Cables abandonados y legislación olvidada
Conductores de energía o comunicaciones sin uso significan un problema para la seguridad y la estética de nuestras ciudades. Al problema del retiro de los cables que saturan los postes de las calles se suman nuevas instalaciones que siguen enturbiando el paisaje, eludiendo soluciones como el soterramiento de las líneas.
Los cables aéreos se han convertido en una postal indeseada del paisaje urbano. Son necesarios como conductores de energía y de sistemas de telecomunicaciones, pero se ha llegado a excesos que exigen soluciones respetando la estética y la seguridad de las ciudades y de las personas. Solución lógica, que tiene costos, es soterrar las instalaciones como se hace en algunos sectores.
Un problema anexo a esta situación es que existen en esos mismos recargados postes tendidos de cables que quedan sin uso y las empresas responsables no los retiran cuando hacen nuevas instalaciones.
Recientemente la Corte Suprema declaró admisible un recurso de protección interpuesto por un vecino de la Avenida Alemania en contra del alcalde de Valparaíso Jorge Sharp y de la jefa de la Dideco Carla Meyer, por no haber realizado el retiro de esos conductores. La presentación expresa que las autoridades locales no han adoptado "las acciones necesarias para disponer el retiro del profuso cableado en desuso existente en la comuna". Ello, señalan, atentaría contra el medio ambiente.
La Municipalidad, por su parte, sostiene que existe un trabajo de despeje de ese material desde 2019 y se ha procedido a su retiro y corte.
Es posible que así sea y también es posible que el trabajo no se esté desarrollando con la rapidez necesaria, pero hay que insistir en que el problema no es únicamente de Valparaíso, sino que de todas las ciudades del país.
Desde 2019 existe una norma legal sobre el retiro de esos elementos. Afirmaba entonces la ministra Gloria Hutt, que "esta nueva ley se enmarca en la política impulsada por el Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones para generar espacios públicos más acogedores, que sean utilizados por los ciudadanos y contribuyan a embellecer las ciudades. Para nosotros el retiro de cables aéreos en desuso es prioritario. Su adecuado manejo mejora la calidad de vida de las personas".
Se establecía que las empresas u organismos responsables del cableado tendrían un plazo de cinco meses desde que las líneas aéreas o subterráneas sean calificadas como desecho por las municipalidades. El incumplimiento significaría el pago de una multa de entre 100 a 1.000 UTM.
De esta manera, si los operadores de telecomunicaciones no proceden al retiro requerido dentro del plazo, los municipios podrán hacerlo a costa de los mismos. ¿Se cumplen esas disposiciones o están tan olvidadas como esos cables ociosos? ¿Cuál es la norma para nuevas instalaciones que siguen recargando postes y enmarañando la visión de nuestras ciudades? Interrogantes que exigen respuesta considerando que los responsables son conocidos y las instalaciones son parte de empresas que no pueden lucrar con la fisonomía y seguridad de nuestras ciudades.