Violencia, la nueva cara de la pandemia
Todo el cuerpo social aparece afectado por una epidemia de odio que conduce a acciones de violencia física que superan las palabras. Un riña en avenida Argentina, asesinatos en el hampa o agresiones en el mundo político son fruto de un clima alentado en consignas murales y en las redes sociales.
Dos mujeres se enfrentan con arma blanca en avenida Argentina de Valparaíso en la tarde del jueves pasado. Las cámaras de vigilancia y los alertas celulares, notarios de la actualidad, registran el hecho que termina con las protagonistas internadas en el hospital Van Buren, heridas de consideración.
Dejemos de lado el motivo de la riña y miremos el tema en general. Se ha instalado en la sociedad un clima de violencia que cubre a todos los sectores.
Desde aquellos donde el debate debería abrir la solución a los conflictos, hasta las salas de clases donde alumnos, hombres o mujeres, se enfrentan a golpes o armados por las más absurdas razones. Todo empieza con palabras. Y las palabras sueltas, no tienen vuelta, dice un olvidado refrán. Y las palabras suben de tono y terminan en la confrontación de hecho. "Fuego a los pacos, fuego a la yuta", proclaman Las Tesis que en algún momento adquirieron notoriedad con su denuncia del "macho violador". Carabineros, al sentirse aludido inicia una acción judicial. ¿Censura ante una expresión de creatividad? La Justicia lo dirá, pero el hecho es que esos llamados, esas palabras con ritmo y escenografía, son peligrosamente motivadoras.
Pero lo grave es que la violencia aparece en muchos frentes, agrietando aún más nuestro ya resquebrajado cuerpo social.
En el mundo delictual las disputas internas cobran vidas en diferencias por territorios o posesión de cantidades grandes o pequeñas de drogas. Tras la disputa hay dinero y armas. La violencia se ha hecho presente desde hace ya tiempo en el mundo político. Se recordó recientemente el asesinato de Edmundo Pérez Zujovic, que fuera ministro de Obras Públicas e Interior durante el Gobierno de Frei Montalva. El homicidio, cometido por un grupo de extrema izquierda, fue precedido por una campaña comunicacional donde no faltó la trova bien lograda. También la muerte de Jaime Guzmán fue adelantada con un asesinato de imagen. Palabras de odio y luego actos concretos de violencia. La riña de la avenida Argentina, los asesinatos en el hampa o las agresiones en el mundo político son fruto de un clima alentado en consignas murales y en las redes sociales, tierra de nadie donde aparecen desde inocentes recetas para hacer sopaipillas hasta el exhibicionismo de delincuentes disparando sus letales armas de fuego. Dentro de la política para contener los efectos de la pandemia, el Gobierno anuncia una red de apoyo para atender la salud mental de la población, atinada medida que hacía falta. Los profundos y caprichosos recovecos de la mente están expuestos, hoy más que nunca, a recibir destructivos llamados al odio y a la violencia, nueva forma de pandemia que exige una orientadora mascarilla de valores morales.