuadro de escandalosa ingenuidad.
Lamentablemente, por estos días en Valparaíso, ya nadie está para ingenuidades.
Lastimoso es que uno de los proyectos más grandes y onerosos en la Región de Valparaíso ($ 300 millones aprox.) se vea manchado.