Nubarrones en la economía y empleo
Responsabilidad es el concepto que debe dominar en el nuevo Gobierno ante la incertidumbre internacional y una creciente inflación. Pese a las mejores cifras actuales de ocupación, es posible que la situación futura frene la inversión y disminuyan los empleos formales, incentivándose la informalidad, sin contratos y sin previsión.
La inflación y la guerra en Europa, que rebasa los límites continentales, son los nubarrones que acompañan la llegada del nuevo Gobierno. La inflación en gran medida está condicionada por el alza del petróleo gatillada, a su vez, por el conflicto internacional y sus consecuencias en los mercados del crudo. Chile es gran importador de combustible y los mayores costos presionan todo el mercado interno como factor decisivo en el transporte de personas y bienes.
Alejandro Corvalán, conocido economista, académico de la Universidad de Viña del Mar, sostiene que "solo el alza de los combustibles puede impactar negativamente en 0,5 puntos el crecimiento del PIB y, además, ya en este mes la inflación anualizada es superior al 8%". Y advierte que si el conflicto persiste, puede que la inflación alcance los dos dígitos. Pero alerta también el economista que, más allá de la inflación, está la amenaza de un bajo crecimiento, lo que supone un negativo impacto en el empleo.
Por su parte, el economista Juan Luis Correa, de la Universidad Andrés Bello, junto con considerar los precios elevados de los commodities y de los productos y servicios, prevé "costos de los créditos mucho más elevados, como los hipotecarios". Advierte sobre la importancia del manejo que haga el Banco Central de las tasas de interés y afirma que "si hay un aumento significativo en las tasas, vamos a tener inflación más un estancamiento económico, lo que va a tener un resultado negativo en el empleo".
Correa plantea, además, la interrogante sobre los alcances de la reforma tributaria anunciada por el Gobierno de Boric, en tanto que Corvalán espera que Hacienda, con su titular Mario Marcel, esté preparando un paquete de medidas reactivadoras.
De cualquier modo, con realismo se debe asumir que para el nuevo Gobierno hay factores inmanejables, que son aquellos condicionados por la situación política y económica internacional. Por otra parte, el manejo de la economía se verá sin duda presionado por las expectativas generadas por la llegada a La Moneda de un Gobierno formado por grupos que busquen incentivar el gasto público.
Por los factores anotados, pese a las mejores cifras actuales de ocupación, es posible que la situación futura frene la inversión y disminuyan los empleos formales, incentivándose la informalidad, sin contratos y sin previsión. También puede ser un factor complejo en estos momentos la propuesta de una jornada laboral de 40 horas.
Ante un cuadro futuro negativo, con posibilidades de maniobra limitadas debido a la convulsionada situación internacional, el llamado general es a la responsabilidad económica y política. En ese aspecto, la Convención Constitucional no puede pasar por alto la complejidad del momento y crear expectativas que, finalmente, se queden el papel y sean un factor más de inestabilidad.