Cómo proliferan las mafias de las tomas
La alerta dada por un grupo de vecinos en Villa Dulce, Viña del Mar, permitió frustrar un intento de ocupación ilegal de un terreno. Las mafias que venden lotes de terreno en predios que ocupan de forma ilegal deben ser enfrentadas con rigor de ley y una adecuada coordinación de entes, públicos y privados, porque se trata de una actividad que cada día afecta a más vecinos.
"Hagan sonar las alarmas todos los que escuchen este mensaje", decía una alerta que circuló el fin de semana entre varios vecinos de Villa Dulce Norte, en Viña del Mar. El mensaje impulsó un operativo que permitió la detención de seis personas, formalizadas luego por la usurpación de un terreno propiedad del municipio viñamarino que, premunidas de estacas y martillos, intentaban cercar.
El hecho aclara cómo operan las mafias que están detrás de algunos asentamientos irregulares. El grupo delictivo identifica un sector, lo estudia y promueve para luego vender lotes a las familias que previamente había identificado como necesitadas, muchas de ellas inmigrantes. El paso siguiente es cercar el lugar y defenderlo hasta que lleguen a instalarse los nuevos "propietarios". Transformadas en un poderoso incentivo, las ganancias obtenidas de este modo inflaman un negocio ilegal que prolifera en distintas partes de la Región, aprovechando muchas veces la desidia de privados y entes estatales, que no supervisan adecuadamente las grandes extensiones de tierra que poseen.
Aunque para algunos el incidente ocurrido en Viña ejemplifica cómo debe funcionar una red que permita detener las tomas de terreno, el mecanismo tiene dos elementos de preocupación que deben llamar la atención de las autoridades y los legisladores.
Uno es el rol que juegan los vecinos, muchas veces obligados a transformarse en la primera línea de defensa de terrenos que ni siquiera son propios; y aunque el sentido de la responsabilidad barrial que los motiva es encomiable, la acción directa de los dirigentes vecinales se transforma en un riesgo. De hecho, el frustrado intento de toma en Villa Dulce significó amenazas y amedrentamientos a los residentes. Otro punto es la coordinación adecuada de los instrumentos que encarnan la acción persecutora, ergo, los fiscales. La amarga queja que surgió tras el operativo del fin de semana es que el fiscal de turno que lideró el control de los detenidos decidió devolverles los implementos que iban a utilizar para cercar el terreno, aun cuando eran elementos de prueba para demostrar el delito.
Ante la insistencia del consejero Manuel Millones y las cartas enviadas por los vecinos, el delegado presidencial, Jorge Martínez, estaría analizando discutir el tema con la fiscal regional, Claudia Perivancich, para acordar una línea de trabajo más coordinada en estos casos. Todo ello debe hacerse con sentido de urgencia, porque con un dólar empinado sobre los 800 pesos, una inflación que empuja la UF sobre los $ 30 mil y un mercado inmobiliario que por precios se transforma en una meta imposible para miles de personas, todo indica que el negocio de las tomas será cada día más lucrativo.