El lecho de Procusto
La literatura psicológica ha dedicado varias páginas al denominado síndrome de Procusto, referente a aquella suerte de incapacidad para dar validez a las ideas de otros, lo que las más de las veces responde a mezquindades (tan habituales en la política y en la vida misma) o miserias tales como el miedo a ser superado por otros.
El término, dicen, proviene de la mitología griega y se remite a las colinas del Ática, donde Procusto manejaba una posada para viajeros, a los cuales invitaba a descansar en su cama de hierro. Cuando el desprevenido errante se quedaba dormido, Procusto procedía a amordazarlo y a atarlo a las cuatro esquinas del mueble.
A continuación, si el viajero era alto y sus extremidades sobresalían de la cama, Procusto cortaba con una sierra las partes que excedían el tamaño permitido. Si, por el contrario, el viajante era bajo y no alcanzaba los bordes de la cama, descoyuntaba (¡qué lindísimo verbo!) el cuerpo a martillazos hasta conseguir estirarlo a la medida exacta.
Las aventuras de Procusto fueron cercenadas, cómo no, también a machetazos por el héroe Teseo, quien lo convenció de probar él mismo su cama, tras lo cual procedió a amarrarlo y decapitarlo.
Así, de acuerdo con el ensayista estadounidense de origen libanés Nassim Nicholas Taleb (autor de "El lecho de Procusto", Editorial Paidós, 2018), cuando el ser humano es expuesto al límite de sus conocimientos, éste intenta resolver sus diferencias haciéndose un traje a la medida de ideas, palabras, acciones y pensamientos a su entera conveniencia, castigando o extirpando la "amenazante" diferencia.
De alguna forma, Procusto pareciera presente hoy, en estos días en que la intolerancia campea después de las elecciones del 15 y 16 de mayo, tras las cuales buena parte de los alcaldes, concejales, constituyentes y gobernadores electos han dado escasas -sino nulas- muestras de hidalguía en la victoria.
Y es extraño, por cuanto algunas facciones triunfantes, como el Partido Comunista o el Frente Amplio, no estaban precisamente en buen pie el día anterior a los sufragios. De la misma forma que los independientes lograron concretar una sorpresiva presencia en una votación que responde más a una expresión de rechazo (una negativa a validar a los partidos políticos y a los "mismos de siempre") que a un genuino interés o confianza en los "programas de gobierno" (¿los había?) de los nuevos administradores electos.
Nos ha tocado ver purgas municipales, bravatas sin sentido contra los privados y los medios de comunicación, amenazas de pasarles la aplanadora a los constituyentes de centroderecha o de la ex Concertación, críticas a lo que haga o deje de hacer el Gobierno, un planeta repleto de expertos y contrarios a todo lo que se pueda decidir respecto de la pandemia, vacunas, ventiladores, cuarentenas, pases de movilidad y hasta del tono del ministro de Salud en aquel calvario que deben resultarle sus conferencias de prensa de todos los días.
De la misma forma, nos han presentado diversas propuestas estéticas, como la del alcalde convertido en perfecto basquetbolista de los cerros (¿faltará mucho para que se suba a un corcel y escale el monte Paektu como el viejo Kim Jong-un?) y simultáneamente (no pudiendo evitar su naturaleza) demonizando a la S.A. de Wanderers pocos días después de que los barrabravas atacaran con petardos la casa del presidente caturro, Rafael González. Eso es precisamente lo que molestó a los comerciantes de Condell y a los habitantes del Plan: el aplauso, el estímulo y la validación de la violencia y las reglas rotas.
Finalmente, siendo malpensados, pareciera que quieren convertirnos en una especie de regimiento gris, uniforme y plano, en el que cualquiera que disienta deberá ser amoldado a las medidas preestablecidas por el Procusto de turno.
En tal sentido, quizás el gobernador electo, Rodrigo Mundaca, sea el más transparente de quienes celebraron ese 16 de mayo. Nadie puede desconocer su retórica sobre el agua, sus exabruptos en contra de los supuestos acaparadores de H2O y para dónde guiará su conducción regional. De hecho, no ha tenido ningún miedo a friccionar la relación con el intendente y hasta hoy más seguro delegado presidencial, Jorge Martínez, como ocurrió cuando criticó el millonario convenio del Gobierno Regional con Carabineros.
Al respecto, sugiero releer el editorial publicado en este mismo Diario el día posterior a las primarias para gobernadores del 29 de noviembre del año pasado ("¿La capital nacional del frenteamplismo?" El Mercurio de Valparaíso, página 10, 30-11-20), en el cual se alertaba sobre el inmenso caudal de votos arrastrado por Mundaca (...) Ya el Plebiscito Constituyente había dado una clara señal del poderío extrapartidista que ha desatado la escasez hídrica en la zona norte de la Región, con una alta participación y un inequívoco rechazo a la clase política (...) En rigor, su figura parece hoy muy difícil de voltear, entendiendo que el Frente Amplio irá con todo para mantener sus escaques en Valparaíso (Sharp) y quedarse con Viña (Ripamonti), Quilpué (Melipillán) y Villa Alemana (Luna, finalmente derrotado por Javiera Toledo).
Para finalizar, y respecto del Mensaje Presidencial del pasado martes 1 de junio, Procusto vuelve a asomarse, esta vez tras el fantasma de la discusión valórica.
Si haber esperado anuncios para la Región de Valparaíso, un tic tan característico de este Diario, era algo irreal (a todo esto, ¿qué fue del tren a Santiago de 2019?), sorprenderse con el anuncio del Presidente Piñera sobre la urgencia a la Ley de Matrimonio Igualitario es sencillamente vivir en otro país. Si dos figuras públicas como la arquera Christian Endler y la actriz Fernanda Urrejola tienen que casarse con sus parejas en Francia y Estados Unidos, respectivamente, creer que el anuncio fue "un exocet" a la campaña de Joaquín Lavín como alegan en la UDI, es no entender que tales discusiones son, como diría Vargas Llosa, más propias de la élite que de la gente de a pie.
por don milton