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ENTREVISTA. josé luis murillo, gerente general de Esval:

"No debería haber peligro de racionamiento, pero la situación en que estamos tampoco es holgada"

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Claudio Ramírez

"Con la estructura que teníamos hace una década llevaríamos con restricciones de agua por lo menos seis años y el 2019 hubiéramos estado el 50% del periodo sin agua", comenta el gerente general de Esval, José Luis Murillo, frente a la situación de sequía que se encuentra la región y destacando el cambio que ha realizado la sanitaria en su principal fuente de abastecimiento, pasando de las aguas superficiales a las subterráneas, lo que le significó hacer una serie de inversiones que aún no concluyen.

En cuanto al "veranito de San Juan" que tuvo la zona con las lluvias de julio, apuntó que la mayor relevancia fue la nieve que cayó, pues en términos de agua acumulada la situación incluso es peor que el 2019. "El año pasado fue terrible porque no había llovido casi nada. En el embalse Los Aromos, que es la principal fuente de respaldo para el Gran Valparaíso, teníamos en esta fecha más o menos 13 millones de metros cúbicos y este año alrededor de 10,5. O sea estamos mucho peor que el año pasado, casi un 25% menos, pero afortunadamente tenemos también una infraestructura muchísimo más robusta por la entrada de la tubería Aromos-Concón a final de este mes", recalcó el ejecutivo ante un escenario que en las cifras no es alentador.

Valparaíso acumula 260 mm a la fecha con un 36% de déficit. Respecto a los embalses Los Aromos, está a un 30% de capacidad y Peñuelas al 1,6%. Un depósito que llegó a tener más de 56 millones de m3 en enero de 2005 y que hoy tiene apenas 1, 7 millones. Respecto a la nieve, en la estación Portillo el déficit es de un 70% en relación a una temporada normal.

- Dadas estas cifras, ¿existe la posibilidad de racionamiento?

- Te diría que no debería haber ningún problema de racionamiento, pero no lo hay porque hemos desarrollado todos los proyectos en el momento adecuado. Si nos pusiéramos a pensar ahora cómo llegar, no llegaríamos. No habrá racionamiento, pero tampoco estamos en una situación holgada (...) No hay ninguna percepción por parte del consumidor de la escasez y por eso es importante visibilizar un problema que los agricultores tienen perfectamente claro, pero la gente de las zonas urbanas no tiene ninguna noción.

- ¿Las lluvias de julio entregaron algún alivio a la situación de sequía?

- Creo que fue muy bueno, pero sobre todo para lo que empezamos a vivir ahora con el hecho de que nevó y que ahora los deshielos son mayores que el año pasado. Entonces, también desde el punto de vista de reparto y de los turnos que se hacen en el Aconcagua, etc., hay afortunadamente caudales superiores a los que había el 2019, pero hay que recordar que la temporada pasada estuvimos 214 días sin agua en la cuarta sección del Aconcagua, o sea el río no existió dos tercios del año.

perspectivas

- ¿Cuál es la proyección para el verano?

- Las previsiones de deshielo son bastantes superiores a las anteriores, eso va a hacer que antes del verano tengamos mejores flujos y ojalá podamos disponer de las fuentes embalsadas lo más tarde posible. Esto es importante, porque si se alarga la temporada de primavera con deshielos no tenemos que echar mano de las reservas antes de tiempo y eso siempre te permite utilizarlas más hacia el final del verano, en febrero o marzo, que suele ser el periodo más complejo.

- ¿Cuál es la situación de Peñuelas? Hace algunos años era esencial.

- Tenemos que ir cambiando cada año, cada lustro y cada decenio para llegar a lo que se necesita. En Peñuelas, en 1998 estábamos sacando 10 millones de metros cúbicos y directamente nos quedamos sin nada de disponibilidad y ahora ni siquiera podemos llegar a medio millón de metros cúbicos. En Las Vegas tuvimos que ir aumentando para responder a la demanda y suplir lo que se caía en Peñuelas. En el 2010, el 60% del agua que se captaba en las Vegas era superficial, ahora el 65% es subterránea. Es decir, pasamos de un esquema totalmente superficial que era con Peñuelas y Las Vegas a uno donde tenemos Las Vegas siempre a tope y casi todo subterráneo (...) Peñuelas a efectos reales no existe.

- O sea, en las últimas dos décadas hubo un giro total.

- En los últimos 20 años hubo un cambio absolutamente radical de cómo se entrega el agua y eso es debido a la carencia de las fuentes superficiales que había en la región y que hoy ya no existen. Este vuelco total para suministrar no se improvisa, sino que son inversiones en capacidad, optimización de recursos, y distribución de agua con una fuente prácticamente única que es el río Aconcagua.

- Es decir, lo central en este momento es Las Vegas.

- Lo que estamos haciendo en este momento con todos los acuerdos es mantener la capacidad de Las Vegas a pesar de que el río va para abajo. Entonces hemos desarrollado pozos cerca, acuerdos con juntas de vigilancia, con Jorge Schmidt, para que la planta de Las Vegas que está al final de la segunda sección del río se mantenga al 100% y después buscar las opciones para mantener el resto de las necesidades cubiertas de Concón. Las fuentes superficiales ya no llegan allí. Lo central siempre ha sido Las Vegas que va de Llay Llay a Valparaíso, pero hemos tenido que absorber en Concón todo el aumento de la demanda.

- ¿Hay nuevos proyectos para fortalecer la red?

- Vamos a empezar en breve la obra de hacer un tramo de tubería en el Aconcagua para pasar agua subterránea de Las Vegas hacia los canales, fundamentalmente el Waddington y llevar un adicional a Los Aromos. Además con la reversibilidad de la tubería que es la última fase del proyecto Aromos-Concón vamos a ser capaces de entregar más agua.

-¿Cuál es el próximo paso? ¿De acá a unos años será necesario explorar, por ejemplo, la instalación de desaladoras?

- Lo que hemos hecho es un estudio de nuestra capacidad de oferta, es decir de producción de agua y de la previsión de demanda en función del desarrollo inmobiliario, del crecimiento poblacional, etc. Tenemos que ir sumando fuentes para ir alcanzando la demanda que lógicamente es creciente. En el momento en que esas dos curvas se cortan y nuestra capacidad de producción ya no pueda absorber la demanda tenemos que hallar fuentes alternativas. Las que hemos buscado hasta ahora han sido fuentes subterráneas y nuestra gran apuesta es la acumulación en el embalse de Los Aromos y esperamos que eso nos dé espacio hasta el año 2040.

- ¿Y luego de eso?

- Más allá de ese tenemos que buscar fuentes alternativas. Y lógicamente que en un país como Chile cercano a la costa una de las más evidentes y con plenitud de recursos desde el momento que tienes la capacidad de tratarlo, es el mar (...) La desalación es intensiva en inversión y en el uso de energía eléctrica que es más caro y, eventualmente, aumentaría las tarifas. Por eso estamos haciendo estos esfuerzos de gestión de aguas superficiales y subterránea dulce antes de la desalación, pero en último término probablemente terminaremos en eso en algún punto.

frente a la pandemia

-¿Cuál es la situación de la empresa en medio de la pandemia?

- Lo primero es que Esval y el sector sanitario completo somos conscientes del momento que vivimos y nuestro rol es aportar a que las personas que lo están pasando mal, lo pasen un poco menos mal. Desde el primer momento decidimos renunciar a la posibilidad de cortes por no pago. Ahora es importante que la persona que puede pagar su cuenta lo haga porque es la única manera en que las compañías tengan recursos suficientes para poder seguir entregando el servicio y dejar el espacio para que las personas que no pueden pagar lo hagan cuando sea posible.

- ¿Y en el ámbito financiero?

- Lo estamos pasando muy mal. Nuestras cifras son desastrosas, por supuesto no tanto como las del sector turismo o los viajes que están bajo cero, pero nosotros tenemos caídas de consumos que van más allá del 10%, eso es relevante. Estamos hablando de bajas de ingresos en torno al 10% mientras que los gastos fijos se mantienen, por lo que hemos conversado, tenemos que mantener nuestras inversiones. Hemos tenido que hablar con nuestros tenedores de bonos para decirles que los ratios financieros que teníamos comprometidos cumplir en cuanto a resultados versus deuda no lo vamos a poder hacer (...) Los consumos comerciales han caído del orden del 30%. Los consumos institucionales hasta un 25%, los industriales también y los de las personas también han bajado en torno a un 2%. Eso es especialmente significativo en una compañía como la nuestra que está en zona turística. Existen aproximadamente 200 mil segundas viviendas vacías y sin consumo.

"No debería haber ningún problema de racionamiento, pero no lo hay porque hemos desarrollado todos los proyectos en el momento adecuado". "En los últimos 20 años hubo un cambio radical de cómo se entrega el agua y eso es debido a la carencia de las fuentes superficiales que había en la región y que hoy ya no existen".

"Estamos hablando de bajas de ingresos en torno al 10%, mientras que los gastos fijos se mantienen. (...) El consumo ha bajado".