Recurrir al agotamiento del contrario, dejar que la herida sangre y que la paciencia de la población se colme, mientras vándalos queman y saquean, y el Gobierno y el Congreso avanzan en una aparente realidad paralela e insensible con el sentir y querer claro de los ciudadanos, que no buscan ni el golpe de Estado ni derrotar a un enemigo externo inexistente, no dará ningún resultado productivo. Eso es lo que dice mucha gente en Chile.
Tampoco lo hará una estrategia de negociación especulativa con activos políticos devaluados. No rendirá pedirse entre oposición y Gobierno concesiones que miren al interés o mezquindad del que pide, porque la ciudadanía observa muy atenta.
Si no se cambia el eje, se engendra más desprestigio a las instituciones, incuba la respuesta irracional, avala la violencia y alienta el desorden y ventila a los que gustan de dar la sensación que se viene el despeñadero.
Hay como salir de este falso dilema, y no es costoso ni menos deshonroso, si se hace con dignidad y altura de miras.
Con verdadero sentido republicano, viendo lo bueno y malo que enseñan los procesos sociales en Francia, Hong Kong, Venezuela y Bolivia, el itinerario que calmará las marchas y terminará con el pillaje tras las rejas tiene pasos y plazos claros que resumen el querer del país:
1. A más tardar, el 21 de noviembre de 2019 dar a conocer que se hará un plebiscito constitucional para quien esté en capacidad de voto, inscrito o no en los registros electorales, con cédula nacional de identidad vigente, se pronuncie sobre el futuro de Chile.
2. Ese mismo día debería declararse, sin duda ni ambigüedad, que el plebiscito se hará no más allá del 20 de marzo de 2020.
3. Se dará a saber la manifiesta voluntad del Gobierno y del Congreso, de las Fuerzas Armadas y de orden y de los gremios y asociaciones relevantes del país, de respetar cabalmente el itinerario.
3. Desde el 21 de noviembre de 2019, sino antes, las manifestaciones públicas de los grupos de marchantes no violentos, deberían declarar que el Presidente Piñera tiene el derecho a terminar su mandato por haber sido elegido en las urnas, cesando el hostigamiento recíproco y condenando la violencia o resistencia armada, de manera que sobre los desmanes y vejaciones a los DD.HH. recaiga pronta y efectiva acción de la Justicia, vengan del lado que vengan.
4. El plebiscito del 20 de marzo de 2020, que rechace o apruebe una reforma constitucional o la sustitución de la carta vigente, deberá contener las 8 materias más demandadas por la ciudadanía: término del binominal en cualquier forma; término de reelección indefinida de parlamentarios al fin de los periodos actuales, sin cambio de circunscripción; término de elección de parlamentarios con votación insignificante; rebaja de dietas y asignaciones; nuevo régimen de pensiones, salud, educación, tercera edad y medicamentos; cambio sustancial a las bases del modelo económico basado en el endeudamiento y consumo excesivos; reforma tributaria equitativa y fortalecimiento del Estado.
¿Por qué en esas fechas?
Porque luego de ellas parte la preparación de las elecciones de alcaldes y gobernadores regionales, que son la base de las de diputados, senadores y presidencial.
Si nuestros representantes, instituciones y gremios no cumplen estas sencillas y razonables peticiones de la ciudadanía, habrán lapidado su propia actividad y razón de ser, y el activo más caro de Chile: su democracia y su gente.