Por acción o por omisión, Valparaíso pareciera que se cae a pedazos. No conviene insistir por el lado de la "acción", pues se nos puede acusar de intentar criminalizar la protesta social, en todo caso las pruebas están a la vista.
Pero sin correr mayores riesgos es posible insistir por el lado de la omisión, como una de las causas del paulatino deterioro de la ciudad.
El reciente incendio y derrumbe de una casona abandonada en el cerro Bellavista se trata de un caso concreto de omisión, pues la autoridad correspondiente, en este punto la Municipalidad, no prestó atención a la ruinosa edificación que constituía un riesgo para todo el barrio.
Sostiene el alcalde que no habían recursos para acometer la demolición, lo cual debe ser cierto, pues la miseria municipal es un mal generalizado. Sin embargo, la omisión está en no haber buscado ni apremiado judicialmente al propietario de ese inmueble, situado no en un precario campamento, sino que en un barrio central, bien cotizado y con edificaciones, en su época, de buena calidad.
Los planos catastrales de Impuestos Internos y Tesorería informan a la perfección de los roles de las propiedades urbana y a través de ellos se llega a los propietarios, generalmente titulares de numerosos inmuebles a la espera de mejores condiciones para la explotación de los terrenos en que se encuentran emplazados. Esta situación es frecuente en Valparaíso, especialmente en valiosos sectores como El Almendral, lleno de posibilidades pero de baja ocupación.
La realidad es que, en el caso del incendio y derrumbe del cerro Bellavista, reiteración de derrumbe por otra parte, faltó un fácil trabajo policial, por decirlo de algún modo, en la información disponible.
Hay omisión también cuando no se explotan con creatividad las oportunidades existentes, como es el caso de la condición patrimonial asignada a un sector de la ciudad, valor que en primer término debe ser acompañado de educación sistemática de la población para generar un sentido de respeto a la ciudad actualmente ausente, afirmación de fácil comprobación.
La condición patrimonial puede ser un elemento convocante para la activación más allá del sector mismo, buscando inversiones para la vivienda, el comercio y el turismo. Se ha formulado un Plan de Desarrollo Comunal, Pladeco, que requiere recursos y que ha recibido críticas en el Consejo Regional por falta de proyectos. ¿Se sitúa ese Plan en la realidad actual y en el paulatino derrumbe de la ciudad que se arrastra por décadas, con responsabilidades compartidas? Ese es precisamente el desafío que debe asumir, hoy más que nunca, un Plan de Desarrollo Comunal, con proyectos en la línea del rescate, reconociendo de partida la gravedad de la enfermedad que afecta a la ciudad.