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Tenemos recursos, gente y tecnología, y si ello se combina en el ámbito espacial, puede aportar a distintas áreas del quehacer nacional, transformándose en una variable a agregar en la ecuación del desarrollo, en un potenciador que desde el punto de vista económico crea valor".

diseñarlo y desarrollarlo, nadie regala esta tecnología. Hay que ser capaz de hacerlo como país. Lo que hace la tecnología es solucionar problemas de la sociedad, por eso marca los cambios de la civilización. El espacio nos da una oportunidad de solucionar problemas. Por ejemplo, para que los cohetes de la empresa SpaceX pudieran aterrizar de cola, desarrollaron un sistema de radar que monitorea la posición del cohete respecto del suelo, que lo mantiene derecho y lo guía en su llegada a la Tierra. Esa misma tecnología está ahora en el auto eléctrico de Tesla, que tiene un radar para que opere de manera automática, de día o de noche.

-¿Por qué se habla del nuevo espacio? ¿Tiene que ver con la creciente participación del mundo privado en él?

- Hay un cambio en los paradigmas de lo que es el espacio y cómo se puede explotar, particularmente por la incorporación del mundo privado, porque en un comienzo el espacio estaba reservado para el Estado y los países de grandes recursos. Sin embargo en los últimos diez años aproximadamente es el emprendimiento privado el que ha ido desarrollando proyectos, reduciendo costos y derribando aquellas barreras que países como nosotros teníamos para poder llegar al espacio. Gracias a esta nueva visión del NewSpace hay, por ejemplo, mucho mayor oferta de lanzamientos, menores costos para la adquisición de elementos destinados a desarrollar artefactos, como satélites o cargas útiles; una gran cantidad de servicios relacionados con el espacio que se puede proveer o demandar. El NewSpace hoy le da la oportunidad a Chile de incorporarse al desarrollo espacial y ser un proveedor de servicios y no solo un cliente, porque en el nuevo concepto de desarrollo espacial va a haber dos tipos de países: los que entregan servicios y los que demandan. El NewSpace es la revolución industrial del espacio.

- El Sistema Nacional Espacial salta de un satélite a 10 en cinco años, y de una estación de control a un centro de monitoreo de misiones espaciales dotado de tres estaciones de control orbital en Punta Arenas, Antofagasta y Santiago. Es un gran salto.

- Lo que hicimos fue incorporar una mirada sistémica, ver el espacio como un sistema que nos tiene que permitir incrementar la autonomía y la soberanía de las operaciones que tenemos en él, porque de lo contrario no podemos explotarlo como un recurso. Para eso se definió un sistema en tierra que nos dé la posibilidad de controlar una gran cantidad de satélites porque vamos a pasar de tener uno a tener diez, ocho de ellos construidos en Chile entre 2023 y 2025. Los otros dos van a ser fabricados en forma previa en el extranjero. El mismo potencial que Chile tiene en la astronomía lo tiene en el espacio. La zona austral posee un valor estratégico muy importante -por eso habrá una estación en Punta Arenas- y también destaca la posición geopolítica excepcional de Rapa Nui, que nos permitiría mantener y dar servicios satelitales en el Asia Pacífico.

FASAT-CHARLIE DUPLICÓ SU VIDA ÚTIL

- ¿FASat-Delta es el satélite que reemplazará al FASat-Charlie, que cumplió su vida útil? ¿Cuáles son los plazos?

- FASat-Charlie duplicó su vida útil, que terminó en 2016. Es uno de los pocos satélites en el mundo que ha durado tanto. Gracias a nuestros ingenieros también, que le han sacado mucho partido y han logrado solucionar bastantes fallas vía software desde la Tierra. La meta es que durante el primer trimestre del próximo año esté operativo FASat- Delta, que lo va a reemplazar.

- ¿En función de qué concluye su vida útil un satélite?

- En función de la duración de las baterías y del combustible, que se usa para que permanezca en la órbita exacta y maniobre cuando hay posibilidad de choque con basura espacial o con otro satélite. La gravedad terrestre siempre está atrayendo al satélite, que por esa razón siempre está cayendo y hay que volver a subirlo a la órbita original. Y cuando hay alerta de impacto o probable colisión, hay que moverlo. Eso se ha hecho varias veces. Hasta ahora el satélite está con buena vida desde el punto de vista de los sistemas.

- ¿Y proporciona la información que se requiere todavía?

- Imagínese que generó información para la búsqueda de Tomasito, ya que la que había en Google Map no estaba actualizada. La información de base fue de FASat-Charlie, con el que también se apoyó la búsqueda de Juan Pablo Mohor en el K2. La gente no lo sabe en términos regulares, pero FASat-Charlie trabaja todos los días.

MONITOREO DE BASURA ESPACIAL

- De los 10 satélites que contempla el SNSAT, ocho van a ser construidos en Chile. ¿Cuál es su misión y cronograma?

- Dos satélites se construyen en 2023, tres en 2024 y tres en 2025. Todos tienen como tarea principal la observación del territorio, pero además se les agregan otras cargas útiles de comunicaciones, de monitoreo medioambiental. No solamente van a mirar hacia la Tierra, algunos lo harán además hacia el espacio porque vamos a colaborar en el monitoreo de la basura espacial -eso se llama conciencia situacional espacial- y también en el estudio del clima espacial, que afecta la vida en la Tierra. Por ejemplo, el nivel de radiación solar, de la intensidad del sol, incide en los sistemas de comunicaciones y de navegación.

- ¿Por qué tres satélites son de 100 kilos y siete pesarán 12?

- Porque hoy día la nanotecnología nos permite tener casi las mismas prestaciones de un satélite de 100 kilos en uno de 12. Además, hay que ser realista y hacer buen uso de los recursos: un satélite de 12 kilos vale un tercio de lo que cuesta uno de 100. Por lo tanto, para poder formar una gran cantidad de masa crítica, de profesionales, al menor costo posible, los primeros siete son de 12 kilos. Cuando tengamos la masa crítica necesaria se podrá dar el salto a los 100 kilos, y después vendrán los de 200, pero hay que ser razonables y tener una curva de aprendizaje también.

- Por eso es importante construir satélites en el país y no comprarlos afuera…

- Exactamente, porque nadie va a enseñar a construirlos cuando uno los compra. El NewSpace también da la oportunidad de que Chile sea una plataforma de servicios. En el Centro Espacial Nacional va a haber un laboratorio muy bien equipado, donde los países de la región podrían venir a construir sus satélites y operarlos con nosotros, por ejemplo.

LANZAMIENTO Y COMUNICACIONES

- Si el país va a fabricar y operar satélites, le faltaría llevarlos al espacio. ¿También se va a desarrollar la capacidad de lanzamiento?

- Esa es la segunda fase. El programa es a 15 años. Los primeros cinco, como le conté, se centran en la capacidad de fabricar y operar satélites de observación y mejorar la capacidad de estudio del clima espacial y conciencia situacional espacial para darle seguridad a nuestros satélites. En la segunda fase, a partir de 2026, nuestro objetivo es avanzar en el desarrollo de capacidades de lanzamiento. No vamos a llevar un cohete a Marte, hay que ser razonables, pero con una capacidad de llevar satélites a 100 ó 200 km de altura, se puede después escalar hacia mayores distancias.

- ¿Qué otros aspectos considera la segunda fase?

- Un elemento de primera necesidad en un país que quiere proveer servicios y tener una economía robusta, y donde se registran terremotos y desastres naturales, es tener capacidades autónomas de comunicaciones. El espacio provee del canal de respaldo para eso, y para dar cobertura a sectores donde no llega la fibra óptica. Y luego están las capacidades de navegación, porque el desarrollo implica un aumento en el nivel de automatización de procesos y en el uso de energía. Visto de manera muy simple, el país podría ser una gran pila desde el punto de vista de su potencial de generación eléctrica a partir de las energías renovables no convencionales, y desde el punto de vista del espacio un gran lente, una gran cámara, que le provee información y comunicaciones al mundo. Es decir, tenemos una oportunidad de desarrollo nacional muy grande en esta área.

PARTICIPACIÓN DE UNIVERSIDADES

- Usted ha señalado que cinco universidades podrían participar en la construcción de cada satélite. ¿Podrían integrarse universidades de Valparaíso, que es una región universitaria?

- Pero por supuesto. Nuestra visión es que en cada satélite se integren cinco universidades diferentes. Eso va a permitir que con ocho satélites pueda haber hasta 40 personas en este proceso. Eso para un país como el nuestro y para las universidades es una tremenda oportunidad, porque quien se integra primero va a pasar por una etapa de entrenamiento, después viene la fase de fabricación del satélite y luego la de operación y elaboración de papers y publicaciones, de manera que es casi un programa de magíster, tras el cual la persona puede buscar un doctorado en tecnología espacial.

- ¿Cuándo se va a definir qué universidades van a participar, ya que los plazos se acercan?

- El Ministerio de Ciencias definirá los mecanismos y los criterios de selección de las universidades. Ellos están trabajando en este tema y lo informarán cuando corresponda, porque es una materia de su competencia. Pero si usted saca la cuenta, con la cantidad de satélites a fabricar y la cantidad de alumnos que se pueden integrar, esta es una gran oportunidad. 2

Nuestra visión es que en cada satélite se integren cinco universidades diferentes. Eso va a permitir que con ocho satélites pueda haber hasta 40 personas en el proceso. Quien participe pasará por una etapa de entrenamiento, después viene la fase de fabricación del satélite y luego la de operación y elaboración de publicaciones. Es casi un programa de magíster".

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Comandante de escuadrilla en equipo a cargo del desarrollo de microsatélites

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Orgullosa de formar parte del equipo multidisciplinario que está a cargo del desarrollo de los microsatélites del Sistema Nacional Satelital se declara la comandante de Escuadrilla (TI) Francisca Parra, especialista en guerra electrónica y comunicaciones.

"La Fuerza Aérea desde siempre ha hecho grandes esfuerzos por integrar la perspectiva de género en todo lo que desarrolla y esta no es la excepción, y no solamente en términos de incorporar a la mujer, sino que hacerlo con muchas capacidades", señala, y destaca la visión de que el espacio "sea entendido como un bien de uso público y que integre a toda la sociedad, universidades, ámbito privado, defensa, ciencias; en ese sentido es una misión súper importante y me siento muy orgullosa de formar parte de este equipo".

El grupo, detalla, está conformado en esta fase por alrededor de 25 profesionales de varios ámbitos, ingenieros, informáticos, especialistas en comunicaciones, geógrafos, entre otros, de manera que es una misión desafiante para ella, ingeniera electrónica con estudios de especialización en universidades chilenas y en el exterior, sobre todo Canadá, e interesada desde siempre por la tecnología.

"Para mí la Fuerza Aérea siempre ha sido una institución ligada a la tecnología y ese es un interés que siempre tuve. Las telecomunicaciones en el ámbito aéreo tienen complejidades que son muy interesantes y por tanto poder desempeñarme en esa área iba a ser algo muy desafiante en lo profesional, y todo lo que uno va desarrollando a interior de la institución me llevó por ese camino", señala, a propósito de la especialidad que eligió en la FACh.

Aparte de desempeñarse en dos brigadas aéreas y de sus estudios de especialización, la comandante Parra integró en 2017 la misión de Naciones Unidas de verificación del cumplimiento del acuerdo entre el gobierno de Colombia y las FARC, también con un componente de diversas especialidades. "Este es un proyecto que involucra muchas disciplinas, tenemos que trabajar con universidades y otras organizaciones, de modo que todas esas experiencias van enriqueciendo la formación, para poder desempeñarse de la mejor forma", resume. 2