"En ningún país que sea unicameral ocurren los males que dice la derecha"
Nueve diputados de la Región de Valparaíso vivieron el pasado lunes su sesión de despedida del Congreso Nacional. Ya sea por cumplir el límite a la reelección, o bien por perder su escaño frente a las nuevas generaciones, son varias las caras que se alejarán del mapa de la política regional.
En el caso del histórico representante de la región interior en el Congreso y militante del Partido Socialista, Marcelo Schilling, le toca abandonar su escaño por límites a la reelección, luego de tres periodos consecutivos. A sus 72 años, todavía no piensa dejar la política: mantiene una opinión activa sobre el trabajo de la Convención, es crítico con la derecha y tiene un diagnóstico interesante sobre el rol de los trabajadores en el PS del mañana. Sobre se futuro político, tiene claro que está en manos del partido.
- Cumplió el límite de reelecciones. ¿Quedó satisfecho con sus tres periodos como diputado?
- Fui el principal impulsor de la limitación a las reelecciones, así que no puedo sino irme satisfecho de que la norma también aplique para mí. Asistí a todas sesiones en que me tocó estar, en estos tres periodos y un año en los que fui diputado. Hay que recordar que llegué al Parlamento por una circunstancia desgraciada: la muerte de Juan Bustos. Fui su remplazante, por eso es que tengo trece años en el Congreso. Sobre mi labor como diputado, espero haber cumplido, pero es la ciudadanía es la que debe pronunciarse, no yo.
- ¿Qué proyectos dejó y se le vienen a la mente?
- Presenté muchos que quedaron a medio camino. Por ejemplo, uno para instituir el plebiscito y otro para convertir al Congreso en uno de tipo unicameral, con las gradualidades necesarias y las medidas adecuadas para no entorpecer la labor legislativa del Parlamento. Presenté proyectos contra el anatocismo, que es el cobro de intereses sobre intereses. Sin embargo, el más importante, que se aprobó transversalmente en la Cámara de Diputados por un apoyo casi unánime, fue el de la tipificación de nuevos delitos económicos y ambientales, que ahora tiene que ser aprobado por el Senado.
- El futuro modelo parlamentario es algo que se ha discutido bastante en la Convención. ¿Usted es de los que apunta al unicameralismo?
- Diseñé un proyecto de ley que apuntaba a que el trámite legislativo fuera en una sola cámara o, al menos, eso era lo más relevante de la propuesta. Era una iniciativa que buscaba mejorar la velocidad de respuesta a problemas que son muy cambiantes y que requieren oportunidades inmediatas ¿Eso se puede resolver con dos cámaras? Sí, se podría, dejando el trámite legislativo de todo lo simple en una sola cámara, mientras que lo más complejo, como las reformas constitucionales o del aparato estatal, podrían contar con concurso y la opinión de las dos cámaras. Claro que algo así requiere de un periodo de transición, de manera de agotar los mandatos electorales para no suscitar vacíos ni convulsiones que son completamente innecesarias.
- Esa fue la idea inicial de la Convención. Sin embargo, recibió críticas transversales, desde la derecha hasta la centroizquierda
- Bueno, hay muchos ejemplos de modelos unicamerales exitosos. Francia es un país unicameral, al margen de que tiene un Senado que es decorativo y representa a las regiones. Inglaterra tiene un sistema unicameral, donde legisla la Cámara de los Comunes, no la de los Lores. España, por su parte, también tiene un Senado que es de carácter territorial y donde la Cámara de Diputados es la que manda. En ninguno de esos países unicamerales se producen todos los males de los que habla la derecha.
- El principal argumento en contra tiene que ver con la concentración del poder y la falta de contrapesos.
- ¿Por qué no alegan en contra de la concentración económica y del maridaje inmoral entre las empresas privadas y los medios de comunicación? Además, la concentración unicameral no es más que un supuesto. Nada de eso está comprobado. La derecha tiene que aprender a dialogar, razonar y construir argumentos que, de verdad, tengan que ver con la realidad y no con sus fantasmas.
- ¿Cómo ve el trabajo que se está haciendo en la Convención?
- Espero que cumplan con las expectativas que el pueblo de Chile, con una abrumadora mayoría del 80%, les entregó. De verdad, espero que le cumplan a la ciudadanía.
- ¿Cómo proyecta el futuro del Partido Socialista ahora que estará en el nuevo gobierno?
- Como partido seguimos respondiendo a una necesidad, que tiene que ver con la defensa de la democracia, de las libertades y de la justicia social, con un rol preponderante de los trabajadores, tanto en el aparato productivo como en la vida política. Eso sí, me preocupa que nada de eso esté asegurado con el futuro de la inteligencia artificial. De ahí que hoy día estén amenazados muchos puestos de trabajo, como fuente de socialización e integración.
- ¿Y sobre su futuro al interior del Partido Socialista?
- Sobre el Partido Socialista puedo decir que si soy necesario, seré necesario; si no lo soy, no lo seré y punto.
"Sobre el Partido Socialista puedo decir que si soy necesario, seré necesario; si no lo soy, no lo seré y punto".