El jazz pierde a uno de sus grandes con el fallecimiento de Cristián Cuturrufo
GENTE. El trompetista coquimbano, de 48 años, murió ayer en la Clínica Las Condes, tras presentar dos paros cardiorrespiratorios producto del covid-19.
Un nombre imprescindible en la historia del jazz en Chile es el de Cristián Cuturrufo, quien puso su sello en la escena de los 90 aplicando un muy sólido revisionismo de la música bebop con sus dotes de solista e improvisador. Si bien el trompetista asimiló este lenguaje venido desde Nueva York, le imprimió un carácter chileno a su música, lo que lo llevó a ser un referente en el género, según indica el sitio Musicapopular.cl.
Pero no es lo único por lo que consiguió convertirse en una figura fundamental, ya que también se destacó por gestión para poner en marcha festivales y clubes nocturnos de música dedicado al género. De allí que su pérdida haya sido un duro golpe para todos quienes pudieron compartir con él y los que lo conocieron a través de su arte, los que demostraron su dolor a través de las redes sociales.
Según informó la Clínica Las Condes, donde estaba internado desde el pasado 17 de febrero por coronavirus, Cristián Cuturrufo falleció ayer a los 48 años tras presentar dos paros cardiorrespiratorios producto del covid-19.
Primeras incursiones
"Cutu", como era conocido, nació en Coquimbo el 27 de junio de 1972 en el seno de una familia de músicos encabezada por su padre, Wilson Cuturrufo, quien era acordeonista. Su familia siempre estuvo vinculada a las tradiciones musicales del puerto y de las fiestas populares de la región.
Cristián comenzó sus estudios en trompeta clásica a los 9 años en la Escuela Experimental de Música Jorge Peña Hen, junto al profesor Sergio Fuentes. Aspecto que fue destacado por la ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio Consuelo Valdés en su cuenta de Twitter para despedir al músico: "Con mucho pesar nos enteramos del fallecimiento del trompetista Cristián Cuturrufo. Músico ilustre de la familia del jazz en Chile y oriundo de la Región de Coquimbo, donde inició sus estudios en la escuela de Música Jorge Peña Hen. Mi sincero abrazo a sus cercanos".
El músico continuó su formación en la Universidad Católica de Chile, donde integró el grupo de cámara Ensamble Gabrieli entre 1991 y 1993. Poco después, algo aburrido de la doctrina y el rigor académicos, viajó a Cuba para profundizar sus estudios de música popular, ritmos afrocubanos y jazz, inspirado en los solistas que siempre le habían quitado el sueño: Fats Navarro, Dizzy Gillespie y Arturo Sandoval, según Musicapopular.cl.
A su regreso fue reclutado por el saxofonista Ignacio González para formar el grupo de latin jazz Motuto. Ahí se relacionó con gran parte de los músicos que seguirían a su lado durante años y a través de esta agrupación pudo calibrar su categoría como adelantado solista. En 1996 comenzó su escalada como líder de bandas, en una carrera que lo llevó a desarrollar la estructura del quinteto como plataforma ideal para sus solos. Cuturrufo fue investido como el trompetista más rápido y ardiente desde que el jazz fuera dominado por Daniel Lencina en los 70, dice Musicapopular.cl.
Entre los muchos músicos con los que compartió escenario en sus quintetos se encuentran los saxofonistas Jimmy Coll y David Pérez; los guitarristas Jorge Díaz y Federico Dannemann; los bajistas Christian Gálvez y Cristián Monreal; y los bateristas Iván Lorenzo y Andrés Celis, entre otros. Además, formó parte de las agrupaciones Los Titulares, de Francisco Molina, Vernáculo y Cutus-Clan, estos dos últimos dirigidos por su hermano, el percusionista Rodrigo Cuturrufo.
Su carrera como líder de quintetos se extendió hasta bien entrados los 2000, con la grabación de discos latin jazz ("Latin jazz", 2002) y bebop ("Recién salido del horno", 2003) y apariciones como trompeta solista en orquestaciones swing con The Universal Orchestra y con El Farol Big Band, antes de unirse al pianista de la vieja guardia Valentín Trujillo. Ambos trabajaron en los álbumes "Jazz de salón" y "Villancicos", con los cuales Cuturrufo alcanza el respeto del público y se posiciona como músico relevante en el repertorio popular musical chileno.
Su última etapa
Con el tiempo volvería a su estilo fusionando el jazz con el funk, creando el disco "Cristián Cuturrufo y la Latin Funk" (2006) con su sexteto habitual, acercándolo a nuevos públicos. También alcanzó a hacer un disco con su amigo el trombonista Héctor "Parquímetro" Briceño, llamado "Swing nacional (2007).
A mitad del 2009 publicó su primera antología, "Treinta años en trompeta", y en enero de 2010 debutó en el Festival Providencia Jazz al mando de un ensamble multinacional de once músicos. Su continuidad discográfica se interrumpiría allí, ya que el intensificó su trabajo como productor de encuentros y citas musicales como el Festival de Jazz de Las Condes; y la creación de clubes como The Jazz Corner.
En 2019 sacó su disco "Socos", en el que presentó una única composición nueva ("Socos") y reeditó otras piezas unidas por la idea del regreso a Coquimbo. Por ese tiempo, ya residiendo en la capitalina Comunidad Ecológica de Peñalolén, se unió al os músicos Jorge Campos (bajo) y Pedro Greene (batería) para iniciar un conjunto de tres figuras con el que llegó al Festival de Jazz de El Cairo en 2020.
Una de las últimas actividades públicas que realizó Cuturrufo ocurrió el 12 de marzo pasado, cuando participó en la campaña de Patricio Fernández en Vitacura, en el marco de su candidatura a la Convención Constitucional.
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