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Sobre la co-construcción del nuevo normal

Macarena Carroza , Restauradora y licenciada en Historia del Arte
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El nuevo normal no debiese tener color político para que se transforme en una acción de co-construcción de una nueva forma con la cual acordemos habitar nuestros territorios rurales-urbanos, fortalecer la salud pública y resolver la situación de campamentos. Para ello, debemos entender cómo organizarnos en las distintas gobernanzas y qué promesas y colaboraciones podemos hacer entre ellas.

Hoy el mundo tiene miedo. El miedo en la humanidad ha tenido tantas caras como la cantidad de años que el hombre tiene conciencia de ser. En nuestra historia más reciente podríamos recordar ciertos hitos comunes, como cuando cayeron las Torres Gemelas en Nueva York y el mundo se sintió golpeado como un único sujeto. Aterrados veíamos desde nuestros televisores algo que no entendíamos, que no nos parecía posible. Todos dijimos que el mundo no volverá a ser el mismo, y la verdad es que nunca lo volvió a ser. El concepto de seguridad se definió en alianzas de inteligencias internacionales para combatir un enemigo común: el terrorismo.

Pero, a pesar del terror, normalizamos: "No interrumpiremos nuestras rutinas y formas de vivir la vida por miedo", dijimos.

La teoría de que existe una sola verdad no resiste ninguna realidad. El mundo y el barrio están colmados de los hechos más inhumanos y tristes, como también los actos de amor más esperanzadores o la belleza del arte en todo su esplendor. Pareciera que el bien y el mal están condicionados a coexistir, somos ambos siempre responsables del horror y de la esperanza de la compasión. Como en uno de los versos del poema del maestro budista Thich Nhat Hanh:

Soy el niño de Uganda, todo piel y huesos,

con piernas delgadas como cañas de bambú,

y soy el comerciante de armas

que vende armas mortales a Uganda.

Si ni la hambruna mundial logra unir a las naciones para evitar que seres de su especie mueran de hambre, si tampoco el desplazamiento de miles, de millones de personas que llegan a los países, estigmatizados como inmigrantes pobres, muriendo en el mar, en las fronteras, atrapados en el frío del titubeo político y la apatía de los pueblos. ¿Qué podría movilizarnos velozmente si no lo han hecho ya esos horrores o la tierra que se está muriendo?

En nuestra región, si ni la precarización urbana, la situación de pobreza y la vulnerabilidad de nuestros niños en manos de cuidadores que por droga transan su sexualidad como mercancía, y tantos horrores más, no logran ponernos en un mismo bando, ni tampoco consiguen que pensemos igual, ¿qué podría movilizarnos velozmente si no lo han hecho ya esos horrores y la sequía que nos está matando?

Todas las confianzas rotas, una polarización de viejas deudas no saldadas afloraron, de repente fuimos todos enemigos, y nuestro país volvió a las trincheras entre quienes condenan la violencia y quienes la avalan, dentro de la complejidad de qué significa eso, según desde dónde estás parado en esta historia.

Marzo cumplió su promesa del miedo, pero a la que jamás nos habíamos enfrentado: una pandemia, una crisis sanitaria a escala mundial. Nunca habíamos parado los sistemas económicos a la vez, el tráfico aéreo, las industrias en general.

Podríamos decir que la nueva cara del miedo es un virus, y que esta vez también diremos: nunca más volveremos a ser los mismos. Nadie conoce cómo terminará la pandemia en el mundo. Nadie puede atribuirse una estrategia de éxito final con todos los coletazos que aún no vemos. Lo único cierto es que el mundo en un mismo momento depende de una vacuna. Y lo único que podemos controlar es quiénes decidiremos ser frente a este remezón. Ahí se funda eso de que un problema puede ser una oportunidad.

Frente al padre y madre de todos nuestros miedos: la muerte. ¿No será el momento para que sintamos la necesidad de co-construir un nuevo normal? ¿En el cual superar la inequidad social y robustecer la salud publica sean estandartes de este país, el propósito a clavar en esta nueva tierra?

Una oportunidad para que nuestros políticos, y sectores de la sociedad civil seamos capaces de romper paradigmas y trabajar coordinados. La colaboración es una técnica para revolucionar el mundo, bien lo saben los innovadores, pero hoy, pareciera ser nuestra única chance para enfrentar el temor a perder la vida. Es hora de demostrar que somos, al menos en teoría, los más inteligentes de la manada.

Nueva acción judicial pone en jaque a Reconsa por construcción en Lomas de Montemar

CONCÓN. Organización "Duna Viva" interpuso recurso en la Corte Suprema por supuesta irregularidad. Máximo Tribunal fallará en los próximos días.
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Katherine Escalona M.

Un nuevo recurso ante la Corte Suprema interpuso la organización "Duna Viva", compuesta por la Fundación Yarur y la Corporación Pro Defensa del Patrimonio Histórico y Cultural de Viña del Mar, en contra de la empresa Reconsa S.A., por el anteproyecto de "Urbanización y Loteo Lomas de Montemar Etapas 11B, 14 Y 17", iniciativa que proyecta una futura urbanización de 28 lotes enajenados para una construcción habitacional en Concón.

La acción judicial que presentó la organización "Duna Viva" ante el máximo tribunal busca que el privado ingrese por segunda vez el proyecto al Sistema de Evaluación Ambiental, pero esta vez para ser sometido a un Estudio de Impacto Ambiental (EIA) por ser Concón una zona saturada. Por esto, piden que se declare nula la Resolución de Calificación Ambiental (RCA) que obtuvo la iniciativa, en agosto del 2019.

La situación está en pleno proceso legal en la Corte Suprema, entidad que definió el 20 de este mes -tras la presentación de argumentos de las partes y "encontrándose en estado de acuerdo"- la redacción del fallo, sentencia que "Duna Viva" espera que marque un antes y un después para este tipo de obras.

Así lo aseveró el abogado representante de la organización, Gabriel Muñoz, quien dijo que "creemos como Fundación que esto podría marcar un precedente. El recurso en Lomas de Montemar se trata de un mega proyecto de 100 torres que influye en el paño de 10 hectáreas donde pretende construir Reconsa y también se hace en una zona saturada. Lo que queremos establecer con claridad como precedente es que Concón es zona saturada igual que Quintero y Puchuncaví y al serlo se requiere un estudio".

Al igual que Muñoz, el presidente de la Fundación Yarur, Jorge Yarur Bascuñán, recalcó que con la acción en el tribunal "buscamos que los alcaldes y las autoridades ambientales, además de los inversionistas inmobiliarios, respeten los fallos de la Corte Suprema que obligan a hacer un Estudio de Impacto Ambiental antes de solicitar el permiso de edificación. Es un megaproyecto que considera más de 100 torres y que se pretende realizar en una zona saturada como Concón. Podría afectar a un ecosistema tan delicado como el santuario de las dunas".

En tanto, sobre el recurso de protección por la urbanización y loteo en Lomas de Montemar, proyecto que considera una inversión de US$ 4 millones en un terreno de 8,4 hectáreas, el gerente general de Reconsa S.A., Juan Ignacio Soza, aseveró que "en estos momentos la causa está para fallar y somos respetuosos de las decisiones judiciales, por lo que esperaremos la sentencia".

Segundo recurso

Esta acción judicial es el segundo recurso de protección que interpone la Fundación Yarur en contra de Reconsa, puesto que la primera arremetida fue presentada ante la Corte de Apelaciones de Valparaíso, el año pasado, en contra de una obra que ejecutaba la empresa en las 20 hectáreas de las dunas de Concón que son área verde y no pertenecen a las 30,1 hectáreas que son declaradas Santuario de la Naturaleza, por lo que no tendría pertinencia ambiental.

La corte determinó que "toda obra, programa o actividad próxima a un área protegida susceptible de ser afectada por esta debe ingresar al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEA) a través de un instrumento de revisión más intenso contemplado en la legislación vigente, consistente en el Estudio de Impacto Ambiental", y aquello fue recordado por Jorge Yarur, quien precisó que existe responsabilidad de los alcaldes de Viña del Mar y Concón por los permisos de edificación entregados en las dunas a Reconsa y a la Inmobiliaria Vimac, que edificaba en altura en el sector de Viña del Mar.

"El alcalde Óscar Sumonte y la alcaldesa Virginia Reginato han sido cómplices culpables, junto a sus Direcciones de Obras, al otorgar permisos de obra que impunemente han destruido el borde costero, y las dunas que son de todos. Ni ellos ni sus predecesores han protegido ni fiscalizado oportunamente la construcción indiscriminada, lo que era y es su obligación. Prueba de ello son todos los reclamos de ilegalidad en contra de los permisos de construcción que han sido acogidos", dijo.

Sobre la situación en Viña del Mar, el director de asesoría jurídica del municipio, Pablo Staig, aclaró que "la ejecución de la obra se encuentra paralizada por la Corte Suprema a raíz del recurso de protección que (...) interpusieron en contra de la inmobiliaria. De acuerdo a lo anterior, la Dirección de Obras (DOM) se abstendrá de efectuar cualquier recepción de obras, mientras el proyecto no cuente con la aprobación ambiental respectiva" y recalcó que "actualmente está en tramitación un reclamo de ilegalidad en la Corte de Apelaciones de Valparaíso, en el cual se deberá determinar la procedencia o no de dejar sin efecto el permiso de edificación".

"El recurso en Lomas de Montemar se trata de un megaproyecto (...) donde pretende construir Reconsa y también se hace en una zona saturada".

Gabriel Muñoz, Abogado "Duna Viva"

"En estos momentos la causa está para fallar y somos respetuosos de las decisiones judiciales, por lo que esperaremos la sentencia".

Juan Ignacio Soza, Gerente general de Reconsa

US$ 4 millones es la inversión que considera el proyecto para la urbanización de 28 lotes enajenables.