Viña, el Arca de Noé y la Ley de la Selva
Tiroteos a día claro, ambulantes que se reproducen comogremlinsy cero gestión que mostrar. ¿Puede todo ser culpa de la familia Martínez o de Carabineros?
Dice la alcaldesa Macarena Ripamonti, a través de un hilo de Twitter, que es como suele comunicar lo que le parece importante (también hace lives en Instagram), que su municipio "de los cuidados" entendió el problema de la seguridad "desde el día uno". De esta manera, según precisa en el mencionado hilo, el cual obviamente no tiene derecho a contrapreguntas y que nadie puede garantizar que lo haya escrito ella, transparentaron públicamente la inexistencia de cámaras en la comuna o que éstas no funcionaban hace décadas. Ergo, todo era culpa de la administración anterior, Reginato & Manam.
Dicho eso, enumera Ripamonti, 1) se ejecutó un proyecto de Calle Segura de la Subsecretaría de Prevención del Delito, que contempla 30 cámaras y que hoy tiene un 82% de avance de instalación, 2) se levantó una licitación pública de 122 cámaras, que hoy está en proceso de instalación; 3) se reforzaron patrullajes preventivos, contratando personal por ley balneario (sic) para colaborar en la prevención situacional del delito; 4) se operativizaron drones para el sobrevuelo de zonas críticas, con el mismo objeto: coadyuvar a las policías (se encontró a un adulto mayor en octubre, precisa; sin detallar que el caballero estaba muerto); 5) se levantó el plan comunal de seguridad pública, el que no existía y por el cual la administración anterior recibió cientos de millones de pesos (adjunta emoji de mujer encogiendo los hombros); 6) se realizaron 24 mesas barriales de seguridad pública con todos los barrios de la ciudad (¿hay 24 barrios en la ciudad? Bueno saberlo); 7) se ejecutaron 79 alarmas y 865 pulsadores en el programa de barrio protegido de la SPD para comerciantes y mipyme (avísenle a Rodrigo Rozas, que no se ha enterado); 8) se levantó un protocolo conjunto (comunidad, policías y municipio) para evitar tomas de terrenos municipales (los privados que se las arreglen solos); y 9) dice que podría continuar enumerando el trabajo en seguridad que como institución municipal realizan 24/7, pero para qué.
Luego de abusar del verbo levantar y de dar cuenta de lo agotados que deben estar después de tanto trabajo (de hecho, el administrador municipal está con licencia por estrés), Ripamonti dirige sus dardos al delegado presidencial Jorge Martínez Durán, Carabineros y el concejal Jorge Martínez Arroyo, hijo del primero: "Las autoridades civiles responsables de la seguridad y policías han sido absolutamente incapaces de establecer prioridades para la acción conjunta en la Región. Me refiero directamente al delegado presidencial (...) Carabineros, con quienes hemos formado un trabajo en conjunto y cordial de 24/7, nos comentan la falta de dotación, la que en Viña, está -30%. Nuestra comuna es balneario, y recibe una población flotante al día, de más de 65.000 personas. Eso es abandono", dice junto con mencionar los consejos comunales de Seguridad Pública, a los cuales jamás habría asistido Jorge Martínez Arroyo, quien en estas mismas páginas la acusó de no asistir a las reuniones STOP.
Cuento corto, en solo seis meses Viña del Mar ya no tiene Festival, Fuegos Artificiales, conciertos de verano, calle Valparaíso ni borde costero, hoy propiedad de los ambulantes, y hay bastantes probabilidades de que te baleen a día claro en el plan de la ciudad, en la cual -como decía Nicanor Parra- ya no se respeta ni la Ley de la Selva.
La cantinela de que todo es culpa de la administración anterior ya es casi un pirateo, por cuanto el copyright es propiedad del alcalde de la comuna de al lado. El problema hoy ya no puede ser Reginato, la familia Martínez (y eso que no deben ni conocer a la señora Carolina Arroyo) o Carabineros. El problema es de gestión y, como se dice en buen chileno, de hacer la pega. Por algo al municipio de Viña del Mar le llaman "el Arca de Noé": todos entraron con su pareja y el Diluvio Universal es, obviamente, problema de otros.