Distanciamiento que se diluye en terreno
Recomendaciones para frenar la expansión de la pandemia exigen velar por su cumplimiento en múltiples frentes. La primera de estas situaciones, dramática en Valparaíso, se presentó la semana pasada en todo el país: largas filas de personas de la tercera edad en los puntos de pago de pensiones.
Cuando en la campaña preventiva del Covid-19 se insiste en el "distanciamiento social", es decir que las personas se mantengan alejadas unas de otras, aparecen hechos que son un contrasentido a esas recomendaciones. La primera de estas situaciones, dramática en Valparaíso, se presentó la semana pasada en todo el país: largas filas de personas de la tercera edad en los puntos de pago de pensiones.
Esa congestión se pudo evitar ya que el pago es un hecho perfectamente predecible, anunciado, con fechas precisas. Hace mucho tiempo se debió avanzar en sistemas digitalizados, que eviten el cobro presencial y la consecuente aglomeración. Ello exige una elemental capacitación de los pensionados para el uso de tarjetas de cajero con respaldo de las entidades pagadoras. Como en ese campo poco se ha avanzado al menos para la crisis de la semana pasada, previsible, se debieron multiplicar las cajas y puntos de pago. La gestión de la operación de pago, que cubre a más de 800 mil pensionados a lo largo del país, no es gratuita. Quienes materialmente hacen esa cancelación reciben un beneficio. Así, esas entidades financieras tienen la obligación de entregar un buen servicio a los pensionados, especialmente en situaciones de emergencia como las actuales y cuando las bajas pensiones son un punto clave en las inquietudes nacionales.
A raíz del creciente problema se anuncia que los centros de pago funcionarán los fines de semana, lógica reacción a la espera de soluciones de fondo. Otro aspecto donde el recurrido distanciamiento es solo una buena palabra ocurre en el proceso de vacunación contra la influenza. Los puntos de inoculación son pocos, hay largas filas y congestión. Vemos en televisión imaginativos sistemas que se aplican en la capital para facilitar el importante proceso ante la gran demanda. Lamentablemente no vemos esa creatividad en el medio local. Y sobre este punto preciso hay una novedad que aumentará la demanda, pues se anuncia la extensión de la campaña a grupos que inicialmente no se consideraban de riesgo. Así, serán vacunados, entre otros, recolectores de aseo, conductores de buses, personal de las Fuerzas Armadas y Carabineros. Es posible que largas esperas desalienten, especialmente a personas de menor capacidad para resistir las extensas filas y decidan no vacunarse. Se anunciaron ayer medidas importantes en consonancia con la gravedad de la situación. Hay que cooperar y derrotar la indiferencia y la excesiva confianza. Son resoluciones drásticas en el marco del estado de excepción, pero es fundamental atender a la realidad y evitar, también con decisión, situaciones como las descritas en que las disposiciones que vienen desde arriba se diluyen en el terreno.