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Trabajar hacia un congreso más abierto, diverso y ágil

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"Históricamente el Congreso Nacional ha gozado de una composición radicalmente homogénea. Durante sus más de dos siglos de historia sus miembros han respondido a patrones similares, que han limitado de forma profunda su capacidad de representar la diversidad que conforma nuestro país.

La política de la transición, administrada por el duopolio que constituyeron las fuerzas de la derecha y la ex Concertación, tardó casi 30 años en ceder y abrir espacios a personas que representaban intereses distintos a los que históricamente tenían cabida en el Congreso. Se terminó con el sistema binominal y, con ello, se permitió la entrada de otras fuerzas políticas que, de forma incipiente, han (hemos) intentado ampliar el espectro de visiones y presentar proyectos alternativos.

Reducir la cantidad de parlamentarios es precisamente retomar la visión binominal de la política, donde solo hay espacio para dos visiones y contra la cual la gente se reveló durante el año pasado. Por eso votamos en contra del proyecto que busca reducir la cantidad de parlamentarios: porque entendemos que dicha reducción implica una menor representación, en tanto existe una mayor concentración del poder que el pueblo delega en sus representantes.

Ahora bien, si el espíritu del proyecto efectivamente persigue abaratar costos y ahorrar dinero de la billetera fiscal, desde el Frente Amplio hemos sido enfáticos en nuestra propuesta: avancemos hacia un Congreso unicameral. Además de reducir costos, nos ayudará a agilizar los procesos de tramitación legislativa, que actualmente se ven aletargados producto de la existencia de dos cámaras.

El estallido social se gestó, en parte, por la incapacidad de la política de hacerse cargo de presentar soluciones a tiempo a los problemas de la gente. Creemos que, en función de esa demanda, la mejor opción no es reducir la representación, sino que trabajar hacia un Congreso más abierto, más diverso y más ágil, con espacio para las minorías, para las diferencias, las disidencias y las periferias. Un Congreso que sea un reflejo y una proyección de la diversidad de territorios, culturas, creencias, colores e identidades. Un Congreso con espacios para todos y todas.

Independiente del camino que tomemos, es ingenuo pensar que el desprestigio del Congreso depende de la cantidad de integrantes que tenga. Reformas de este tipo tienen que ser estudiadas acuciosamente y deben perseguir siempre un horizonte que apunte a una democracia más directa que permita una real incidencia de la ciudadanía organizada en la toma de decisiones. 2

Independiente del camino que tomemos, es ingenuo pensar que el desprestigio del Congreso depende de su cantidad de integrantes".

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Avanzar hacia un sistema unicameral que reduzca el gasto

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"Estoy a favor de reducir el gasto estatal y el número de parlamentarios, no tengo problema con eso, sin embargo no se puede pretender cumplir este objetivo retrocediendo hacia un sistema binominal que lo único que hace es garantizar un poder de veto para la minoría conservadora que habita en el Congreso. En ese sentido, la fórmula más eficiente es el establecimiento de un sistema unicameral, lo cual espero sea parte del debate de la futura Convención Constitucional. Es evidente que a la derecha le acomoda más el mecanismo antiguo, el binominal, porque les entregaba más representación de la que realmente tenían con lo cual lograban frenar los cambios estructurales al modelo que defienden.

La Constitución hecha en tiempo de dictadura tiene ese objetivo y su autor intelectual, Jaime Guzmán, nunca lo ocultó: equilibrar la fuerza política entre minorías y mayorías para evitar que nada fuera más allá de los márgenes establecidos. Este antiguo sistema electoral generó frustración en la ciudadanía que veía cómo, periodo tras periodo, los avances requeridos nunca se concretaban. Volver a eso sería ir en contra de lo que las y los chilenos han expresado con tanta fuerza durante el último año. Yo no estaré disponible para restarle democracia a nuestro país.

Más allá de que se mantenga la proporcionalidad, que es lo óptimo, nuestro Poder Legislativo tiene más deficiencias que corregir. Especialmente la lentitud del proceso legislativo, que es uno de los factores que ha generado rechazo hacia las y los parlamentarios. Insisto, si queremos discutir una rebaja de los legisladores, hagamos un debate serio y avancemos hacia un modelo unicameral que reduzca gasto, agilice el proceso legislativo y entregue más confianza a la ciudadanía. Ese es el salto que debe dar el país: hacia un Congreso más participativo, con fuerzas políticas más representativas y con un Parlamento más eficiente al momento de votar y despachar los proyectos de ley. La ciudadanía empoderada espera menos burocracia y más agilidad para dar respuesta a sus necesidades.

Una parte importante de la política es hacer pedagogía y explicar los pro y contra de cada una de las decisiones que tomamos. Estoy seguro que si vamos más allá de los titulares y los slogans instalados por la derecha, la ciudadanía va a estar de acuerdo con que no basta un simple cambio de número, sino que se requiere una modificación sustancial en el cómo hacemos política y eso parte por establecer un mejor Congreso que se enfoque 100% en resolver las problemáticas ciudadanas. Los chilenos y las chilenas quieren representatividad, parlamentarios que conozcan los problemas de la gente, políticos que recorran el territorio y concreten los cambios. Creo que nadie podría estar en desacuerdo con eso". 2

Estoy a favor de reducir el número de parlamentarios, sin embargo no se puede cumplir el objetivo retrocediendo hacia un binominal".

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Aumento de parlamentarios no ha significado mayor eficiencia

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"Si bien es un gran avance el haber eliminado el sistema binominal, el aumento considerable de parlamentarios no se ha traducido en mayor eficiencia en el trabajo legislativo. Al contrario, lo que ha hecho es impedir la construcción de acuerdos, debido a la proliferación de parlamentarios que, con un bajo porcentaje de votos, le hablan solo a un nicho para mantener un caudal electoral limitado, pero que les permite salir electos, alejándose del diálogo necesario para avanzar en proyectos relevantes para el país. Se puede reducir el número de parlamentarios sin caer nuevamente en el binominal. Por eso el acuerdo que RN y la DC suscribieron en su momento -134 diputados y 44 senadores- es justo, ya que mantiene la proporcionalidad de las fuerzas políticas sin volver a la lógica del binominal.

Podría discutirse también la apertura de nuevos distritos para que la reducción de parlamentarios no afecte la labor de representación. Hoy, con mega distritos, es muy difícil poder compartir como uno quisiera con la gente, y eso se agravaría con menos parlamentarios.

Creo que el proyecto fue rechazado porque, lamentablemente, muchos siguen con calculadora en mano sacando cálculos de qué es lo más conveniente para sus partidos, por sobre lo que es mejor para el país. Sobre todo las fuerzas emergentes, que fueron beneficiadas con la acumulación de porcentajes bajos de votos, pero que les dieron cupos en el Congreso. Es la lógica de mirar sus propios intereses políticos, ya que si estuvieran en la vereda del frente lo más probable es que lo apoyarían. En política, muchas veces hay que perder para ganar.

Yo creo que la ciudadanía no entiende este rechazo y que una vez más confirmamos los dichos y temores de muchos relativos a que los políticos se siguen protegiendo entre sí. Lo que es más incomprensible, es que la oposición haya rechazado la idea de legislar, es decir, se cerraron incluso a la idea de discutir el proyecto, lo que significa que en el periodo de un año no se podrá presentar otro con las mismas características. Esto no tiene que ver con castigar a la clase política, sino que con fortalecer la labor de representación para hacer más productivo el trabajo, tener una correlación de fuerzas que representen las distintas miradas de país, pero para ello tienen que ser el reflejo de la voluntad popular, y esta se plasma a través del voto. Lamentablemente, hoy tenemos parlamentarios que representan un porcentaje muy bajo de votantes y que sólo le hablan a un nicho sabiendo que con eso les alcanza. Ellos no sólo impiden la construcción de acuerdos, sino que además no son la fiel expresión de lo que los electores quisieron al momento de votar, y eso provoca una mayor deslegitimización de las instituciones". 2

El acuerdo entre RN y DC

-134 diputados y 44 senadores- mantiene la proporcionalidad sin volver a la lógica del binominal".

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Bancada del 1% sólo ha contribuido a polarizar el ambiente

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"Cuando se discutió la modificación del sistema electoral, sus impulsores prometieron que la ciudadanía iba a estar mejor representada, pero nos encontramos con la sorpresa de que hubo diputados que fueron electos con menos del 1%, en circunstancias que otros candidatos llegaron incluso a quintuplicarlos en votos y no ganaron.

Esa es una razón suficiente como para justificar este proyecto y volver a la misma cantidad de parlamentarios que teníamos antes, además de establecer un piso mínimo para poder salir electo y de ese modo tener una Cámara que efectivamente sea representativa.

Hoy tenemos una bancada del 1% que a lo único que ha contribuido ha sido a polarizar el ambiente manteniendo una actitud obstruccionista y muchas veces alejada de la Constitución y las leyes. Por eso es indispensable que el Gobierno persista con el proyecto para reducir el número de parlamentarios a través del Senado.

Además, hay que tener en cuenta que el próximo año el Estado va a incurrir en un gasto mucho mayor con el inicio de la Convención Constituyente, por lo tanto no se justifica seguir con el actual número de escaños ni tampoco mantener las actuales asignaciones parlamentarias, donde el PC y el FA se negaron a reducirlas.

Hoy no existe ningún argumento real como para oponerse a la rebaja del número de parlamentarios. Quienes lo hacen es sencillamente por temor a perder sus cuotas de poder. Además, la indicación que presentó el Gobierno garantizaba que en ningún distrito iban a haber menos de tres diputados, lo que abría espacio a la competencia de las distintas fuerzas políticas.

Es la oposición, por tanto, la que tiene que responder por qué se opuso a un proyecto ampliamente apoyado por la ciudadanía y así lo vimos durante el plebiscito, cuando la mayoría prefirió que la futura Constitución la redacte una convención sin parlamentarios.

Los electores no comprenden el rechazo del proyecto. Y tendrá que ser la oposición la que le explique a la ciudadanía por qué votaron en contra de este proyecto.

La gente está cansada de vernos pelear, de ver cómo todos los días se malgasta el tiempo en acusaciones constitucionales sin fundamento y no en tramitar proyectos que apuntan a resolver sus principales demandas. La gente está cansada de la pequeñez política y estoy completamente seguro de que un proyecto en estos términos sería ampliamente aplaudido por la ciudadanía". 2

Hoy no existe ningún argumento real como para oponerse a la rebaja del número de parlamentarios".

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