Hacia una nueva cotidianidad
"Los nuevos problemas de nuestra región requieren nuevas respuestas, y estas sólo llegarán si sumamos todas las capacidades y todos los conocimientos que tenemos a disposición". Juan Carlos García, Arquitecto urbanista
Nadie ha estado indiferente a los profundos cambios, incertidumbres y resquemores que ha generado la pandemia que estamos viviendo. Las seguridades que podían existir hace algunas semanas -fisuradas luego del estallido social- terminaron por desvanecerse.
No sólo el miedo a enfermarse es el que surge, también los temores más cotidianos; la falta de empleo, el difícil acceso a servicios públicos, la vulnerabilidad del transporte público y las dificultades de la educación a distancia. Una gran mayoría de la población no cuenta con buenas condiciones para sobrellevar esta pandemia, ya sea en cuarentena o en sus lugares de trabajo.
Es cierto, no existen recetas para tomar las medidas más adecuadas. Se trata de enfrentar una situación con muchos escenarios desconocidos, y para eso es indispensable la colaboración. Este es un problema de Estado, y así como es importante colaborar con el Gobierno en la implementación de las medidas que se adopten, no significa que se acatarán sin recibir ningún cuestionamiento. Para que las medidas sean implementadas adecuadamente, deben ser técnicamente respaldadas, claramente explicadas y hacer que tengan sentido para toda la sociedad. Los ciudadanos no son borregos que pueden ser llevados de una medida a otra sin ningún tipo de duda o cuestionamiento. Son los miedos de las personas los que es necesario acoger, entender y aliviar. Acceder a datos fidedignos por parte del Estado permite proponer modos eficientes de enfrentar la pandemia, no sólo en la salud, sino también en los aspectos económicos y emocionales. Estar en comunicación con quienes más saben de la materia, es fundamental para tener una buena respuesta por parte de la ciudadanía.
En nuestra región, luego del estallido social, se ha mantenido la distancia entre el Intendente, vocero del Gobierno en la región, y los alcaldes, quienes deben lidiar con la realidad de la ciudadanía en terreno. Sin embargo, hay experiencias locales que deben ser escuchadas, de lo contrario la realidad superará cualquier medida que se adopte exponiendo innecesariamente al contagio a la población más vulnerable.
En esta nueva cotidianidad que hemos comenzado a vivir, debemos lidiar con los problemas de salud, empleo y educación. Para ello se requiere un liderazgo empático, dialogante y que sea capaz de sumar las capacidades que existen en las diferentes esferas del mundo público y privado. Esta carrera se parece más a una maratón que a los 100 metros planos, y los logros que podemos tener hoy, y que deben ser valorados, pueden irse al tarro de la basura en un tiempo más, si no existe la capacidad de trabajar colaborativamente.
Para generar condiciones básicas de seguridad sanitaria, reduciendo aglomeraciones y desplazamientos debemos empezar a diseñar medidas a implementarse próximamente, como asegurar una alta frecuencia de MetroValparaíso, aumentar los espacios peatonales en los centros urbanos y vías para el uso de bicicletas para recorridos de cercanías, y organizar ferias libres de menor tamaño en barrios más alejados. Los nuevos problemas de nuestra región requieren nuevas respuestas, y estas sólo llegarán si sumamos todas las capacidades y todos los conocimientos que tenemos a disposición.