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Hace rato que la pluralidad se hizo visible

- El año en que apareció Viñamarinos… opinaba que esa revisión era muy apegada a los ritos y costumbres elitistas de lo que llaman la "belle époque". ¿Esa mirada se agrietó a partir de octubre de 2019?

- Como decía, esa mirada empezó a resquebrajarse mucho antes, y a enriquecerse también. Sin duda el 2019 es significativo en tanto asistimos a una participación inaudita de los viñamarinos a propósito de las demandas nacionales. Es decir, no estamos en una isla. La enorme cantidad de personas que marcharon llenando la avenida España de Viña a Valparaíso y viceversa es un signo de sintonía que no puede perderse de vista. Aun así, hay una imagen que para mí guarda cierto simbolismo: mientras los viñamarinos se manifestaban, al Reloj de Flores las autoridades le quitaron los punteros por miedo a que fueran vandalizados -y es que el artefacto es caro de mantener-, como si mientras todo estaba sucediendo, la "ciudad bella" decidiera suspender su tiempo, dormir. Quiero decir que a pesar de todo hay siempre algo ausente, un bostezo aristocrático.

- ¿Cambiaron o van a cambiar los viñamarinos tras esos acontecimientos y en qué dimensiones podrían hacerlo? ¿Políticamente hacia dónde cree que podrían inclinarse?

- Así como Chile entero se pronunció a favor de las demandas sociales, Viña del Mar demostró que no está al margen de esas complejidades. Obviamente es descabellado pensar a estas alturas en principados, sería ridículo y ciego insinuar siquiera que estamos al margen de las precariedades e injusticias que aquejan al país. Sabemos de sobra que es la ciudad con el mayor número de campamentos en Chile, y aprendimos que el estampido de fuegos artificiales no es un error de calendario, sino los narcos anunciando que llegó la merca. Hace rato que la pluralidad de la existencia se hizo visible.

- A estas alturas, ¿se puede establecer algunos rasgos propios del "ser viñamarino"? ¿En qué se diferenciarían de los habitantes de la ciudad en la segunda mitad del siglo pasado?

- No creo que un santiaguino ni un porteño ni un lololino sean hoy lo mismo que fueron hace medio siglo atrás, hay demasiada tele de por medio. Pero no estoy segura de lo que digo. Me imagino que Viña, en particular, conserva muchos sesgos de provincia en sus actividades y en sus ritmos todavía pausados. Los santiaguinos son expertos en detectar esas cualidades.

- Sobre los personajes a través de los cuales es posible reconstruir la memoria de la ciudad, en Viñamarinos…incorpora desde el magnate salitrero Gustavo Wulff hasta el Charles Bronson chileno, pasando por Teresa Wilms Montt y el veterano de Vietnam Arthur Ariztía. Una memoria harto diversa…

- Hay algo que cruza a la mayoría de esos personajes y es que de alguna manera traicionaron su clase (dijimos que el mito de clase es uno de los más arraigados). Los adjetivos aburridos, excéntricos y decadentes -que algunos pocos han tomado como ofensa (los más conservadores o los que no han leído el libro)-, a mi parecer son justo lo que hace posible que una biografía sea atractiva. Esa riqueza es la que quise transmitir en el libro.

EL GRAN THRILLER EN LA HISTORIA DE VIÑA

- También ha dicho que "la historia que nos marcó por el nivel de perversión y de intriga, fue la de los psicópatas de Viña", de lo que se hablaba como en secreto. ¿Conmocionó tanto?

- No recuerdo haber dicho textual algo así, pero sin duda los psicópatas fueron el gran thriller en la historia de este pueblo. No solo por el miedo que infundieron sus prácticas seriales, sino porque el caso estuvo marcado por un misterio que sobrevivió la condena de Sagredo y Topp Collins: la posibilidad de que estuvieran involucrados personajes de la clase alta e incluso que existieran redes asociadas a la Dictadura, lo hace sumamente escabroso. Esas teorías otros las han documentado mucho mejor que yo.

- Respecto de la tendencia de "moverse hacia el norte" que ha marcado a las elites viñamarinas desde que vivían en Valparaíso y que ya se instalaron en Concón y en Mantagua, ¿hasta dónde cree que van a llegar? ¿Es un fenómeno de segregación territorial sólo local o nacional?

- Imagino que nacional, o por lo menos no exclusivo de esta ciudad. El fenómeno conocido como gentrificación no es nuevo, pasó en París cuando se hizo la gran remodelación en el siglo XIX y desplazaron a los pobres que en el poema de Baudelaire, "Los ojos de los pobres", volvían en calidad de mendigos a deambular por lo que antes eran sus barrios. En Viña no existe conservación arquitectónica ni puesta en valor de ciertas zonas. Todo es abandono. Eso, sumado al terror por la delincuencia, hace que los barrios -que nunca resultan ser lo suficientemente seguros- desaparezcan cada vez con mayor frecuencia, en un movimiento que no obedece al crecimiento demográfico. Es una ciudad segregada. La calle Valparaíso, por ejemplo, que guarda una condensación histórica (al menos el más rico anecdotario) fue arrebatada por nuevos centros comerciales quedando en la marginalidad total. Yo, que quizá soy un poco fóbica, si tengo que fijar un encuentro con alguien, automáticamente sugiero el Samoiedo. Bueno, la gelatería o "Samoiedo chico" porque el otro, el clásico, pasó a ser una oficina de telefonía. 2

Sostengo que la relación que se da con la ciudad que uno ocupa -y en mi caso a la que pertenezco por insistencia- es tan ambivalente como los sentimientos que se pueden tener hacia la familia. A pesar de las contradicciones sentimentales, yo no sabría vivir en otro lugar".

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NUEVO LIBRO Y FASCINACIÓN INMEDIATA POR LOS ALFABETOS DESESPERADOS

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- Su nuevo libro, Alfabetos desesperados, toca la capacidad humana de comunicarse aun cuando parece imposible. ¿A qué se debe este cambio temático respecto de sus últimas obras? - Sinceramente los "temas" me han llegado. Mis intereses no suelen ser obsesivos sino más bien me muevo con libertad -hasta que me obsesiono. Si bien Viñamarinos... tiene mucho que ver con mi experiencia biográfica y con una mirada que me parecía interesante integrar a lo que se venía haciendo sobre la ciudad, este segundo libro me capturó como posibilidad cuando leí sobre el modo que usaban para comunicarse los presos en la Bastilla. Ese caso bastó para entregarme por entero a la investigación de esas formas que son infinitas y de una belleza conmovedora. - ¿Cómo fue el proceso de investigación y elaboración de su nuevo libro y cuáles son sus expectativas? - Cuando leí que los presos en la Bastilla tradujeron el alfabeto a un sistema de golpes para establecer contacto entre celdas, tuve una especie de fascinación inmediata (que si lo pienso, este asunto de inventar letras es también un problema gráfico y yo soy diseñadora), entonces me puse de cabeza a investigar experiencias carcelarias en ensayos, testimonios, etc., que a su vez me llevaron progresivamente a otras formas de encierro y de comunicación secreta o disimulada: enfermos, espías, locos, delincuentes, esclavos, amantes, en fin, increíbles elaboraciones bajo censura o en condiciones adversas; y a eso le llamé alfabetos desesperados. Me pasé dos o tres años leyendo y recogiendo fragmentos y notas que iba juntando en un único gran documento. Es fácil y gozoso entregarse al buceo en los textos, las lecturas se encadenan solas, conducen, se abren como ramas infinitas. Pero darle un orden, una estructura a todas esas piezas fue la pega matea, lo más arduo, digamos. Cuando el corpus de citas y notas pasó de ser un ejercicio gustoso a un aparato en ciernes, decidí organizarlo como libro y finalmente lo edité por conceptos de la A a la Z; hice un alfabeto de alfabetos. 2