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Tareas y complejidades de la convención constitucional

El primer desafío es establecer su reglamento, su forma de adoptar decisiones y vincularse con la ciudadanía, señala politóloga Pamela Figueroa, de la USACh. Filósofo y académico Hugo Herrera considera primordial un entendimiento preliminar con alta adhesión.
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La categórica declaración de Mario Desbordes, una de las cartas de Renovación Nacional a La Moneda -"prefiero perder la presidencial y tener una buena constituyente"- revela la envergadura del desafío de abril para todas las fuerzas políticas.

"Lo que está en juego en la convención constitucional es demasiado importante como para renunciar a la necesidad de unidad", sostiene por su parte el presidente del Partido Socialista, Álvaro Elizalde, para quien la elección de constituyentes, "tiene un impacto, sin duda, más relevante que la elección de una autoridad cualquiera. En Chile las autoridades elegidas democráticamente duran cuatro años, una Constitución tiene efecto por décadas".

"Esperamos seguir sumando candidaturas del mundo social, porque creemos que la nueva Constitución debe ser escrita por un grupo diverso, que sea reflejo del Chile real", dice Catalina Pérez, presidenta de Revolución Democrática, a propósito de la alianza que selló el Frente Amplio con el Partido Comunista y el Partido Regionalista Verde Social de cara a esos comicios.

"Tenemos que ir a la constituyente a ser protagonistas (…) Aquí hay que meterse en la cancha de conectarse con un Chile que tiene nuevas preguntas", plantea Javier Macaya, nuevo presidente de la UDI, mientras la secretaria general, María José Hoffmann, enfatiza que la colectividad no va a tomar "ninguna definición presidencial antes del principal hito que es la elección de los constituyentes".

Importancia del entendimiento preliminar

La politóloga y académica de la Universidad de Santiago e integrante de la Mesa Técnica para una Nueva Constitución, Pamela Figueroa, y el filósofo, columnista y académico de las universidades de Valparaíso y Diego Portales, Hugo Herrera, analizan aquí pormenorizadamente algunos de los principales aspectos del proceso que comienza con la instalación de los 155 convencionales que resulten elegidos el 11 de abril.

El primero apunta a las principales complejidades del funcionamiento de una convención constitucional que estará en plena tarea cuando asuma un nuevo presidente y se renueve parte importante del Congreso Nacional, instituciones que podrían verse modificadas durante su ejercicio.

Para Pamela Figueroa el primer desafío de la convención es establecer su reglamento, su forma de trabajar y tomar decisiones, de relacionarse con la ciudadanía y buscar la manera de construir los acuerdos que se requieren para el texto constitucional, "y eso está en un contexto democrático, donde las instituciones siguen realizando sus tareas. En noviembre habrá elecciones presidenciales y parlamentarias, y cuando el nuevo texto constitucional se sancione, se adoptarán los mecanismos de transición para instalar la nueva institucionalidad, si así se define. Como todo el proceso está en la institucionalidad democrática, me parece que se irán definiendo esos tiempos de transición, y así se ha hecho en otros países".

A la politóloga no le parece una etapa tan compleja. "Todo lo contrario, es importante que la democracia chilena se reactive con participación ciudadana, con deliberación, con mecanismos de representación. Esa práctica democrática es lo que, si se desarrolla de manera inclusiva, va a permitir fortalecer las instituciones democráticas, que me parece que es el desafío que tienen Chile y en general América Latina en este nuevo ciclo", asevera.

Hugo Herrera plantea que la primera tarea de la convención constitucional es lograr un entendimiento preliminar que pueda contar con los 2/3 de adhesión. "Si ese entendimiento no se produce, la tarea de la convención fracasaría. Esto es muy importante pues, hasta ahora, la convención y la nueva Constitución son el único camino institucional disponible de salida a la crisis del 18 de octubre. En la medida en que se trata de una crisis profunda y extendida, si ese camino institucional fracasase, la ebullición popular volvería y devendría difícilmente controlable", sostiene.

Igualmente califica como relevante la forma en que se relacionarán el proceso constituyente con las elecciones presidenciales y parlamentarias. "Probablemente las elecciones se constitucionalizarán: los programas saldrán de las estrictas políticas públicas ministeriales y se orientarán a considerar cuestiones de carácter fundamental. Hay aquí tres ejes sobre los cuales es esperable que verse la discusión: la relación del Estado central con los territorios, del Estado con la sociedad civil, del Estado con el mercado".

Legitimidad de los partidos y del proceso

¿Hasta dónde incide en la legitimidad del proceso el hecho de que los principales actores del órgano redactor de una nueva Constitución sean los partidos políticos, finalmente con menos respaldo ciudadano que la Presidencia de la República?

"No parece adecuado cuestionar la titularidad de las organizaciones autorizadas para conducir los procesos. Mal o bien, los partidos políticos, aunque se hallan en crisis, son componentes fundamentales de nuestra institucionalidad política y es con ellos, no sin ellos, que podremos salir de aquella crisis de modo institucional", expone el académico, quien sostiene además que esa situación "puede verse compensada por una institución que mantiene plena legitimidad: los procesos electorales. Ellos son pacíficos, la ciudadanía concurre responsablemente, se toman la agenda, los resultados son rápidos e indisputados. En la medida en que las elecciones de convencionales sean participativas, la baja legitimidad de los partidos podrá ser suplida por la alta legitimidad del proceso electoral".

La convención deberá redactar y aprobar una propuesta de texto de Nueva Constitución en el plazo máximo de nueve meses, que se podrá prorrogar por tres meses, pero una sola vez.

Rosa Zamora Cabrera

rosa.zamora@mercurio valpo.cl