Familia aprovecha hasta la última gota de agua para dar vida a su granja
LA LIGUA. Emprendedores logran mantener 140 animales, producir su alimento y generar sus cultivos con el agua que les entrega el camión aljibe semanalmente.
Macarena Valdés y su esposo Marco Aceituno, junto a sus tres hijos de 8, 6 y 4 años, decidieron emigrar de la comuna de Colina, lugar donde residían, a la comuna de La Ligua, luego de una desafortunada experiencia que los dejó literalmente en la bancarrota. Así, con camas y petacas llegaron a la casa que tienen en las cercanías de Los Molles (a tres kilómetros de la costa).
Necesitaban reinventarse y optaron por un emprendimiento agrícola, aunque los obstáculos no fueron pocos: un terreno árido, claramente afectado por la sequía, casi sin vegetación y con escaso acceso a fuentes hídricas. Pero las cartas ya estaban echadas y este matrimonio ya lleva más de dos años navegando contra la corriente con un negocio basado en esfuerzo, entusiasmo, creatividad y el apoyo del Instituto de Desarrollo Agropecuario (Indap).
Apoyo
Es que Macarena se enteró de los beneficios a los que podía optar al ingresar al Programa de Desarrollo Local (Prodesal) La Ligua y no lo pensó dos veces. Resultado: ahora en su calidad de usuaria ya ha recibido apoyos en capital de trabajo, bonos de emergencia por sequía y fondos para proyectos del Programa de Turismo Rural, con el que iniciaron la "Granja La Pachamama".
Con sólo 5 mil litros de agua a la semana, la que les llega a través de un camión aljibe, fueron capaces de comenzar con la crianza de ganado, producir su propio forraje verde hidropónico para la alimentación de sus animales y cultivar hortalizas, además de utilizar el guano para producir gas metano, el que utilizan para la cocina e incluso para iluminar su casa.
"Como no tenemos la posibilidad de tener más agua nos hemos enfocado en tratar de reciclarla y utilizarla de la mejor manera posible como, por ejemplo, generando el forraje verde, cultivando hortalizas en camellones reciclables con riego a goteo y la reutilización del agua. Esto nos genera un gran beneficio, porque nos da la posibilidad de tener nuestras propias frutas y verduras y también alimento para los animales", explica Macarena.
Forraje hidropónico
El forraje es producido en forma artesanal y con materiales reciclados. Utilizan dos litros diarios de agua para regar uno de los mesones de madera (tienen 6) de ocho por dos metros, donde se encuentran las semillas de avena que, previamente, han pasado por un proceso de lavado y reposo en oscuridad. Luego de seis días el forraje está listo para ser consumido por los animales. Cada kilo de avena es capaz de producir 10 kilos de forraje verde hidropónico.
"Es el mejor alimento que podemos producir para nuestros animales en este momento de sequía. Les genera un aporte proteico e hidratación, por lo tanto, el ganado produce más leche. Esto, en conjunto con una dieta que les hacemos con alimento seco. Cada kilo de avena se transforma en 10 kilos de forraje, lo que nos permite alimentar 140 animales, entre vacas, cabras, ovejas, alpacas, cerdos, jabalíes, conejos y pavos", destaca Macarena.
"Tenemos bateas recicladas dispuestas en pendiente, lo que permite regar por goteo y reciclar el excedente del agua al otro extremo de la batea para regar los camellones restantes con las verduras que producimos, como repollos, tomates, zapallo italiano, cebollas, betarraga y acelgas", indicó la emprendedora.