Del usufructo a la humanidad del barrio La Matriz
Algunos foráneos aventajados no cesan en el uso y disfrute de íconos de Valparaíso.
En 2016 irrumpe un movimiento que se reunía en una sala de la Iglesia La Matriz, prestada por el párroco para ciudadanos preocupados por la ciudad, entonces estos tomaron su nombre. Se hicieron llamar Pacto Urbano La Matriz (PULM), lanzándose con prensa, bajo consignas ciudadanas y de independencia en el atrio de la primera parroquia porteña.
Luego, catapultaron al hoy alcalde de Valparaíso, quien situó su comando de campaña a un costado de la misma Iglesia. Al día siguiente que ganó la elección municipal, el abogado recibió afuera de La Matriz el saludo de los diputados Boric y Jackson.
Posteriormente, el edil se vio poco y nada por el Barrio Puerto, en tanto, el PULM desapareció tras el quiebre con la autoridad comunal.
La Corporación La Matriz (CLM), ONG de desarrollo fundada en La Matriz en 2011 por el sacerdote Gonzalo Bravo para levantar el barrio, conformada por ciudadanos de diversas tendencias y credos, lleva a cabo una serie de iniciativas sociales, patrimoniales, culturales, deportivas y ambientales, tales como Futvalores, Consultorios Jurídico y Oftalmológico, La Matriz del Reciclaje, Orquesta infanto juvenil, La Escalera de los Sueños, La Matriz Radio, entre otras. Si bien los variados proyectos de la CLM y su impronta hacia la comunidad hablan por sí solos, no es menos cierto que ha tenido que lidiar hasta hoy con ser identificada -teniendo NADA que ver- con el PULM, el alcalde y su sector político, dado el uso realizado por estos del nombre e imágenes respectivas.
Recientemente ha surgido el libro "Tejiendo Nuevas Esperanzas", cuya portada es la fachada de La Matriz, en la que ya no están abrazados los otrora sonrientes miembros del conglomerado, empero de sus costados emanan fuego, un militar armado, banderas coloridas, etc.
En otras palabras, la imagen de La Matriz ya no se ocupa por partidarios de un pacto, mas sí en favor del pensamiento de un senador y un teólogo, ausentes en el vecindario, quienes enarbolan como propias las aspiraciones del "estallido social", a lo que aluden como teología política.
Es triste que parte de una élite siga usufructuando del corazón fundacional de Valparaíso, mientras aquel se halla en una situación de alta precariedad y abandono tal que, prácticamente, agoniza vaciándose. Según el último censo en el Barrio Puerto viven 177 personas.
La teología es simple ideología si carece del encuentro, justicia y solidaridad con los marginados.
Parafraseando al poeta Gonzalo Rojas: a Valparaíso no basta con amarlo, hay que merecerlo. Para merecer Valparaíso urge partir por respetarlo, no usarlo; sentir, sufrir y vivirlo con su gente, no idear, escribir y pontificarlo con las alturas.
Finalmente, en medio de sendas elecciones y promesas, no siendo candidato ni postulando a nadie, no trato de polemizar, sino alertar, y por sobre todo alentar a humanizar el patrimonio, instalando de veras puentes de encuentro, columnas de rescate y vigas de oportunidades a los excluidos del Patrimonio de la Humanidad.
por Esteban elórtegui gómez, abogado y vecino de valparaíso