En tiempos de precariedades y confinamiento, recordar que el Día del Trabajo tiene muchos matices. El término trabajo (±¹bad) en la Biblia hebrea, que aparece más de mil veces, siempre sugiere una acción de servicio, aunque a veces deriva en una acción servil. Desde un inicio queda plasmada la tensión entre la transformadora y liberadora acción humana en favor del desarrollo de la creación y la esclavizante condición de precariedad que reduce a quien trabaja a una condición de vulnerabilidad.

La experiencia cotidiana es que el trabajo, incluso el actual "teletrabajo", nos obliga a entregarnos a una experiencia colaborativa de crecimiento económico y social que muchas veces va en desmedro de nuestra vida personal y familiar. En este sentido, podríamos decir que en muchas circunstancias el trabajo formal deriva en nuevas formas de esclavitudes, en las cuales por una recompensa económica previamente acordada, las personas renuncian a una vida digna y libre que les impide disfrutar de la existencia.

Por otro lado, el espacio laboral representa una tremenda oportunidad de colaborar para el crecimiento social, económico y cultural de la sociedad. Para muchas personas el sentido de su vida está orientado por lo que hacen en sus trabajos. Aún más, el trabajo es para ellos un verdadero artífice de felicidad, gozo y bienestar. Cuando uno se encuentra con quienes viven su quehacer en esta dimensión, la alegría es inmediata. Pienso en cualquier persona, independiente de su función, que trabaja-sirve en el área de la educación, la salud, el servicio público, la cultura, el emprendimiento, la economía y la investigación; en esos y en otros ambientes, qué felicidad regalan cuando el amor y la pasión por el servicio en su fuente laboral revaloran su condición existencial.

Pero hay muchas personas, y lamentablemente en estos tiempos irán creciendo en cantidad, que no pueden trabajar, que no encuentran la oportunidad de contribuir con su aporte laboral en la sociedad. Para ellas, su vinculación con el trabajo se hace dramática; no sólo por la dificultad de llevar el sustento a su hogar, sino también porque se saben potenciales co-laboradoras de un mundo mejor. Qué importante resulta pensar en ellas al momento de celebrar el día del trabajo. Son quienes más lo necesitan; las que ahora sufren por no estar en la dinámica laboral, pues sienten que la sociedad les debe algo.

Independiente de dónde se encuentre usted al momento de leer estas líneas, me gustaría agradecer a los que consideran sus trabajos como oportunidad de servicio para el crecimiento humano, siendo su vocación una forma de vinculación comprometida con el prójimo y, algo no menos importante, como una disposición a entregar lo mejor de sí para que otras personas sean beneficiadas por lo que se realiza.

La fatiga del trabajo llega cuando instrumentalizo éste para satisfacer reducidas pretensiones personales, olvidándose del sentido más amplio del mismo: servir para mejorar las condiciones de vida de otros, su entorno y expectativas.

El olfato desde hace meses advierte que las cosas en economía andan mal y pueden andar mucho peor. Esa percepción, basada en hechos públicos, en el día a día y en realidades personales, se confirma en números con un estudio de la Cámara Regional del Comercio y la Producción (CRCP).

El trabajo cubrió grandes empresas y también pequeñas y micro. Así, sus resultados presentan una completa radiografía de todo el ámbito económico.

Allí se establece que las empresas grandes y medianas, considerando la cantidad de su personal, se encuentran operando en promedio a un 57% de su capacidad. El 26,2% lo hace a un 25% y sólo el 28,6% trabaja a un 100%. El 61,9% reconoció haber cerrado al menos un local durante la crisis sanitaria y, por lo mismo, un porcentaje similar ha experimentado baja en sus ventas.

Las estimaciones para este año son, en general, negativas. Un 78,6% de los encuestados estima que las ventas disminuirán, mientras que 21,4% cree que se mantendrán. En ninguno de los grupos hay expectativas de crecimiento.

Los emprendedores más pequeños, en tanto, carecen de liquidez y sus ventas son muy bajas, con lo cual un 85,2% estima que no podrá resistir más allá de dos meses. En un tercio de ese segmento, con menos de 20 trabajadores, ha sido desvinculado un 60% del personal.

Y en general cada sector analizado ha paralizado inversiones, bajado costos y no se proyecta aumento de personal.

En resumen, tras el vandalismo desatado a fines del año pasado y por la presente pandemia, el 92,2% de los empresarios vaticina para la región y el país una recesión.

La cuestión de fondo es que tras las cifras negativas hay personas, seres humanos, familias que van perdiendo sus ingresos y, finalmente, su capacidad de consumo para alimentarse, pagar servicios, vivienda, medicinas o transporte.

Así, la línea de la pobreza, que a través del tiempo se ha logrado bajar, nuevamente está en alza capturando a sectores medios que habían salido de la vulnerabilidad.

Es cierto que el Gobierno realiza múltiples esfuerzos para frenar los efectos negativos de tantos meses de incertidumbre, donde a la destrucción de bienes públicos y privados y actividades económicas se ha sumado un golpe sanitario de difícil control.

La pregunta es si realmente se está echando la casa por la ventana, como recomendaba un economista, y si esas medidas y buenas intenciones llegan oportunamente a terreno, a los que hoy sufren, a los que miran con temor y justificada rabia el mañana y terminan acogiendo el llamado de los rapsodas de la violencia.

Los números rojos deben ser una dura advertencia para los mismos emprendedores que aún tienen espaldas y para la autoridad cuyas medidas sólo aparecen a la distancia, en la pantalla y en un discurso, desde la pobreza, difícilmente creíble.

151 años | 30 de abril de 1869

Errado concepto en uso de veredas

La Intendencia de Valparaíso ordenó al Comandante de Policía que aplique estrictamente el artículo 81 de la Ordenanza, que permite a talleres o casas comerciales ocupar con cajones, materiales, etc., veredas en el frente de sus locales, en forma excepcional. En ello hay el gran abuso del uso diario y desde la mañana a la noche.

101 años | 30 de abril de 1919

Captura de estafador en estación El Juncal

En la estación El Juncal fue detenido, a petición del señor Jacob David, el súbdito turco Juan Elías Abudoy, acusado de estafa de diez mil pesos a comerciantes de Santiago. El prófugo negó ser la persona perseguida, pero debió confesar al ser descubierto por faltarle un dedo en su mano derecha, señal dada por los acusadores.

51 años | 30 de abril de 1969

Pompidou en umbral de la Presidencia

PARÍS, 29 (AP).- Georges Pompidou, 57 años, nieto de campesino e hijo de profesor rural, se halla en el umbral del cargo más alto de Francia: Presidente. Tras el referendo adverso a Charles de Gaulle y que lo obligó a renunciar, surgió la figura de Pompidou, que había logrado autoridad cada vez que de Gaulle permitió una apertura.