Apuntes sobre la isla del tesoro
A propósito de la polémica desatada por las excavaciones del empresario estadounidense de origen holandés Bernard Keiser en Juan Fernández. Hay que asegurarse de que BB.NN., Cultura, o en el caso de que ninguno de los dos tengas las competencias, una universidad se haga cargo de fiscalizar las intervenciones.
El archipiélago de Juan Fernández -conformado por las isla Robinson Crusoe, que es donde vive su población, la también isla Alejandro Selkirk, donde se instalan los pescadores durante la temporada de langosta, y el deshabitado islote Santa Clara- ha sido nuevamente motivo de atención por parte de los medios debido a la polémica generada entre las autoridades frente a la opción de autorizar o no al empresario estadounidense de origen holandés, Bernard Keiser, de continuar llevando a cabo exploraciones en el sector de Puerto Inglés de Robinson Crusoe, para dar con un supuesto tesoro dejado por el jefe de la Armada española Juan Esteban Ubilla en 1714, con más de 800 barriles con monedas de oro, joyas, piedras preciosas y hasta anillos papales.
El tema hay que verlo desde distintos puntos de vista. El primero, "el desde", tiene que ver con que cualquier solicitud de este tipo cumpla con todos los requerimientos legales, sin saltarse ninguno de los procesos. Asimismo, y más allá de los gustos personales de las autoridades, éstas deben someterse a la institucionalidad. Segundo, analizar de manera objetiva cuáles son los fundamentos históricos que posee el empresario, no historiador ni arqueólogo, para afirmar que existe un tesoro en el sector que indica, cercano a la cueva de Alejandro Selkirk. Tercero, estudiar el impacto real que tendría en el medioambiente y en el ecosistema de la isla una exploración de estas características.
Cualquier decisión que se tome al respecto debe pasar por un resultado favorable entre la suma y resta de las externalidades positivas versus las negativas.
Si se va a autorizar a Keiser, hay que asegurarse de que Bienes Nacionales o el Ministerio de las Culturas, o en el caso de que ninguno de los dos tengas las competencias técnicas suficientes en esta materia, una universidad se haga cargo de fiscalizar que las intervenciones se realicen provocando el menor impacto posible y velando porque no queden rastros de la intervención.
Aunque los antecedentes que maneja el empresario no resultan del todo fidedignos ni tampoco concordarían con la evidencia existente, tampoco resulta sensato negar cualquier posibilidad de investigación, más aún cuando el costo se lo está llevando él y, en caso de que encuentre algo, la mayoría de los beneficios se los lleva el Estado.
El hallazgo de un tesoro, por pequeño que sea, puede significar un impulso en términos de imagen para el archipiélago, del turismo y también para Chile. Cerrar esa puerta tampoco resulta sensato cuando un posible descubrimiento podría ir en directo beneficio de lo más importante de la isla: sus habitantes.