Réplicas locales del terremoto educativo
Los bajos resultados de la Región de Valparaíso evidencian un grave problema que exige atención desde las escuelas hasta de la universidad. En general, los niveles de aprendizaje son menores que las del resto del país. El logro en lectura promedió un 50% en primero medio, 54% en segundo y un 49% en tercero.
Uno de los peores efectos de la pandemia se da en educación. Una evaluación nacional aplicada por la Agencia de Calidad de Educación establece alarmantes resultados, particularmente delicados en la Región de Valparaíso.
El diagnóstico integral sobre la situación marcada por la irregularidad del año escolar 2020 señala que el impacto se focaliza entre los alumnos de enseñanza media y adquiere mayor gravedad entre aquellos estudiantes de escuelas de los sectores más vulnerables.
En el estudio, que cubrió todo el territorio nacional, participaron en forma voluntaria 1 millón 800 mil estudiantes desde tercero básico a tercero medio, pertenecientes a 4.110 establecimientos públicos, 2.564 subvencionados y 269 particulares pagados. En la Región la medición se aplicó a casi 200 mil alumnos de 717 establecimientos, 92% del total.
En general, los niveles de aprendizaje son menores que los del resto del país. El logro de aprendizaje en lectura promedió un 50% en primero medio, 54% en segundo, y un 49% en tercero. Peor es el resultado en matemáticas, donde los logros en los mismos niveles fueron 37%, 26% y 31%, respectivamente.
La media nacional en lectura para esos cursos fue de 50%, 54% y 48%, mientras en matemáticas alcanzó a 38%, 27% y 33%. En todos esos niveles nacionales, los peores resultados se dieron en establecimientos de alta vulnerabilidad, especialmente en matemáticas.
El secretario ejecutivo de la Agencia, Daniel Rodríguez, advierte que en ninguno de los cursos se llegó al 60% de los aprendizajes, porcentaje que equivaldría a una nota 4, el "cuatrito" de que hablan muchos profesores.
Aludiendo a los bajos resultados locales, Rodríguez argumenta que lo mejor es evitar comparaciones y que el estudio "surge de lo que cada comunidad aporta desde su colegio". Recomienda "trabajar a partir de lo que cada colegio analiza" y advierte que "el desempeño del país es bastante parejo y nos demuestra que todos estamos en problemas… todos por debajo de la línea a la que hay que llegar".
Con razón, frente a estos resultados, el ministro de Educación, Raúl Figueroa, afirma que "estamos ante un terremoto educativo". Y agrega que la tarea es enfocarse en que "las réplicas no se mantengan en el tiempo".
Y con esa mirada de la gravedad del problema, de su alcance nacional, es urgente abordarlo desde las escuelas, pero también desde la universidad, pues la educación superior recibirá nuevos estudiantes con bases deficitarias, lo que se reflejará tanto en las pruebas de ingreso como en los cursos iniciales de cada carrera. Y no se puede dejar de lado tampoco el impacto de esta situación en la formación técnico-profesional que anualmente acoge a un importante contingente estudiantil. Así, los niveles superiores deben adaptarse a esta realidad, sin que ello signifique rebajar la calidad académica.