Autoridades de zapatillas y jeans
Rosario Pérez Izquierdo , Seremi de Bienes Nacionales
¿Qué duda cabe? Chile cambió y comenzamos con una nueva etapa. Hoy estamos frente a demandas sociales que, manifestadas con gran fuerza durante las últimas semanas por todas las calles y rincones del país, nos han hecho remecer a las autoridades sobre los legítimos y reales anhelos ciudadanos de mayor justicia, equidad y bien común.
Así, debemos estar a la altura y cumplir con la responsabilidad de no perder el foco y eludir las causas que originaron este estallido social, que sin duda han sido empañadas por la delincuencia, violencia y el caos, provocando grandes daños al patrimonio de todos los chilenos.
Como Gobierno, tenemos la obligación de recuperar el orden público y ser enfáticos en dos principios fundamentales: cero tolerancia a la delincuencia y la condena irrestricta a la violación de los derechos humanos.
Esta nueva etapa que iniciamos en la historia de nuestro país nos exige, al mismo tiempo, enfrentar un desafío aún mayor que no sólo se trata de empatizar con las demandas sociales, sino que también nos corresponde como autoridades actuar y volver a salir a las calles y barrios. Escuchar de manera directa y transparente la voz de las personas, sus problemas, dolores, sueños y esperanzas de una vida mejor.
No sólo necesitamos autoridades que trabajen desde sus cómodas oficinas y con gran presencia en las páginas sociales de los medios de comunicación, sino más bien aquellas que con la vocación de servicio público que los llevó a sus cargos, trabajar cercanos a las necesidades ciudadanas, salir a la calle de zapatillas y jeans.
Sin duda, en el corazón de la Nueva Agenda Social impulsada por nuestro Gobierno, buscamos por medio de un diálogo honesto y humano poder convocar a los representantes sociales, políticos y de la sociedad civil, para escuchar y juntos avanzar en dar soluciones urgentes y que mejoren la calidad de vida de las personas.
Hoy tenemos un gran desafío y rol fundamental, por medio de nuestro trabajo, respetando los procesos institucionales, poder renovar la conexión y sintonía con las necesidades y preocupaciones de las familias chilenas.
Todos tenemos el derecho a manifestarnos de forma pacífica, pero nadie puede amenazar el orden y seguridad pública. Sólo trabajando unidos podremos lograr proteger y conservar nuestra democracia, es verdad que los problemas se arrastran desde hace décadas y ningún Gobierno se ha hecho cargo de esta falta de visión, pero debemos abrirnos a los cambios del futuro con esperanza y solidaridad.
Nuestro país no necesita de oportunismos políticos y obsoletas consignas para alimentar aspiraciones personales, los chilenos están exigiendo ver hechos y no palabras. Estamos llamados a cumplir con las exigencias de un país que nunca se ha dejado caer y que con solidaridad hemos sabido fortalecernos en la unidad.