"Garrincha fue el más difícil al que me tocó marcar, incluso más que Pelé"
Manuel Canelo cuenta entre risas que el año 1958 se subió "de puro patudo" al bus que traía desde Rancagua al equipo de Wanderers que había conseguido el primer título del Decano.
El lateral derecho llegó ese año al Puerto desde la filial que tenía el equipo caturro en Santiago, pero sólo jugó por Copa Chile. Su debut fue el 5 de noviembre en un 1-1 ante Alianza de Curicó.
Una década después, Canelo llegó a la avenida Argentina en un bus que traía la segunda copa wanderina. Esa vez no se subió "de patudo". Jugó los 36 partidos de la temporada 1968 con Los Panzers.
"Nunca en mi vida vi algo tan grande en Valparaíso. Eran miles de personas las que fueron a recibirnos", recuerda.
En la población Juan Antonio Ríos de la comuna de Independencia, donde también nació "Chamaco" Valdés, dio sus primeros pasos en el fútbol el exdefensa caturro.
Cuando lo trajeron a Playa Ancha compartió equipo con los campeones de 1958. "Empecé a entrenar con ellos, con Raúl Sánchez, Dubost, Emilio Bozzalla, que era un tremendo jugador, Jesús Picó, Tobar, Cristián González, el "Chico" Beltrán, Valentini, el arquero Félix Martínez", enumera.
"Como jugador, me saco el sombrero frente a Raúl Sánchez, salía jugando desde el área, donde quemaban las papas. El salía con la pelota pegada al pie, súper tranquilo, y en cambio uno se ponía más nervioso… Su temperamento era así. Si hubiera estado en estos tiempos, quizás hasta dónde hubiera llegado", señala Canelo.
- ¿Era el "Maestro" mejor que Elías Figueroa, como algunos postulan?
- En ese tiempo, Raúl Sánchez era más que Elías, claro que Figueroa venía recién empezando. Me acuerdo cuando él llegó por primera vez a entrenar con nosotros, un día miércoles en que estábamos trabajando en el velódromo. Al día siguiente el técnico lo citó para la práctica de fútbol, ahí empezó la leyenda. Yo jugué mucho con Elías, siempre fue una buena persona y un excelente jugador, tenía muchas cualidades, respetuoso con la gente, lo que mantiene hasta el día de hoy.
- Usted se integró a un equipo campeón en Wanderers y de inmediato se coronó campeón dos veces de Copa Chile, en 1959 y 1961.
- Yo caí parado en Wanderers, aunque también es cierto que yo era tranquilo, cien por ciento entrenamiento. Siempre me gustó el deporte, aunque al principio no tenía mucha idea, pero al poco tiempo mejoré, creo que eso me ayudó mucho porque lo mío no era la técnica, era la fuerza.
- ¿Cómo era el trato que tenía con José Pérez?
- ¡Terrible! Un día jueves estábamos en práctica de fútbol y yo jugaba en la reserva, durante el partido le pegué fuerte a Armando Tobar y "Gallego" me sacó del entrenamiento. "¡Tarado!" me gritaba, "no vas a llegar nunca a alguna parte", me decía. Quedé tan mal que me senté al borde de la cancha y me puse a llorar. Pero pasó el tiempo y me ayudó mucho, no me sacaba nunca del equipo, incluso me llevó a O'Higgins dos años, era un poco regalón de don José.
- Yo creo que su error fue pegarle a Tobar, que era el hijo que nunca tuvo "Gallego".
- Jajajajaja. Cierto, era como su hijo, pero no fui malintencionado, iba fuerte al balón porque yo era un duro. Tenía que marcar a Tobar nomás, aunque fuera el "hijo" del entrenador, pero parece que no estaba permitido tocarlo.
- ¿Cuáles fueron los duelos más complicados que tuvo jugando por Wanderers?
- Tuve muchos, con Elson Beyruth de Colo Colo, por ejemplo; con José Moreno, también con el "Mago" Saavedra, de La Calera. Siempre me dieron problemas. Beyruth tenía una cualidad de grande, uno podía pegarle todo el partido y él calladito, siempre calladito, pero cuando podía ponerla, la ponía, no había que alegar.
- ¿Usted era rudo, pero leal?
- Nunca lesioné a otro jugador. Aunque "Tito" Fouillioux me tenía miedo, arrancaba del lado mío. Cuando venía a Playa Ancha con la Católica se cambiaba de lado y atacaba por la punta, donde no estaba yo. Y no estoy mintiendo, porque después fuimos compañeros en Huachipato y él mismo me lo dijo. No le gustaba que yo lo marcara, porque sabía que iba fuerte a la pelota; en cambio él, era pura técnica, tocaba la pelota y se echaba a correr.
- ¿Cómo fue el año 1968 para usted?
- Increíble, ese año en que salimos campeones con Los Panzers yo jugué los 36 partidos del torneo. Fue muy bonito, un equipo que arrasaba, no éramos muy técnicos, pero jugábamos con amor a la camiseta. Usted sabe que en Playa Ancha el viento pega fuerte, y si en el primer tiempo íbamos perdiendo uno a cero o dos a uno, en los segundos tiempos les pasábamos por encima a los rivales.
- Esa temporada fue parte de una defensa de duros: Ulloa, Cantatore y "Hualo" Herrera.
- Claro, teníamos una buena defensa, no pasaba nadie. Con Herrera nos vemos a veces, fuimos a ver al "Tanque" Álvarez y nos juntamos con otros jugadores de esa época, con Ulloa, "Juanito" Olivares, Hoffmann, Ferrero. Griguol está en Argentina, el "Hualo" a veces conversa con él y manda saludos, tiene más de ochenta y tantos años.
- Dentro de su trayectoria en Wanderers le tocó enfrentar a Brasil en 1962, antes de la Copa del Mundo. Fue un partido mítico que se disputó ante miles de personas en la cancha de la Chilena de Tabacos, en el Barrio O'Higgins. Cómo fue marcar a Pelé ese día.
- Yo lo había visto jugar a Pelé en los hexagonales que se organizaban en Chile. Ese año 1962 nos tocó entrenar varios días con la selección de Brasil en Valparaíso y después jugamos un partido. Antes de que empezara nos tomamos una foto que todavía tengo en mi casa. Fue muy amable. Pero después marcarlo en la cancha fue muy difícil, se movía por todos lados, era muy inteligente para jugar, rápido además. Pero ese día al que me tocó seguir más fue a Garrincha, que agarraba la pelota, se subía a la moto y volaba. Uno cuando lo iba a marcar ya estaba dentro del área, era rapidísimo. Garrincha fue el jugador más difícil al que me tocó marcar, incluso más que Pelé, que tenía otra clase de juego. Pelé tocaba la pelota y corría buscando espacios, siempre estaba donde no había más jugadores para marcar.
- Pelé cumplió ochenta años hace poco.
- Y yo cumplo ochenta el 19 de diciembre, tenemos la misma edad. No quiero ni acordarme. Pasan y pesan los años. Hasta el momento estoy bien, gracias a Dios. Siempre pido que cuando me llegue el momento me vaya rápido, sin darle problemas a la gente.
"Me acuerdo cuando llegó Elías Figueroa por primera vez a entrenar con nosotros, un día miércoles en que estábamos trabajando en el velódromo. Al día siguiente el técnico lo citó para la práctica de fútbol, ahí empezó la leyenda".
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