Los errores propios condenaron a un Wanderers irreconocible
FÚTBOL. El equipo de Miguel Ramírez cuajó una de sus peores presentaciones ante Coquimbo Unido, perdiendo por 2-1 con un equipo que no mostró virtudes para quedarse con el triunfo.
La lesión de Juan Carlos Soto fue un mal presagio para Wanderers. El zaguero, que venía volviendo tras largo tiempo fuera de combate por motivos físicos, sufrió una torcedura en el tobillo izquierdo cuando recién se jugaban tres minutos ayer en el Francisco Sánchez Rumoroso.
El papudino salió entre lágrimas de la cancha para darle paso a Matías Fernández, que pese a convertirse por fin en un efectivo agente ofensivo tras el receso, se quedó cubriendo la plaza del lateral derecho.
Muy temprano los intérpretes del plan que preparó Miguel Ramírez para desplegarse en Coquimbo tuvieron que cambiar. Y si a eso se une el bajo nivel de algunos elementos clave del equipo, se puede explicar la derrota que se trajo el Decano desde el Norte Chico.
"Cheíto" anunció en la semana que para este duelo iba a cambiar el libreto en mediocampo, ante la suspensión de Alarcón y la lesión de Miño, buscando ubicar en el sector a jugadores "de buen pie".
"Para tener el balón necesitamos buen pie para hacerlo circular y poner a correr a Coquimbo. La construcción será fundamental en este partido", dijo el entrenador caturro el miércoles pasado.
Tras los noventa minutos en el pasto coquimbano quedó claro que no resultó lo que quería Ramírez.
Durante el primer tiempo Wanderers no tuvo el balón ni puso a correr a Coquimbo. Y en el complemento, los verdes dominaron, pero sin efectividad.
Además del penal convertido por Gutiérrez, el equipo de Valparaíso se generó apenas una oportunidad de gol clara en el segundo lapso, cuando Canelón enfrentó a Matías Cano sin poder batirlo.
Si se analizan los 45 minutos iniciales se pueden contar apenas dos jugadas claras de gol, una de ellas desperdiciada por Gama en inmejorable posición.
Al comparar los partidos de los porteños después del receso queda claro que en el de ayer tuvo a su oponente más débil, por lo que seguramente en el camarín caturro la frustración tras la derrota era inmensa.
Los coquimbanos habían ganado apenas dos partidos antes de vencer a Wanderers y sólo en un duelo marcaron más de un gol (en el triunfo sobre La Serena por 2 a 1). De hecho Rubén Farfán, el verdugo de los porteños, ayer anotó su primera diana de la temporada.
Durante la jornada no hubo un gran juego asociado de los wanderinos y tampoco aparecieron las individualidades que en otros partidos le otorgaron réditos.
El bajo nivel de Marco Medel claramente perjudicó el rendimiento de Rodolfo Rotondi. El ala izquierda del ataque verde no fue el mismo de otras jornadas. A eso se unieron los continuos errores en la entrega de Bernardo Cerezo, quien además marcó un autogol.
Por la derecha, sólo con el ingreso de Canelón en lugar de Gama el cuadro porteño ganó oxígeno y metros. El venezolano aportó con vértigo, se entendió con Matías Fernández y tuvo la opción más clara en el segundo tiempo, pero no supo concretarla.
La bronca caturra era mucha tras el final del partido. De hecho Miguel Ramírez no habló con el CDF ni con la prensa vía online. Y se entiende, porque este partido Wanderers lo perdió sólo por errores propios.
"Lo hicimos bien ante un rival que ha rescatado varios puntos luego de la pandemia".
Juan José Ribera, Entrenador de Coquimbo Unido
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