Resquicios judiciales y sociedad acorralada
El caso del homicida de playa El Sol demuestra la ingenuidad de un sistema garantista individual que deja desprotegida a la sociedad. Está promulgada una nueva Ley de Armas. ¿Será lo suficientemente eficaz como para frenar la ola delictual donde las armas de fuego se han convertido en un instrumento de uso cada vez más frecuente?
El autor del homicidio registrado el domingo de la semana pasada en la playa El Sol, sector avenida San Martín de Viña del Mar, resultó ser un delincuente que gozaba del beneficio de "libertad vigilada intensiva" cuando estaba condenado por un delito similar.
El homicida se entregó el viernes pasado y quedó en prisión preventiva, pese a que su defensa pedía arresto domiciliario. Estaba condenado por un hecho también perpetrado mediante el uso de armas de fuego.
Se debe recordar que ocurrido el caso ese domingo, en la madrugada del lunes la Brigada de Homicidios de la PDI logró dar con la identidad del criminal pero, según informó ese mismo día el fiscal Juan Sebastián de la Fuente "al estar fuera de flagrancia" se debía solicitar una orden de detención y así llevar al acusado al tribunal.
Confusa situación pues pasaron los días, el homicida plenamente identificado seguía en libertad y ya, generosamente, el viernes pasado decidió entregarse. ¿Qué hizo durante todos esos días? ¿Qué pasó con el arma usada por el criminal y dónde la había obtenido?
Y, la interrogante lógica ¿por qué un homicida gozaba del privilegio de libertad vigilada cuando se sabe que el sistema no tiene medios para ejercer esa vigilancia sobre los beneficiados?
La libertad vigilada o el indulto -tema de moda- tienen beneficios individuales para condenados o imputados, pero suponen un riesgo para la sociedad en su conjunto como quedó de manifiesto en este caso concreto.
El sistema garantista actual también aparece dando ventajas al culpables, como se ve en este caso en que era necesario obtener una orden de detención para proceder a la captura. Mientras, la sociedad seguía en riesgo pues andaba suelto un criminal armado que disponía de todas las facilidades para darse a la fuga o perpetrar otros ilícitos.
Pero como la violencia no cede, el viernes pasado un individuo con antecedentes penales fue atacado a tiros en su departamento en el sector Villa Arauco, parte alta de Viña del Mar. Atendido en Servicio de Urgencia del hospital Gustavo Fricke e interrogado sobre los agresores se negó a informar, lo que abre la posibilidad cierta de un ajuste de cuentas propio del hampa quizás con qué resultados para los involucrados y para la población en general. Y otra agresión armada ocurrió en el entorno del Casino.
Drogas, disputas territoriales de ambulantes o lo que sea, la delincuencia armada se apodera de nuestras ciudades mientras los resquicios judiciales amparan a los criminales y la sociedad aparece acorralada.
Está promulgada una nueva Ley de Armas. ¿Será lo suficientemente eficaz como para frenar la actual ola delictual donde las armas de fuego se han convertido en un instrumento de uso frecuente? ¿Habrá voluntad política de hacerla cumplir?