Abstención, factor que ha demostrado enorme resiliencia y afecta la salud del sistema democrático
La participación electoral en primera vuelta no superó a la del plebiscito de 2020 y a la luz de los resultados se convierte en un elemento que incorpora grandes niveles de incertidumbre al balotaje del próximo domingo 19. Analistas examinan alcances y razones de este inquietante fenómeno.
Tras la maratónica elección del domingo 21 de noviembre que tantas sorpresas depararía, el Servicio Electoral entregó el último boletín de resultados preliminares con el cien por ciento de las mesas escrutadas, donde dijo que el proceso "ha tenido buena participación de 7.115.590 electores correspondiente 47,34%", mejor que la registrada en primera vuelta de 2017 (6.700.748 votantes) y en mayo de 2021 (6.446.846), ambas con cuatro papeletas, pero inferior a la del plebiscito del año pasado, cuando 7.511.123 personas concurrieron a las urnas.
¿Buena participación? A primera vista así es, sobre la base de esas comparaciones, pero lo sería menos si se coteja con la concurrencia a las urnas en el épico plebiscito de 1988 -cuando el 96,6% del padrón acudió a votar- o en los primeros comicios tras la recuperación de la democracia, aunque hay voces que recuerdan que en ese entonces solo votaban los inscritos y la inscripción en los registros electorales -a diferencia del voto- era voluntaria.
Depende de los resultados con los que se compare
Una de esas voces es la del experto electoral y diputado independiente Pepe Auth, quien plantea que cifras de participación como el 92,3% de los inscritos en las elecciones de 1989 y el 46,7% que registró la primera vuelta de 2017 no son comparables.
"Lo que uno tendría que medir para que lo fueran es la proporción de mayores de 18 años que está votando, y ahí los números no han variado tan significativamente, porque cuando teníamos ocho millones de electores y votaban seis millones y medio, parecía una cifra alta, pero había cuatro millones y medio que no estaban inscritos. Lo que ocurre es que se ha sincerado el nivel de participación, pero no ha disminuido ostensiblemente", sostiene
A eso agrega el factor de "abultamiento" del padrón donde aparecen desde chilenos residentes en el exterior hasta miles de personas que han muerto y sus fallecimientos no están declarados en el Registro Civil.
El doctor en Ciencias Políticas y académico del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago, Raúl Elgueta, señala que la evaluación depende de con qué resultados se comparan. "El dramático descenso en la participación revierte levemente la tendencia a la baja que ha habido en las elecciones presidenciales a partir de la instauración del voto voluntario. Si se compara con la votación en el plebiscito de 2020, indican que votaron menos personas".
Pero, agrega, "en mi opinión el dato es más bien de continuidad con las tendencias históricas. Es una mala noticia por cuanto más de la mitad de la población no participó. Pero no es negativo, por cuanto aumentó levemente la participación electoral".
El peso de la crisis de legitimación
Félix Aguirre, sociólogo y doctor en Ciencias Políticas, profesor de la Escuela de Sociología de la Universidad de Valparaíso, enfoca el
desde factores generacionales hasta la calidad de la oferta de los partidos y la crisis de representación forman parte de las interpretaciones sobre la elevada ABSTENCIÓN ELECTORAL.
Rosa Zamora Cabrera
rosa.zamora@mercuriovalpo.cl