Un interesante debate virtual se llevó a cabo ayer bajo el título "Viña del Mar, la ciudad que imaginamos", el cual contó con la participación de la consejera regional y hasta hace algunas semanas encargada nacional territorial del Presidente electo Gabriel Boric, Nataly Campusano; el presidente de la Cámara Regional de Comercio de Valparaíso, José Pakomio; y el gerente de desarrollo de la Inmobiliaria Las Salinas, Esteban Undurraga.

Luego de una aguda introducción a la ciudad en cuestión por parte de Pakomio, quien identificó diversas virtudes y también falencias en el presente de ésta, el presidente gremial reconoció que la historia y las reglas cambiaron desde el anuncio de una nueva Constitución y la elección del Presidente Boric, por lo que solo un diálogo virtuoso entre el Estado, los privados y la población debiese ser el camino para los avances que la Región necesita en términos ambientales, turísticos, sociales, económicos y otros.

La core Campusano, por su parte, puso énfasis en la evidente falta de planificación y la imperiosa necesidad de un diálogo intercomunal que, pese a que los cinco alcaldes del Gran Valparaíso y el propio gobernador regional tienen una marcada afinidad ideológica, aún no se ha dado. Asimismo, continuó la joven integrante del Frente Amplio, tampoco la urgencia de soluciones puede esperar los tiempos de los Planes Regionales de Ordenamiento Territorial (Prot) o el tantas veces manoseado Plan Regulador Metropolitano de Valparaíso (Premval). Punto aparte sobre la priorización que debe dársele a la puesta en marcha del Aeropuerto de Concón o al sueño del tren rápido a Santiago, cuyos efectos dinamizarían considerablemente la atracción de turismo y recursos a la zona ("Nuestro gran crucero está en Santiago", dijo Campusano con entusiasta lucidez).

Undurraga, por su parte, apuesta por un diálogo que hasta el minuto no se ha dado sobre diversas propuestas de desarrollo para la ciudad, ahondando en la creación de diversos centros urbanos que permitan una distribución equitativa y sustentable de los espacios urbanos, hoy tan marcados por el plan de la ciudad como casi exclusivo centro de intercambio, atención, sociabilización y trámites.

Si bien la nueva generación que hoy está en el poder nos demostró lo insensato de los paradigmas de antaño, también se apoya en sensibilidades propias que deben ser tomadas en cuenta. En tiempos en que ya el Presidente electo ha dado muestras de una clara apertura al diálogo y que en Valparaíso el alcalde Jorge Sharp ha abierto puertas antes impensadas sobre la expansión portuaria y el trabajo patrimonial con privados, debiera ser hora de que diversos proyectos viñamarinos (Salinas, el Paseo Mirador de Agua Santa y otros) sean escuchados por las autoridades. Solo un debate abierto y transparente podrá definir su futuro.

El escenario vivido recientemente producto de la erupción en aguas del Pacífico no es el 27/F. Por mucho que lo comparemos, estamos hablando de una erupción en la isla Tonga, en Oceanía, donde su actividad volcánica submarina provocó movimientos de masas de agua que repercutieron en el Pacífico como tsunamis. De tal modo que el sistema más robusto que tiene Chile hoy, con comunicaciones a centros especializados, un sistema de alerta a través de los celulares y una red de comunicaciones redundantes, municipios mejor preparados y, obviamente, una Onemi e instituciones que la integran cohesionadas, muestra un escenario, sin lugar a dudas, más fuerte de lo que fue el 27/F.

Sin embargo, estamos hablando de un evento de día, con un espacio de reacción más amplio desde la erupción en Tonga y la posibilidad de tsunamis en Chile. No obstante, cuando se afirma que la gente de los sectores alertados ha ensayado, habrá que aclarar que estamos en verano y mucha de la gente que vivió esta emergencia no es de la localidad ni ha ensayado, simplemente siguió las instrucciones y el movimiento normal de un aviso como este. Adicionalmente, nuestro país, al ser tan angosto, permite que gran cantidad de veraneantes asista y visite el borde costero por el día, lo que no deja de ser un tema (pues su casa está alejada varios kilómetros del borde costero). Esto no fue de noche mientras la gente dormía, o en un día de semana con niños en los colegios y gente mayoritariamente trabajando.

Mucha gente al escuchar las sirenas no sabía qué pasaba, se veía mucha gente cargando bolsos y huyendo de la playa hacia sectores altos. Algunos protegieron sus automóviles, lo que produjo atochamientos. En condiciones más extremas esto produciría situaciones más graves y pérdidas. Hubo escenarios donde se evacuó residencias sanitarias que están ubicadas en zonas de inundación, así como lo están aún instalaciones críticas, de salud, de orden, municipalidades, bomberos, etc.

También hubo mucha gente grabando los eventos desde el borde playa o de las casas y edificios en el borde costero, lo que indica que la lección está aprendida a medias, por cuanto la evacuación es para aquellas que están en la playa y los que están próximos a la playa, y cuando se señala cota 30 es que todos deben subir a la parte alta.

En un país en que la televisión informa al extremo norte o al extremo sur de un choque que está sucediendo en Las Condes, comete el error de informar indiscriminadamente diferentes niveles de alarma y precaución de diferentes lugares, que para una persona que huye de un lugar específico y está alterada solo sirve para confundirla. Aún falta un canal oficial, una radio oficial para informar correctamente que está pasando y medios locales con comunicaciones claras y concisas en la misma dirección.

El resultado es exitoso, pero necesitamos trabajar estos detalles y otros para escenarios más agudos como el 27/F, y trabajar la inclusión de estos temas en la educación chilena, en la educación básica, media y superior, por cuanto es la única forma que estos temas sean parte de nuestra cultura y educación.