Claudio Ramírez

A partir de las 11.30 horas de ayer, el Sindicato de Comedores del Casino de Viña del Mar, que agrupa a más de 200 trabajadores, inició su huelga legal tras no arribar a un entendimiento en el proceso de negociación colectiva con la empresa Casino del Mar S.A., operadora del recinto.

"No llegamos a un acuerdo porque la empresa se niega a reajustar sueldos, los aguinaldos y los bonos. El reajuste es principalmente donde estamos topando y eso fue lo que en definitiva detonó la huelga", comentó el presidente del sindicato de Comedores y de la Federación de Sindicatos del Casino Municipal, Carlos Martínez.

"Lo que queremos es un reajuste del 5%, más el IPC, y la empresa está empeñada en imponer una tabla valórica que considera un monto fijo", explicó el dirigente del sindicato, que, según remarcó, un 80% de los socios gana el sueldo mínimo e incluso hay 60 de ellos que tienen contrato por 20 horas, con un salario de 164 mil pesos. "Usted comprenderá que con eso es imposible llegar a fin de mes", dijo el dirigente, quien agregó que tampoco hubo acuerdo en un bono de término de negociación.

Respecto a la situación que vive la industria, que no ha podido operar con normalidad por la pandemia, el dirigente señaló que "este negocio no partió ayer y ellos han hecho inversiones millonarias (...) y toda esa mala gestión se la están endosando al trabajador".

En tanto, la empresa llamó al sindicato a "actuar con responsabilidad y a entender las condiciones en que se encuentra la industria turística luego de casi 13 meses de cierre total de sus operaciones, con un 45% menos de ingresos".

Además, anunció un plan de contingencia para mantener la continuidad del servicio del casino y el hotel.

"Lo que queremos es un reajuste del 5%, más el IPC, pero la empresa está empeñada en imponer una tabla valórica que considera un monto fijo".

Carlos Martínez, Presidente del Sindicato, de Comedores

Un estudio inédito en la zona realizó el Sernac con el objetivo de detectar las diferencias de precios por productos de igual función y características, dependiendo del género al que van dirigidos o son ofertados.

Se trata de productos o servicios que son destinados al público femenino y que presentan un costo extra, aunque funcionalmente son idénticos a sus equivalentes destinados a los hombres. En consecuencia, la diferencia no puede vincularse a un mayor costo de producción u otro atributo y nacen usualmente de estereotipos de género.

Para realizar este estudio, la dirección regional del servicio efectuó un levantamiento de precios en terreno de 213 productos pares que fueran idénticos o muy similares y que presentaran una versión para género femenino y masculino, privilegiando la categoría aseo y cuidado personal para adultos.

Al analizar los antecedentes, un 24,4% (52 pares de productos) presentaron diferencias de precios por género, y en términos de valor las mujeres pagan más en 38 productos (73,1%) y los hombres en 14 (26,9%).

Considerando solo los productos con diferencias, la mayor concentración se presenta en la categoría perfumes, con un 40,4% (21 de 52 productos considerando ambos géneros), donde las mujeres cancelan más en un 86% de los casos (18 de 21), mientras que los hombres solo en un 14%.

Al revisar por categorías de productos, el 66,7% de las máquinas de afeitar presentó diferencias; el 36,8% de los perfumes; y 12,8% en el caso de los desodorantes. En el desglose por comunas, Viña del Mar es la ciudad donde se encontraron mayores diferencias en relación a su muestra levantada con 32% (16 de 50 productos); seguido de Valparaíso, con 22,7% (22 de 97), y Quilpué, con 21,2% (14 de 66).

"Es razonable que existan diferencias de precios en los productos, pero en los tiempos actuales, es difícil justificar que un producto con idéntica función, sea más caro para un género que otro", dijo la directora regional del Sernac, Carolina Sangüesa. El seremi de Economía, Alejandro Garrido, agregó que "se requiere del compromiso de la industria y de todos los actores del mercado para terminar con estas diferencias".