Delivery, comercio ante nuevos tiempos
Debido a la cuarentena el reparto a domicilio se ha convertido en Valparaíso y Viña del Mar en herramienta de abastecimiento. La modalidad, extendiéndola, podría contribuir a mantener el comercio minorista, atacado primero por la violencia desatada en octubre y ahora por la pandemia.
Como efecto de la cuarentena total en Valparaíso y Viña del Mar, el delivery -reparto a domicilio- se ha convertido en una herramienta importante para el abastecimiento. Dejó de ser un medio para "darse un gustito" y pedir pizza el fin de semana.
El sistema ha cobrado un fuerte desarrollo en Viña del Mar y menos en Valparaíso, debido a las dificultades que surgen para los permisos que deben portar los repartidores. Con las debidas condiciones de control, el sistema de reparto puede ser una importante contribución al confinamiento, pues se evitan así salidas innecesarias y el otorgamiento de permisos a las personas.
El delibery no es ahora materia únicamente de comidas preparadas, sino que también sirve para hacer pedidos a supermercados y farmacias. Hay empresas estructuradas para cubrir este sistema, en tanto muchos establecimientos tienen redes propias.
La modalidad, extendiéndola, podría contribuir a mantener el comercio minorista, atacado primero por la violencia desatada en octubre y ahora por la pandemia. Importante sería que organismos públicos como Sercotec realizaran capacitaciones sobre la materia.
En esta nueva modalidad comercial hay varios aspectos que se deben considerar. El primero de ellos es el sanitario: calidad de los productos y transporte con personal calificado. Está, además, el tema de los medios de pago ya sea por tarjeta de crédito, de débito o transferencias bancarias. Pero no todas las personas tienen acceso a esas modalidades y, simplemente, recurren al peligroso pago en efectivo. En este punto Bancoestado, como entidad pública, debe tener un rol de apoyo importante. Tarea para su nuevo presidente el ex ministro Sebastián Sichel. Otro punto sensible es el de las comunicaciones entre eventuales clientes y oferentes, debe ser expedito asumiendo que no todos son expertos en medios digitales. Los sistemas de comunicación, fuera del teléfono, ese que responde con una monótona grabación acompañada de música insoportable, deben ser simples y amigables. También es sensible el punto del costo de los servicios de reparto y del control del cumplimiento de las ofertas que son sólo una imagen en la pantalla, algo muy diferente a la tradicional relación presencial comerciante cliente. En esta modalidad de transacciones el comprador no puede estar indefenso. Se supone, de partida, buena fe del oferente, pero también se deben profundizar los sistemas de control, recepción de denuncias y sanciones que ofrece el Sernac al comprador. El comercio se enfrenta a nuevos tiempos con una modalidad, que tiene muchas ventajas, pero que exige perfeccionamientos en beneficio de empresarios y trabajadores, en todas sus dimensiones, y fundamentalmente de los consumidores.