"El valor agregado para el ciudadano de a pie es dudoso, ni hay tendencias de mayor autonomía"
Con el trabajo que está haciendo la Convención, hay altas posibilidades de que nuestro país vuelva a dividirse política y administrativamente, con la creación de dos nuevas regiones, hasta llegar a la decimoctava. Fue rotundo el éxito, al interior de la Comisión de Forma de Estado, de la iniciativa popular de norma que busca otorgarle vida regional a las actuales provincias de Chiloé y Aconcagua, argumentando razones identitarias y descentralizadoras. Se habla de dejar de ser el "patio trasero" de los centros urbanos regionales.
Uno de los líderes de la iniciativa, el convencional por el Distrito 6, Claudio Gómez, plantea que si Arica, Parinacota, Valdivia y Ñuble fueron capaces de autogestionarse, por qué no lo podrá hacer un territorio con identidad propia, y muy distinta a la costa de Valparaíso, como es el Valle del Aconcagua. Como participante activo de la Corporación Aconcagua Región, Gómez está seguro de que los beneficios están garantizados, tanto para la región madre, es decir, la que se queda, como también para la provincia que se marcha.
Se trata de un fundamento con el que no está de acuerdo el director del Centro de Políticas Públicas de la Universidad Católica de Chile, Ignacio Irarrázaval. Hasta el momento, dice, nadie ha estudiado lo suficientemente este tema como para proyectar el éxito de un proceso de atomización regional.
Si hay algún tipo de éxito económico, será más bien escaso y no para el conjunto de los habitantes del territorio que se separa. Si la economía llega a mejorar, es por la maquinaria burocrática que se construye, subraya.
- ¿Los procesos de escisión político-administrativa terminan favoreciendo los indicadores económicos de las nuevas regiones?
- Es que no tenemos mucha evidencia dura sobre eso. Lo que hay es un estudio de la Subdere que evalúa ciertos indicadores de desarrollo territorial para las regiones de Arica y Parinacota y de Los Ríos, respecto de sus regiones madre, Tarapacá y Los Lagos. Se analizan indicadores demográficos, de condición socioeconómica, economía regional, de conectividad, etc. El resultado al que llegan es que, prácticamente, en ninguna de esas dimensiones se registran cambios significativos y si los hay, estos no pueden ser atribuidos a la creación de una nueva región.
- En definitiva, ¿hay algún beneficio?
- Si lo hay, tiene que ver más bien con la creación de empleo. Con cada una de estas nuevas divisiones se crean entre 80 y 120 empleos nuevos, solamente en el gobierno regional. A eso hay que agregarle el triple de funcionarios asociados a las seremías y a otros servicios que se asientan en las capitales regionales. Si sumamos todos esos sueldos en una ciudad como San Felipe, es claro que producirán un beneficio para la economía.
- ¿Y más autonomía?
- En general, sobre estos procesos puedo decir que el valor agregado para el ciudadano de a pie es dudoso, ni tampoco queda muy claro que haya tendencias de mayor autonomía y decisión en las regiones hijas, respecto de la que tenían previamente. Aun así, puede haber algún indicador de carácter subjetivo positivo. En el caso de Osorno y Valdivia o entre Iquique y Arica, siempre hubo tendencias conflictivas o de excesiva competencia, que se acabaron con la división de la región.
- Los promotores de la iniciativa argumentan que, al convertirse en región, las provincias de Ñuble doblaron su presupuesto.
- Tendría que verificar esas cifras porque el grueso de los fondos regionales viene por el Fondo Nacional de Desarrollo Regional, que tiene una única fórmula de distribución. Entonces, una región nueva implica la misma torta repartida en más tajadas. Si antes esos fondos se dividían en trece regiones, ahora lo hace en dieciséis y más adelante puede que en dieciocho.
- ¿Habrá perjuicios para lo que quede de Valparaíso?
- A una región madre como Valparaíso le tocará una tajada más chica de la torta. Así que por supuesto que esto tendrá consecuencias para la región madre.
- ¿Hay alternativas que fortalezcan a las provincias que se sienten excluidas, sin caer en procesos de fragmentación?
- Claro que hay formas de fortalecer las provincias sin tener que caer en un proceso de atomización regional. Hay, por ejemplo, una ley de asociatividad municipal. Nadie impide que los municipios de la cuenca de Aconcagua se reúnan entre sí, hay consejeros regionales, y entre todos tienen la capacidad de formar un frente común para resolver los problemas comunes. La creación de toda esta burocracia no necesariamente viene acompañada de mayores recursos.
- De sus planteamientos se entiende que muchas veces las luchas por emancipación regional carecen de fundamentos objetivos.
- Hay una brecha importante entre las personas que están en cargos de representación popular versus los que estamos analizando estos temas. En el mundo de la academia hay, incluso, algunos que sugieren la conformación de macrorregiones. Por eso sería bueno que de este debate planteado por la Convención, saliera una definición conceptual de región. Qué características tiene como territorio. ¿Debe tener una cultura o un historial en común? Ojalá puedan demostrar que, con la situación actual, es inviable que la Provincia de Aconcagua logre sus objetivos siendo parte de Valparaíso. Hasta ahora, lo que veo es que esto es más bien un anhelo político.
- ¿El argumento identitario es realmente válido a la hora de entender la separación de Aconcagua?
- Como nuestro país siempre ha sido unitario y bastante centralizado, no creo que la cultura de Los Andes sea tan distinta a la de Villa Alemana. Hablan el mismo idioma, tienen más o menos los mismos intereses y comparten una población cuya búsqueda es que la representación del Estado en los territorios, representado en la región y los municipios, le resuelvan los problemas. Ese es el gran anhelo de los habitantes de Valparaíso y de Aconcagua, y la verdad es que no sé si eso logra creando nuevas regiones.
"A una región madre como Valparaíso le tocará una tajada más chica de la torta, (…) por supuesto que esto tendrá consecuencias para la región madre".