Cartas
Adultos mayores
Retrocedimos a fase 2 y esta medida sanitaria se mantendrá durante la celebración de estas fiestas de fin de año. Y no hay duda que los adultos mayores han sido uno de los grupos más afectados por la pandemia de covid-19 que azota al mundo.
Al ser una población de riesgo, el peligro de contagio los obligó a confinarse en sus hogares particulares o residencias, muchas veces en soledad, limitando su contacto físico y social solamente a unos pocos. En el caso de los Establecimientos de Larga Estadía para Adultos Mayores (ELEAM), el contacto con sus personas significativas estuvo supeditado al cumplimiento de protocolos sanitarios.
La autoridad sanitaria ha concedido un permiso especial para visitarlos durante estas celebraciones en pandemia, lo que probablemente no llegue a concretarse en algunos casos, dejando a muchos de ellos solos. Y esta soledad puede gatillar directamente en su salud emocional, mental y física.
Es de conocimiento general que para los adultos mayores, el mantener relaciones con sus familiares o personas significativas ayuda sobremanera en su salud, pues el efecto de perder o no contar con lazos familiares provoca una enorme tristeza que incluso puede traducirse en cuadros depresivos, generando también cambios en sus rutinas diarias.
El llamado que hacemos es que en esta época de vorágine hagamos una pausa y reflexionemos sobre el verdadero sentido de la Navidad, que es la importancia del ser humano en nuestra sociedad; a que nos preocupemos por los adultos mayores, a no dejarlos solos, a no descuidarlos y entender que la compañía, las visitas, los llamados y las muestras de preocupación, más aún para aquellos que residen en Establecimientos de Larga Estadía dependientes de organizaciones sin fines de lucro, son de vital importancia para que este año, que ha sido tan difícil para ellos, no lo culminen de peor manera.
Sergio Parra Director ejecutivo del Consejo Nacional de Protección a la Ancianidad (Conapran)
Reflexión
Los fenómenos de cualquier tipo tienen luces y sombras. En ocasiones su resplandor es tal que las sombras poco se aprecian, aunque están, y paulatinamente se presentan en el tiempo. El desarrollo técnico en todos sus ámbitos, el acceso a bienes y consumo y la modernidad tienen un brillo tal que los ciudadanos celebran, no sin razón, con brincos y cantos.
Nicanor Parra diría "yo soy el individuo" (1954), como una letanía constante para cada salto de progreso humano y social. Pero este soliloquio no es de júbilo, es el clamor del antipoeta que narra la sombra que se extiende sigilosa y secretamente sobre el individuo a medida que se eleva aquel resplandor de progreso: "Primero viví en una roca… busqué un lugar más apropiado… me aburrí de las cosas que hacía… debería producir… mejor tal vez que vuelva a ese valle, a esa roca que me sirvió de hogar… la vida no tiene sentido".
Nuestras actuales formas de vida (éxito, consumo, prestigio, explotación, poder, individualismo, etc.), paradójicamente son sombras que con su brillo nos enceguecen. Estamos ensombreciendo nuestra vida, al individuo, al ser humano, para dejarlo en soledad y sin sentido (el último hombre, diría Nietzsche). Los creyentes que miramos el pesebre en estos días celebramos en intimidad y humildad el nacimiento de un niño, débil y santo, y así como Parra volvemos al valle de agua fresca, a nuestra roca (Jesús), que es nuestro hogar firme, donde la vida tiene su origen y sentido, el Dios con nosotros. Porque no nos viene el brillo que nos enceguece y oculta nuestras sombras, sino que es la luz que viene, justamente, a iluminarlas.
Presbítero Alejandro González H.
Celebración
En estos días santos para los cristianos, que la inmensa mayoría de los católicos chilenos no podrán celebrar en sus iglesias, conviene que recordemos las palabras que el Papa Pío XI dijo en su encíclica Quas Primas, acerca de que la Iglesia "en el cumplimiento del oficio encomendado a ella por Dios, de enseñar, regir y conducir a la eterna felicidad a cuantos pertenecen al Reino de Cristo, no puede depender del arbitrio de nadie".
El evangelio nos invita a dar al "César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios". Sin quitarles nada a las legítimas autoridades que tienen el derecho y el deber de velar por la salud de la población, debemos poder rendirle a Dios el culto público según la recta conciencia de cada uno, con medidas proporcionadas a la situación sanitaria. Me parece que -todos- le hemos dado al César más de lo que le corresponde; ahora nos toca darle a Dios y al Niño de Belén lo que es suyo.
Carlos Hamel
Ahorro o impuestos
Alegría y alborozo han provocado los dos retiros de ahorros previsionales autorizados por el Congreso y el Gobierno. Esta mayor disponibilidad de recursos posibilitó recuperar en parte el alicaído gasto en consumo.
Estos dineros han sido de gran alivio para enfrentar dificultades y aprietos provocados por la caída de ingresos que originó la pandemia, aunque algunos beneficiados gastaron también en la compra de bienes más superfluos.
Lamentablemente, se estima que casi 4 millones de cotizantes del sistema quedarán con saldo cero en sus cuentas de ahorro previsional, poniendo en entredicho la certeza de una jubilación oportuna y razonable. Si desaparece el ahorro para la jubilación, la única alternativa que subsiste es que el Estado financie las pensiones mediante un aumento significativo en los impuestos (IVA y otros), lo que afectará a la clase media.
El funcionamiento efectivo de la economía social de mercado no provee otra opción válida: o se ahorra o deberemos pagar más impuestos. Si se quiere remediar de verdad los agobiantes problemas sociales, la complejidad del camino exige apoyar las soluciones en el conocimiento científico y abandonar el simplismo y la construcción de falsas ilusiones.
Jaime Salazar Rojas
Consensos
Hay muchos nostálgicos de la época de los grandes consensos que sirvieron de marco institucional para que millones de chilenos lograran un bienestar sin precedentes. Es cierto que dicha época evoca verdaderos "tiempos mejores" en comparación con la dura actualidad, pero no es cierto que hoy no existan consensos, basta ver las contundentes votaciones de los proyectos de retiro de fondos de pensión para advertir que si muchos recurren a la nostalgia es porque preferían los contenidos de los grandes acuerdos por sobre estos acuerdos en sí.
A ellos no les queda más remedio que dar la batalla de las ideas para lograr que estas vuelvan a ser tenidas por buenas. Tal como dijo un pensador alemán: "Es verdad que el consenso genera poder, pero el poder también genera consenso".
Juan L. Lagos Fundación para el Progreso