Cartas
Día contra el Trabajo Infantil
La Declaración sobre los Derechos del Niño fue aprobada el año 1959 por parte de las Naciones Unidas y ratificada en Chile el año 1990. Estos derechos se rigen por cuatro principios fundamentales: la no discriminación, el interés superior del niño, su supervivencia, desarrollo y protección y su participación en decisiones que les afecten.
El maltrato infantil es uno de los grandes problemas que afectan a niños y niñas de todo el mundo, práctica arraigada y naturalizada culturalmente, vulnerando sistemáticamente los derechos de niños y niñas en espacios en los que deberían sentirse protegidos. Las consecuencias del maltrato infantil son diversas y entre ellas figuran el estrés, trastornos en el desarrollo cerebral temprano, alteraciones en el sistema nervioso e inmune, mayor riesgo de sufrir problemas físicos y de conducta, incremento de conductas de riesgo, deserción escolar, consumo problemático de sustancias, entre otras.
La prevención bajo un enfoque multisectorial parece ser la clave cuando se piensa en abordar el fenómeno del maltrato infantil, a través de políticas y programas que incentiven la educación y apoyo a los padres y cuidadores, sin descuidar la misión imperante de disminuir las desigualdades sociales y de género que fomentan las conductas hostiles y violentas.
Instancias como el desempleo, la pobreza, malas condiciones de vida y la inestabilidad socioeconómica son escenarios propicios para incubar prácticas que fomenten la violencia en las comunidades. Con esto el rol del Estado cobra relevancia.
Frente a nuestro escenario país, sumergido en la incertidumbre política y social, en que la inestabilidad económica y sanitaria es pan de cada día, es importante reflexionar sobre las conductas de agresión psicológica y física en la población infantil, no solo de aquellas que nos conmocionan a través de la opinión pública, sino de aquellas que ocurren en nuestros hogares y que se disfrazan de conductas "educadoras".
Hacernos cargo es urgente, de los niños de hoy depende el país y el mundo que seamos mañana.
Angélica Silva Ríos Jefa de carrera de Fonoaudiología, U. Santo Tomás, sede Viña del Mar
Actuar con urgencia
El año 2021 fue declarado el Año Internacional contra el Trabajo Infantil, con el fin de desarrollar una acción mundial para poner fin a una situación que, en pleno siglo XXI, afecta a 1 de cada 12 niños y niñas en el mundo. Chile suscribió la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y su meta 8.7 señala que al 2025 se pondrá fin al trabajo infantil en todas sus formas.
¿Es posible para nuestro país cumplir con este desafío? Casi 220.000 niños y niñas trabajan en nuestro territorio y el 90% realiza trabajos peligrosos. Esto significa que realizan trabajos pesados, nocturnos, que generan daños irreparables en su salud que les impiden asistir a la escuela, o son víctimas de redes de trata, tráfico o explotación sexual.
Terminar con el trabajo infantil en Chile no es solo posible, sino que es moralmente urgente y políticamente imprescindible. La vida de miles de niños y niñas está en riesgo y sus condiciones de vida son ineludibles para el Estado. Fortalecer la educación pública y generar un sistema de protección social robusto y pertinente es la respuesta.
Es por eso que este 12 de junio, Día Mundial contra el Trabajo Infantil, debemos hacer un llamado a reflexionar y actuar con urgencia. Esos 220 mil niños y niñas que trabajan en nuestro país tienen derecho, sin discriminación alguna, a la protección y seguridad que Chile, sin lugar a dudas, está en condiciones de darles.
Consuelo Contreras Fundadora de Corporación Opción
Seguridad privada
Los anuncios presidenciales en materia de seguridad confirman uno de los temas que más han rondado en la agenda pública y legislativa durante los últimos meses: la creación del Ministerio de Seguridad Pública. Existe un acuerdo transversal respecto a la necesidad de tener un organismo como ese.
Como Asociación de Empresas de Seguridad Privada y Transporte de Valores (Aseva), celebramos esta iniciativa, pero no podemos dejar pasar esta oportunidad para insistir en la importancia de sumar esfuerzos. Está a la vista que hoy las policías no pueden dar solución a todos los problemas, por ello es necesario potenciar y empoderar a la seguridad privada.
Vemos con preocupación que el conocimiento de la industria de la seguridad privada no es aprovechado y nos preocupa que se pierda la oportunidad de crear un marco legal moderno, con la incorporación de una ley de seguridad privada que potencie a este sector como un actor más dentro de las nuevas estructuras de seguridad nacional.
Estamos seguros que esta industria puede ser un actor relevante. Por ello es necesario que antes, o en paralelo, se converse en la Comisión Bicameral de Seguridad Pública del Congreso Nacional una ley de seguridad privada que establezca un marco regulatorio adecuado.
Las sociedades que han entendido eso son las que han logrado enfrentar acertadamente los desafíos que impone en la actualidad la delincuencia.
Aldo Vidal Comité Técnico de la Asociación de Empresas de Seguridad y Transporte de Valores (Aseva)
La apuesta peruana
En las recientes elecciones presidenciales, Perú apostó por el pasado, no por el futuro. Sin resultados oficiales todavía, todo apunta a que será Pedro Castillo quien obtendrá el triunfo en esta segunda vuelta contra Keiko Fujimori. Dos versiones muy diferentes y contrapuestas que dejan al país partido en dos. Castillo, con una vuelta a los postulados de ultraizquierda de hace más de 30 años, inspirados en el movimiento terrorista de Sendero Luminoso, remozado con la "revolución del siglo XXI" de Chávez, a quien cita insistentemente; y Fujimori, que lo intenta por tercera vez, basada en el gobierno de su padre, que ha salido y entrado a la cárcel acusado de graves violaciones a los derechos humanos, corrupción generalizada y un autoritarismo creciente.
La ciudadanía se ha expresado más por oposición a la otra alternativa que por un apoyo claro a los dos candidatos resultantes. Es una búsqueda de solución muy incierta a tantos y graves problemas, sobre todo si Castillo asume la Presidencia. Su modelo radical y estatista a nombre del "pueblo", con todo lo vago que implica, ha quedado demostrado que, aplicado en otros países, no evidencia ningún resultado positivo, ni para las libertades ni el desarrollo económico y tampoco para la alternancia democrática.
La apuesta por modelos antiguos resulta demasiado alta para obtener el éxito requerido.
Samuel Fernández Illanes Analista internacional Universidad Central de Chile