Con la sentencia dictada por el Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Viña del Mar, que condenó ayer a Hugo Bustamante Pérez y a Denisse Alicia Llanos Lazcano a la pena de presidio perpetuo calificado por los delitos de violación con femicidio y de violación con homicidio, respectivamente, de la joven de 16 años Ámbar Cornejo Llanos, comienza a cerrarse uno de los capítulos policiales más horrorosos de los que recuerde la Región.

El caso no solamente remeció a los vecinos de la calle Covadonga, en Villa Alemana, donde en agosto del año pasado quedó al descubierto el crimen de la pequeña Ámbar. También llenó de estupor a un país que vivió durante varios días el calvario de la búsqueda de la menor perdida y, luego, el pavor que desató el hallazgo de su cuerpo. Todo lo ocurrido dejó al desnudo las debilidades de nuestro sistema de protección a la infancia, que soslayó todas las alertas sobre los terribles peligros que acechaban a Ámbar Cornejo. Este fue un fracaso del Estado en su deber de amparar de forma efectiva a los más pequeños, pero también fue una demostración de que muchas veces nuestras certezas como sociedad se transforman en una fragilidad cuando se encuentran con almas despiadadas e incorregibles Hugo Bustamante Pérez y Denisse Llanos Lazcano, ambos condenados también con diez y siete años de pena, respectivamente, por el abuso sexual, estupro y corrupción de menores cometido contra el hermano menor de Ámbar.

¿Cómo puede el sistema resguardar la seguridad de un niño cuando la amenaza viene del mismo seno familiar? La pregunta es difícil de asimilar y las respuestas suelen ser imperfectas, pero el Caso Ámbar sirve de recordatorio, porque debe ser una interrogante permanente, cuyas soluciones sean capaces de adaptarse a una realidad que cambia de forma acelerada y siempre construye nuevos espacios donde los derechos de los niños pueden ser vulnerados.

Es imposible apartar la historia de la pequeña Ámbar de la vida de miles de menores en situación de vulnerabilidad que se encontraban bajo la tutela de un Estado indolente durante tantos años. La implementación de una Defensoría de la Niñez y del Servicio Nacional de Protección Especializada a la Niñez y Adolescencia viene a reparar las deficiencias del antiguo Sename; sin embargo, ambas instituciones son recientes y aún queda trabajo pendiente para afirmar con convicción que la sociedad se hace cargo de forma adecuada de aquellos más necesitados.

Con la dura sentencia, el Poder Judicial da una clara señal de la rigurosidad con la cual define estos dramáticos casos, aunque todos sabemos que el crimen de Ámbar dejará una terrible huella que la sociedad podrá superar solamente cuando termine de instalar un adecuado sistema de protección para la infancia.

La Liga Marítima auspició y lanzó recientemente el libro "Beagle 78. En la estela de Prat", que coordinó y editó el capitán de fragata (r) Ernesto Siebert Cristi. Creemos que en un momento en que se cuestionan los valores patrios, se vandalizan los monumentos a los héroes y se promueve cambiar incluso la bandera y el himno patrio, es propicio un libro como este que da a conocer las experiencias, emociones y anécdotas de un grupo de oficiales que, desde distintas responsabilidades, vivieron intensamente la crisis con Argentina de 1978.

El título es muy pertinente, pues como se indica en el prólogo, "en sus páginas en más de una ocasión se recuerda la gloriosa impronta de Prat que ha marcado a la Armada de Chile, y cuyo espíritu aflora en ocasiones como ésta, en que estuvimos tan próximos a una guerra con Argentina. Es notable cómo la unanimidad de los protagonistas alude al elevado espíritu con que se enfrentó este conflicto, e incluso se manifiesta una cierta desazón por no haber podido entrar en combate, que algunos estiman nos habría dado un triunfo".

De la mano de sus actores, Siebert nos va introduciendo gradualmente en el conflicto desde el arbitraje de su Majestad Británica hasta el momento cúlmine en que las unidades de la Escuadra, en la noche del 22 de diciembre de 1978, zarparon decididas a enfrentar a la flota adversaria en el Atlántico Sur. Entre uno y otro hito se relata el alistamiento, el entrenamiento, el despliegue y las actividades de las distintas unidades operativas y de apoyo, acompañadas de fotografías de la época.

Ante la pregunta ¿qué disuadió a los argentinos?, las respuestas son múltiples. Sin duda, fue importante la mediación del Papa Juan Pablo II y es probable que también haya influido el mal tiempo que afectó a esa zona. Pero lo decisivo fue la clara voluntad política y estratégica del gobierno de entonces y muy especialmente de sus FF.AA. que, aun sabiéndose en desventajas materiales, no dudaron en cumplir con su juramento a la bandera, no importando cuán desigual fuese el combate.

Sin embargo, el discreto y efectivo manejo de la crisis por parte del gobierno militar hizo que, exceptuando a los habitantes de la Región de Magallanes, pocos se enteraran de la magnitud del conflicto y de lo próximo que estuvimos de una guerra. Así, mientras en diciembre las FF.AA se desplegaban a sus posiciones de combate, el resto del país participaba masivamente en la primera Teletón y se alistaba para celebrar la Navidad.

Estimamos que este libro es muy oportuno, pues da a conocer a la ciudadanía una vivencia de sus FF.AA. que podría contribuir a valorizarlas en un momento en que algunos políticos irresponsablemente promueven desmantelarlas y cambiar su ethos.