Inseguridad en las rutas y los puertos
Robos de cargas en los caminos de la región y en los terminales portuarios afectan al comercio de importación. Dirigente de la Cámara de Comercio de Santiago afirma que "la situación de desorden social que ha sufrido Chile desde octubre de 2019, ha derivado en una sensación de laxitud e impunidad.
A las denuncias sobre alzas de fletes navieros y supuesta "concentración oligopólica" formuladas por la Cámara de Comercio de Santiago, se suma otra sobre robos de mercaderías en las rutas y en terminales portuarios de la región.
Así, a las afirmaciones sobre alzas que llegan a un 400% y a la concentración en el transporte naviero, que debe ser investigado, se agregan situaciones que afectan especialmente al comercio de importación, condicionando costos y, en último término, castigando a los consumidores finales.
Manuel González, presidente del Comité de Importadores de la Cámara, afirma que a mayo pasado, el 30,36% de las empresas había sufrido el robo de sus cargas desde los camiones y que existe actualmente una sensación de aumento de los casos. Las rutas donde se cometen los mayores ilícitos son la 68 y la 78, que unen Valparaíso y San Antonio, respectivamente, con la capital. Pero, de acuerdo al dirigente, fuera de esos asaltos a mano armada, los delincuentes han logrado "burlar la seguridad de los terminales, entrando a ellos con camiones contratados, en forma adelantada al horario oficial de retiro, simulando ser dueños de la carga y retirándola". Así, cuando llega el transportista del verdadero dueño, los productos ya no están. Por otra parte, debido a la inseguridad, declara González, "desde hace varios meses, los servicios de transporte de carga se han negado a retirar contenedores y mercancías en horarios de tercer turno desde los puertos por miedo a ser asaltados, alargando la demora en el retiro de las cargas y afectando aún más la actual congestión portuaria". Insistiendo en el tema, el dirigente afirma que "la situación de desorden social que ha sufrido Chile desde octubre de 2019, ha derivado en una sensación de laxitud e impunidad que ha incentivado el fortalecimiento y la formación de nuevas bandas dedicada al lucrativo negocio del robo de camiones".
Importadores y agentes de aduana han denunciado estos hechos, mientras que las empresas y sus conductores operan en un clima de temor. A la vez, esta realidad tiene un impacto económico directo en el costo de las mercaderías importadas, afectando también a las exportaciones de productos de mayor valor.
Estas denuncias exigen una investigación en profundidad, aumentando la vigilancia en las carreteras y también perfeccionando los sistemas de control de ingreso y salida en los terminales marítimos. Pero se debe llegar más allá, estableciendo el destino final de las mercaderías robadas para cortar de raíz una tendencia delictual que pareciera operar en gran escala ante una demanda ilícita que debe ser identificada en beneficio de la seguridad de los transportistas, del comercio importador y, en último término, de los consumidores.