Fibra Óptica TransPacífico Sur
Los cables de Fibra Óptica a través de los años se han expandido en forma acelerada, permitiendo así sostener la creciente necesidad de comunicaciones e intercambios de datos que ha traído un innegable progreso al mundo.
Chile lo ha entendido así, y el país está haciendo importantes esfuerzos, tanto públicos como privados, en interconectividad nacional, contando con un creciente despliegue territorial que incluye cables submarinos que permiten la interconexión desde Arica a Puerto Williams.
Conscientes de la importancia de la interconectividad, hace algunos meses el Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones anunció la futura interconexión directa por medio de un cable de Fibra Óptica con Nueva Zelandia y Australia, a través de un nuevo proyecto que facilitará la conexión con nuestros principales socios comerciales a través este último país que posee múltiples conectividades a terceros países.
Hay que señalar que disponer de mayor interconexión nos hace menos dependientes y así hacer un mejor ejercicio de nuestra soberanía, la que podría verse afectada en caso de conflictos entre las grandes potencias, qué, paradojalmente, resultan ser nuestros socios principales.
La decisión tomada de construir un nuevo cable submarino, que tendrá cerca de 13.000 km, ha sido con criterios económicos, y aparentemente no se le ha dado el adecuado peso geopolítico y estratégico al dejar fuera de la ruta al Archipiélago de Juan Fernandez y a Rapa Nui-Isla de Pascua; algo que debe revisarse para tomar las medidas que reviertan esta grave omisión que afecta la integridad territorial.
Esta falencia puede convertirse en una oportunidad si proyectamos a Rapa Nui-Isla de Pascua como un Hub que permita acercar a Oceanía y Oriente, no solo a Chile y Argentina a través de la interconexión terrestre gracias a los recientes acuerdos firmados en enero pasado, sino que también directamente a Perú, Ecuador y Colombia, a través de una iniciativa compartida. Esto beneficiará a nuestros países y potenciará eventuales nuevas conectividades más directas a Oriente y a la Polinesia Francesa, dejando importantes espacios de crecimiento futuro.
Así planteado, podríamos compartir los costos de la inversión necesaria desde Rapa Nui-Isla de Pascua a Australia, dejando como una inversión propia la de cada país participante para llegar hasta la citada isla.
El compartir un proyecto de comunicaciones como este tiene significativos beneficios para el comercio global, y sin lugar a duda estaríamos en la mejor posición de ofrecer una colaboración importante en el contexto latinoamericano y su comercio con Oriente y Oceanía.
A su vez, el Hub de Rapa-Nui-Isla de Pascua podría albergar en forma segura embajadas de datos, como la que tiene Estonia en Luxemburgo, para respaldo de todos sus sistemas de gobierno como una importante medida de ciberseguridad.
Esto podría ser imitado por otros países, beneficiando de esta forma a nuestro territorio insular.
La decisión de invitar a nuestros vecinos a ser partícipes de este proyecto conjunto es una decisión país, ya que no solo hay aspectos técnicos involucrados sino también geopolíticos y económicos, pudiendo significar nuevos pasos hacia la integración latinoamericana.
En este contexto colaborativo es importante considerar también aquellas herramientas que permitan una interoperabilidad transfronteriza de datos de forma segura, siguiendo los pasos de países europeos que ya lo hacen en base a la plataforma X-Road, la que recientemente Colombia adoptó como su estándar y que debería evaluarse seriamente también para nuestro país.
por michael j. heavey
Ingeniero civil electrónico